‘Los sentimientos son universales’

Actualizado
  • 09/08/2013 02:00
Creado
  • 09/08/2013 02:00
PANAMÁ. Nacido en el Líbano; pero radicado en Francia desde los 17 años; Abaji se define como ‘la combinación de oriente y occidente’. M...

PANAMÁ. Nacido en el Líbano; pero radicado en Francia desde los 17 años; Abaji se define como ‘la combinación de oriente y occidente’. Más que un músico que toca aproximadamente 400 instrumentos, se le podría considerar un filósofo que envía su mensaje de unión y paz a través de la música.

Aprovechando su primera visita a Panamá, La Estrella tuvo la oportunidad de conversar con él.

—Ésta es su primera vez en Panamá, ¿cómo se ha sentido en nuestra tierra?

—Panamá es un país con muchas culturas, al igual que Líbano. Eso me hace sentir en casa. El primer día en Panamá comí en un restaurante libanés y estuve hablando en mi lengua con compatriotas; al día siguiente, fuimos a un restaurante italiano y conversábamos en italiano y así. Es maravilloso.

— Va compartir escenario con músicos panameños, ¿por qué una persona que se puede considerar un ‘hombre orquesta’ por sí mismo busca a otros músicos?

—Cuando viajo, me gusta conocer músicos de otras culturas. En esta ocasión voy a tocar con Sebastián Garzón (percusionista) y Graciela Núñez (violinista). Origi nalmente iban a ser 2 canciones; pero ya vamos por 6 piezas, me van a acompañar durante la mitad del concierto. Hemos tenido excelente química. Aún cuando toquen alguna pieza de mi autoría o toquen un instrumento que yo domino, ellos le van a poner un elemento diferente, va a tener algo de la cultura de Panamá— dice Abaji.

—¿Cómo empezó esto de tocar muchos instrumentos a la ves?

—Yo no sé—dice Abaji entre risas— Nunca me imaginé que lo pudiera hacer. A los 11 comencé con la guitarra, a los 20 empecé con la percusión brasileña. Ya a los 34 ó 35 un amigo me regaló su clarinete y de ahí pasé al saxofón, a la tuba y así. Jamás pensé que pudiera tocar varias cosas a la vez, empezó como curiosidad. Yo amo los instrumentos y sé que cualquier instrumento que interprete, tocará mi música. No importa de dónde sea y cómo suene. Eso es quizás porque los instrumentos son mis amigos. Es como tener una conversación con el instrumento: él me dice cosas, yo le digo cosas. Es algo que simplemente ocurre.

—¿Cada vez que pasa por un país se lleva un instrumento nuevo?

—Siem pre que viajo me llevo diez instrumentos, eso es lo que uso en un sólo concierto; pero cuando vuelvo a casa, regreso con 11 ó 12, hasta 15. Yo tengo 400 instrumentos diferentes en casa y cuando mi esposa ve que traigo más me dice: ‘Ya no hay espacio para ponerlos’— confiesa el libanés entre risas.

—¿Hay similitudes entre la música árabe y la música que ha escuchado en América?

—Mucho más de lo que tú crees. Toda la música del mundo tiene un tronco en común. India y Persia (actual Irán) son la cuna de la música. De ahí pasaron a los países árabes; quienes llevaron esos sonidos a España, los cuales, al final, los trajeron a América.

—¿Al final todo es un tronco en común?

—¡Claro! Eso es lo que quiero expresar, todos somos una gran familia y no sólo en la música sino en todo.

—Usted utiliza la música para enviar un mensaje de paz...

—Por supuesto, toda la música debería ser paz. No puedo imaginar que la música mande un mensaje que diga ‘¡Guerra!’. Pasan muchas cosas en el mundo, nos lastimamos los unos a los otros, muchas veces los políticos hacen mala la política; pero no por eso nos podemos quedar mirando. Hay que hacer cosas (para mejorar al mundo) yo hago algo pequeño: hago música.

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