Una mezzosoprano panameña en Europa

Actualizado
  • 28/02/2013 01:00
Creado
  • 28/02/2013 01:00
PANAMÁ. Ella camina con serenidad, sin perder la elegancia y humildad. Sus anteojos Christian Dior color negro con diamantes en los bord...

PANAMÁ. Ella camina con serenidad, sin perder la elegancia y humildad. Sus anteojos Christian Dior color negro con diamantes en los bordes extremos de los aros le dan ese aire de ‘diva’. Sus ojos verdes miran amigable y su hablar entre el italiano y el español se entrelazan sin perder ese acento panameño.

Muy animada regala unos minutos para explicar cómo se inspira una cantante de ópera y su postura a la hora de subirse a un escenario.

Esa es la veragüense Aracelly Haengel, una panameña que se hizo nombre en Italia a punta de su voz y ha cantando con grandes cantantes de ópera italianos y europeos como Katia Ricciarelli con la que estudió canto, compartió su voz con Piero Cappuccilli (1929-2005), con la soprano lírico-spinto Renata Scotto y hasta tuvo un encuentro musical con el tenor de Italia Luciano Pavarotti.

A sus 68 años y con 30 años en el mundo de la ópera supo trasladar su talento en los teatros más destacados de Italia e incluso recorrió las capitales de Suiza, Austria y España, donde logró lucirse. La panameña, quien reside actualmente en la ciudad de Padua, inició su carrera como cantante de ópera en el famoso Teatro La Fenice de Venecia, lugar donde han debutado grandes voces del mundo.

Fue considerada como una de las mejores intérpretes líricas del siglo XX según la publicación del Anuario Europeo. Ha ganado premios como el concurso internacional Toti Dal Monte, como la mejor cantante Mezzosoprano, otorgado en el teatro de Treviso, Italia. También hizo interpretaciones como el papel de ‘Dorabella’ en Cosi fan tutte (Así hacen todas) de Wolfgang Amadeus Mozart (1789) y el papel de ‘Suzuky’ en Madama Butterfly de Giacomo Puccini (1898) en el teatro de Florencia.

Fue en 1997 cuando después de 30 años, la mezzosoprano Haengel vino a Panamá y cantó en el Teatro Nacional para un evento organizado por el Instituto Nacional de Cultura. Han pasado 16 años y Haengel retornó el pasado fin de semana a su tierra con varios propósitos.

La artista dijo a Ego que vino a compartir sus experiencias de canto y desea ofrecer clínicas a los estudiantes de la Escuela de Música, de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Panamá. También vino a traer las cenizas de su madre Lilia Berguido, quien falleció en 2012 en Italia y que en vida le dijo a su única hija [Aracelly] que quería ser enterrada en su tierra. Hoy a las 11:00 a.m., la artista cantará en la iglesia San Antonio de Padua en Miraflores, Betania para cumplir con la petición de su madre.

Otra de las razones que movió a Haengel a Panamá es su libro Las Alas de mi Sendero. En dicho ejemplar que está en proceso de corrección, la cantante relata sus experiencias en la ópera, tanto los momentos difíciles como los éxitos alcanzados para una panameña que a los 19 años obtuvo una beca para estudiar por siete años el Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia, y donde logró graduarse con el máximo puntaje de su promoción.

RECUERDOS FOTOGRÁFICOS

Grabados en su memoria como álbumes de fotografías, Haengel mantiene frescos esos recuerdos de su padre de origen austriaco y nacionalizado en Panamá Teodoro Haengel (q. p. d), quien fue músico y docente de la Escue la Normal de Santiago y el primer violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional. ‘Con mi padre canté a los dos años de edad y cuando crecí lo acompañaba a sus presentaciones. La cantante también recuerda su paso por el Instituto Nacional donde hizo su bachillerato en l etras. Según la artista, este lugar fue su primera escuela de canto gracias a su maestro Luis Vergara (q. p. d). ‘Cuando regresé a Panamá en 1997 y puse los pies sobre mi alma máter, no pude contenerme, lloré tanto de ver como la escuela estaba descuidada’, contó.

La mezzosoprano extraña ese rico sabor de la comida panameña, tamales, chicharrón, arroz con pollo, ceviche y el sancocho. A ahora que aprovecha su estancia en el istmo, Haengel desea ir a su natal ciudad de Santiago en la provincia de Veraguas para visitarla. ‘De seguro estará irreconocible como lo está la ciudad de Panamá’, dijo.

Aracelly Haengel tiene dos hijos y tres nietos y aún se mantiene activa en los escenarios italianos en recitales y conciertos donde es invitada. Sin embargo recalca que su anhelo es retribuir su conocimientos a los jóvenes artistas de su tierra natal.

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