La rebelión guna de 1925 y su impacto en la política panameña

Actualizado
  • 04/04/2021 00:00
Creado
  • 04/04/2021 00:00
Las causas inmediatas fueron la propuesta del presidente Belisario Porras (1912-16) de llevar la civilización a la región mediante un plan de acción en tres áreas: militar (la policía colonial), educativa (instalación de escuelas) y desarrollo agrícola
La rebelión guna de 1925 y su impacto en la política panameña
Rebelión de los guna

El 21 de febrero se conmemora (celebra, en el contexto guna), el 96 aniversario de la rebelión de los guna en Guna Yala, entonces conocida como San Blas. Fue un sábado de Carnaval en Panamá, debido al cual, el intendente Andrés Mojica se ausentó para estar en esas fiestas, condición que los dirigentes guna conocían bien y que les facilitó organizarse para atacar a las unidades de la policía colonial que existían en las pocas comunidades en que el Estado había logrado instalar su presencia, mas no su autoridad.

Como he narrado en mi trabajo de tesis, en la comunidad de Digir, el señor Whithaker, seguramente afroantillano, capitán del Stop Ambition, un barco de cabotaje que recorría la región intercambiando productos, pudo observar la muerte de Luis Mojica, muy cerca del muelle, pues Mojica había venido con él a una visita desde la isla de El Porvenir, sede de la intendencia en el extremo oeste y punto de entrada a la región. Luis Mojica, sobrino del intendente, estaba a cargo de la intendencia durante la ausencia de su tío y jefe. Según Whithaker, le preguntaron desde el muelle que cuándo eran los carnavales. Y él contestó que hoy y que ya era la hora (por la tarde), a lo que le indicaron que ellos también empezarían. Eventos similares ocurrieron en distintas islas donde estaban las autoridades policiales y algún otro funcionario de gobierno.

República de Tule

Los sucesos dieron inicio a la llamada revolución de los guna y la formación de la República de Tule, la cual duró pocos días, con aproximadamente 13 muertos, según una nota periodística tardía. Su impacto internacional atrajo el interés de Erland Nordenskiold, antropólogo sueco, cuya visita en 1927, breve pero intensiva, produjo el primer estudio etnográfico y etnohistórico de este grupo.

Las causas son mejor conocidas ahora, gracias a los trabajos de investigadores como James Howe, mi persona, e intelectuales guna. Se pueden sintetizar en eventos que se desarrollaron a partir de la política de Estado de ejecutar un programa de incorporación cultural de los guna, sociedad conocida históricamente como resistente al control de extraños, hispanos, colombianos, panameños o europeos. En otras palabras, los guna mantuvieron un estado de autonomía de hecho aún desde la colonia al controlar los territorios que ocupaban.

Las causas inmediatas fueron la propuesta del presidente Belisario Porras (1912-16) de llevar la civilización a la región mediante un plan de acción en tres áreas: militar (la policía colonial), educativa (instalación de escuelas) y desarrollo agrícola, consistente en la introducción de las llamadas colonias agrícolas, pensadas para traer inmigrantes europeos que se instalaran en la región y en otras partes del país, pero que terminó siendo un programa de concesiones a empresas subsidiarias de las bananeras. El proceso provocó preocupación y resistencia entre los guna. La combinación de imposición de cambios en la sociedad, como prohibición de las fiestas de pubertad de las jóvenes, el uso de la ropa femenina y sus ajuares, incluyendo el robo, la imposición de prácticas de limpieza en los poblados (tema de sanidad bajo presión de los estadounidenses en la Zona del Canal), condujeron a una escalada de conflictos y enfrentamientos en varias comunidades entre 1918 y 1923 hasta la rebelión de 1925, con muertos de ambos lados.

La paz se gestionó con la participación del jefe de la legación estadounidense, J. Glover South, entre la comunidad de Ailigandí y el barco Cleveland, refugio de Richard Marsh, estadounidense y uno de los actores principales de los sucesos, redactor del acta de independencia de la República de Tule, con la frustración de las autoridades panameñas al no poder juzgar a Marsh y contentarse con expulsarlo simbólicamente del país.

Los impactos

A pesar de la reacción de la comunidad panameña ante los sucesos, la muerte de policías y de otras personas, los guna obtuvieron un triunfo político y de imagen al lograr que se entendiera que sus actos fueron provocados por una política equivocada del Estado, como una mala administración interna de las autoridades del Estado en la región. Algunos periódicos locales abogaron a favor de los guna como criticaron al Estado. Por su parte, los estadounidenses, aliados de los guna, gestionaron en los años subsiguientes el cumplimiento de una promesa no escrita consistente en la creación de la reserva indígena, siguiendo el modelo estadounidense, planteado por Mateo Araúz, pero también por el mismo Marsh y aún con mucha antelación por el cónsul inglés Horacio Mallet, en 1910. La ley fue aprobada en diciembre de 1930. En 1934 se aprobaron las reservas para los guna de Madugandí, en la cuenca del Bayano y las reservas de Cusapin y Tobobe y Tabasará, para los ngäbes. Y en 1938 Nele Kantule logró la aprobación de una extensión del territorio reclamado mediante una estrategia de lobby entre los partidos políticos.

Cambios en las relaciones entre políticos panameños y dirigentes guna

Un cambio de actitud de la elite política y de la dirigencia guna durante la década de 1930, favoreció entendimientos entre los políticos de ambos lados. Nele Kantule, como Simral Colman y los otros dirigentes, comenzaron a abrir espacios de negociación, que incluyó la ley como comarca (sin dejar de ser reserva indígena) en 1938, ya mencionada. También estuvo el apoyo de los estadounidenses, reflejado en la incorporación de trabajadores guna en las bases militares de la Zona del Canal en los años 30, y en las bananeras de Bocas del Toro en las décadas de 1950 y 1960. Simultáneamente, los guna fueron objeto en los planes y cortejo de los partidos políticos en las elecciones de la provincia de Colón. Así, en 1940, Juan Colman, de Ailigandí, participa en el primer congreso internacional indigenista en Patzcuaro, México, que creó el Instituto Internacional Indigenista y Panamá se compromete a crear un centro nacional similar. En 1946 es diputado suplente. En ausencia de una política formal hacia los indígenas, los políticos desarrollaron tácticas de acercamiento con los guna y estos a administrar desde su contexto, las posibles ventajas de esa relación.

El espíritu comercial de nuestros políticos debió favorecer una estrategia de negociación que otra de agresión, al menos no militar (conscientes de no tener un ejército ni una policía eficiente). Actualmente los guna han crecido demográficamente y más del 50% de su población está en las ciudades, participando en la economía y en la vida cultural desde un posicionamiento en un contexto urbano, y se han hecho sentir en muchos aspectos de la vida de la ciudad, desde hace más de 60 años. La mola, estandarte de identidad y arte guna, ha sido el vehículo de una emergente generación de buenos pintores, artistas, cineastas, actores, etc. En 2025 se cumplirá el centenario de esta rebelión y el Estado deberá abrir un espacio para que la sociedad panameña comprenda la importancia histórica de esta comunidad indígena en el horizonte amerindio latinoamericano y en la identidad pluricultural del país.

El autor es antropólogo y docente universitario
La rebelión guna de 1925 y su impacto en la política panameña

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