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- 28/07/2023 00:00
'Panamá Posible'
Los años pasan y los problemas que aquejan al panameño se profundizan, pasan Gobiernos y la misma retórica de siempre, que “te vamos a solucionar tus problemas”, se escucha en todos los medios y ahora en las redes sociales. El agua como producto vital para todos, comienza a escasear, un desordenado crecimiento ahora deja a quien tenía la suerte de tener agua, a necesitarla. Pasan millones en presupuestos y no han sido capaces de adoptar una política pública de dotar agua a todos los hogares panameños, incluidas las áreas de difícil acceso.
Las fuentes de empleo cada vez son más escasas, mientras nos jactamos de tener un producto interno bruto alto. Nuestros jóvenes no encuentran empleos dignos y son desplazados por mano barata y explotada de extranjeros, quienes, por necesidad, migran de sus países. La pandemia, esa de la que tanto se ufana el Gobierno, nos dejó medio quebrados y nos desnudó ante el mundo, al no tener cómo enfrentar el problema de cierres de empresas y la recuperación de las plazas de trabajo perdidas.
Los medicamentos por las nubes y la mafia de las farmacéuticas y laboratorios se siguen frotando las manos. Los panameños no encuentran sus medicamentos, que el Estado tiene la obligación de proveerles y los asegurados, que pagan por dichos medicamento y atención digna, son tratados como de cuarta categoría. La Caja sucumbe ante la enorme burocracia de la entidad, planillas que superan más de 35 mil personas, de las cuales casi un 70 % es planilla administrativa y de esos un 30 % innecesarias o con dualidades de cargo.
La seguridad ausente, los niveles de incautación de drogas son sinónimos de más bandas delincuenciales, que se han tomado el país, han infiltrado a los componentes de seguridad y se toman lo barrios humildes, donde la ronda policial no llega. Hace falta mano fuerte, castigos ejemplares y sobre todo, dar la seguridad legal a nuestras unidades de que el que capturan no lo van a soltar al día siguiente, para que se les ría en la cara.
La corrupción rampante, los sobreprecios, el juegavivo por medio de contrataciones directas, concesiones portuarias y mineras donde el Estado siempre pierde. Todos esos factores han puesto a Panamá en un nivel de endeudamiento absurdo, que muchas generaciones tendrán que pagar. Todo por esa falta de certeza de castigo, del padrinazgo y del silencio cómplice de autoridades de investigación y juzgamiento.
Todos estos son males de antaño, que, con una nueva visión y liderazgo, se pueden ir solucionando. No es cuestión de días ni de meses, pero sí de voluntad inmediata para hacerlo posible. La lucha contra ese clientelismo y dependencia al aparato gubernamental debe acabar, pero acompañada de políticas públicas racionales y coherentes, que miren cómo proveen de un empleo al necesitado, más allá de un bono o una bolsa de comida. Es darles la cara a los problemas y asumir responsabilidades.
Rehacer a Panamá es Posible, con el concurso de todos, sin miramientos políticos, ideológicos o de intereses, donde impere la unidad nacional y el sacrificio de todos los sectores. Panamá es y será siempre un país de referencia mundial, pero necesita un lavado, no solo de cara, sino de cuerpo entero, para presentarnos como una nación que quiere salir adelante, que busca atraer la inversión extranjera con seguridad jurídica en ambos lados, donde las riquezas permeen hacia las clases menos favorecidas.
Panamá Posible va en esa ruta, enmarcado en llamar a todos los sectores a que, deponiendo antagonismos y recriminaciones diarias, que nos hacen menos empáticos frente a los problemas por resolver. Panamá Posible es querer hacer patria y buscar a las mejores personas que quieran dar una gota de sacrificio y no llevarse un dólar de más a su bolsillo. Es dar la milla extra en la búsqueda de nuestra propia identidad y hacernos respetar en el extranjero. Y eso es la apuesta abierta que ha hecho Martín Torrijos, con el llamado a todos los que de una u otra forma quieran trabajar hombro a hombro, abrazando el pasado y reconociendo errores y defectos, pero con la mirada puesta en el futuro del país, para juntos sacarlo hacia adelante. Así veo las cosas y así las cuento.