La distorsión de la realidad

Actualizado
  • 27/04/2024 00:00
Creado
  • 26/04/2024 19:19
El RDF es la capacidad que tiene una persona de convencerse a sí misma y a los demás a su alrededor, de que crean casi cualquier cosa con una mezcla de encanto, carisma, bravuconería, hipérboles, mercadeo, apaciguamiento y persistencia

A Steve Jobs se le conoció como uno de los más grandes genios de los negocios del siglo XX. Su determinación férrea hizo que pasara de un garaje en una zona de clase media a crear la empresa más valiosa del mundo.

Sin embargo, también se le conoció por su famosa distorsión de la realidad, pero ¿de dónde viene y qué es? En el capítulo tres de Steve Jobs, el biógrafo Walter Isaacson afirmó que, alrededor de 1972, mientras Steve asistía al Reed College, el profesor Robert Friedland le “enseñó” el campo de distorsión de la realidad.

El RDF (Reality Distortion Field) por sus siglas en inglés, es la capacidad que tiene una persona de convencerse a sí misma y a los demás a su alrededor, de que crean casi cualquier cosa con una mezcla de encanto, carisma, bravuconería, hipérboles, mercadeo, apaciguamiento y persistencia.

Se dice que Jobs distorsionaba el sentido de la proporción y la escala de dificultades de sus colaboradores, y les hacía creer que cualquier tarea imposible que tuvieran entre manos era posible. También podía utilizar el campo de distorsión de la realidad para apropiarse de las ideas de otros como si fueran suyas y, a veces, se las proponía al mismo creador solo una semana después de haberla descartado.

Si analizáramos la personalidad del fundador de Apple, su distorsión de la realidad era de hecho una característica evidente de su narcisismo, manipulación y psicopatía funcional. Solo él pensaba, solo él tenía la razón y solo él podía llevar a alguien al éxito.

¿Desea un ejemplo puntual? Durante el desarrollo de la Macintosh en 1984, Jobs pidió a Larry Kenyon, un ingeniero, que redujera el tiempo de arranque del Mac en 10 segundos. Cuando Kenyon respondió que no era posible reducir el tiempo, Steve le preguntó: “Si eso salvara la vida de una persona, ¿podrías encontrar la manera de reducir 10 segundos el tiempo de arranque?”. Kenyon respondió que sí; entonces Jobs se dirigió a una pizarra y señaló que, si 5 millones de personas perdían 10 segundos más en arrancar su computadora, la suma del tiempo de todos los usuarios equivaldría a 100 vidas humanas cada año. Unas semanas después, Kenyon volvió con un código reescrito que arrancaba 28 segundos más rápido que antes.

Bill Gates habló en una entrevista de que Steve utilizaba su campo de distorsión de la realidad para “lanzar hechizos“ a la gente. Gates se consideraba inmune al campo de distorsión de la realidad del CEO de Apple, diciendo: “Yo era como un mago menor porque él lanzaba hechizos, y yo veía a la gente hipnotizada, pero como soy un mago menor, los hechizos no funcionan conmigo”.

Ahora, usted se preguntará, amigo lector, ¿esto es exclusivo de Steve Jobs? ¡No! El término se ha extendido, con una mezcla de asombro y desprecio, a otros directivos y líderes de múltiples áreas que intentan convencer a sus empleados para que se comprometan apasionadamente con los proyectos sin tener en cuenta su dificultad global o las fuerzas competitivas del mercado. A veces se utiliza en la publicidad para vender productos que nadie necesita.

El carisma de Bill Clinton ha sido calificado como un campo de distorsión de la realidad. Otro caso es el del campeón de ajedrez Bobby Fischer, pues tenía un “aura” a su alrededor que desorientaba a otros oponentes.

El término también se ha asociado al enfoque de Donald Trump en su campaña de 2016 para la Presidencia de Estados Unidos y en su entera presidencia. Financial Times utilizó el término para describir la personalidad de Elon Musk.

Si lo vemos en la política, existen candidatos que juran tener en la bolsa al electorado y serán los ganadores inapelables en las elecciones pese a que, como consecuencia de sus actos pasados, el pueblo no solo los desprecia, se burlan en la cara y, claro, abiertamente los tachan de corruptos e ineptos.

Muchas veces esa distorsión de la realidad se acrecienta debido a que sus asesores les calientan las orejas al decirles que “llevan las de ganar y el pueblo los ama” ... puede que mientras haya galletas, gorras, paraguas, hojas de cinc, camisetas, bolsas de comida, etc. etc. que solo son curitas que intentan tapar las grandes brechas de los problemas sociales, esa distorsión de la realidad solo se haga más fuerte.

Hay políticos que como no quieren escuchar las críticas de sus estructuras de poder que perpetúan la desigualdad, injusticia u opresión, arman una distorsión de la realidad. Sin embargo, la epidemia de su ceguera revela la verdadera naturaleza de sus intenciones y más aún, queda en evidencia el cómo se aprovechan de las circunstancias para ejercer control sobre los demás.

Una característica más letal es que la distorsión de la realidad también se da en las personas que son víctimas de algún tipo de abuso físico, verbal o psicológico y, pese a sufrir constantemente, no quieren ver la raíz del problema y, como también están enfermos emocionales a consecuencia de esa relación tóxica, se responsabilizan de los actos ajenos. Lo mismo pasa con las víctimas que están alrededor de personas que consumen drogas o alcohol.

La distorsión de la realidad también la vemos en equipos de trabajo cuyas relaciones humanas son tóxicas y su líder de área es más tóxico aún. En ellos solemos escuchar frases como “el equipo está bien”, “aquí no hay problemas”, “esa es su percepción” pese a que los números (que no mienten) demuestran deficiencias, y luego, las empresas o gerentes generales, deben llamar a asesores para “salvar” lo que ya está al borde del abismo y vienen los despidos masivos y los ambientes tensos.

Recordemos esto: La ceguera muchas veces no es lo que impide ver, sino lo que impide comprender, pues la pérdida de la vista solo nos hace ciegos, pero la pérdida de la humanidad es lo que distorsiona todo nuestro entorno de dentro hacia fuera.

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