Adictos a la gloria

Actualizado
  • 11/04/2010 02:00
Creado
  • 11/04/2010 02:00
“Ya no tengo la fuerza mental que me empuja a batir récords", dijo Michael Schumacher, quizás el mejor piloto de la historia, días despu...

“Ya no tengo la fuerza mental que me empuja a batir récords", dijo Michael Schumacher, quizás el mejor piloto de la historia, días después de su retiro de la Fórmula 1. "Al final me preguntaba a mí mismo: ′¿Para qué sigues exigiéndote si preferirías estar con tu familia?′".

Han pasado tres años desde que el siete veces campeón se bajó "para siempre" de su monoplaza. Tres años en que la categoría se ha renovado con automovilistas a los que el alemán, de 41 años, prácticamente dobla en edad. Pero ′Schumi′ extrañó tanto las pistas que, a finales de 2009, anunció su regreso con la escudería Mercedes Grand Prix para la temporada que arrancó a mediados de marzo. Y aunque el piloto dice estar en forma para alcanzar su octavo título, carga con el fantasma de otros ′monstruos′ del deporte que volvieron a las competencias ya veteranos y fracasaron en su intento por repetir los logros de antaño.

Uno de los casos más escandalosos fue el del tenista sueco Björn Borg, quien se retiró a los 26 años con una casa en Montecarlo, una isla en la costa de su país y unas estadísticas monumentales: estuvo más de 100 semanas en lo más alto del ranking, ganó el 90 % de los partidos que jugó en torneos de Grand Slam, comparte con Roger Federer el récord de más títulos de Wimbledon: cinco, y es todavía el jugador que más veces ha ganado el Abierto de Francia: seis.

Con un juego agresivo y un revés a dos manos poco común en la época, el ′Hombre de Hielo′ parecía invencible a finales de los años setenta. Pero en 1981 perdió las finales de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos contra John McEnroe y se desmoronó. Decidió retirarse. No se resignaba a ser el número dos. Luego se casó, se separó, montó una exitosa fábrica de ropa y, según dijo, quebró. En ese momento la prensa estaba repleta de rumores -que él siempre negó- de su adicción a las drogas y sus intentos de suicidio. Fue entonces cuando tomó la pésima decisión de regresar a las canchas fuera de forma y con su vieja raqueta de madera, cuando todos los profesionales ya usaban las de grafito. Entre 1991 y 1993 perdió los 12 partidos que disputó. Entonces recapacitó, entró al circuito de veteranos y compró una raqueta moderna. "Sabía que no estaba jugando bien. No puedo explicarlo. Sólo quería jugar tenis", diría ya cincuentón al periódico británico The Observer. "Fue una locura volver después de 10 años".

Y si lo de Borg fue un disparate, ni qué decir del retorno a las piscinas de la leyenda estadounidense de la natación Mark Spitz. El ′Tiburón′, como lo conocían sus compañeros, se retiró a los 22 años después de convertirse en el deportista que entonces había conseguido más oros en una sola edición de los Juegos Olímpicos, al llevarse siete medallas en Munich 72 (el récord hoy es el también nadador Michael Phelps, quien ganó ocho preseas doradas en Beijing). Sin embargo, su logro se vio empañado horas después de alcanzar su séptimo triunfo, cuando un grupo de palestinos armados irrumpió en la villa olímpica, asesinó a dos miembros de la delegación israelí y secuestró a nueve más, que morirían después en un intento de rescate. El incidente impulsó el retiro de Spitz, quien salió escoltado del evento pues los organizadores temían que fuera atacado por ser judío. Luego se convirtió en actor de series de televisión, estrella de comerciales, agente de bienes raíces y conferencista.

Fue enfático en que ya no nadaba ni por diversión. Pero próximo a cumplir los 40 y con cuatro kilos más que en Munich, quiso demostrar que todavía tenía fuerzas para competir. Motivado por un productor que le ofreció un millón de dólares por su historia si lograba clasificar a Barcelona 92, empezó a entrenar para tener un cupo en el equipo olímpico estadounidense. "Si hubiera sabido que la gente reaccionaría tan entusiasta ante la noticia de mi regreso, lo habría hecho muchos años antes", dijo en aquella época. Pero el ′Tiburón′, que regresó sin su característico bigote, ya no asustaba a nadie: primero perdió dos carreras televisadas y luego quedó fuera por dos segundos del grupo que viajó a Barcelona. Un fracaso predecible.

Igual que el de Joe Louis, uno de los mejores boxeadores de la historia, quien disputó su última pelea en 1951. Louis había sido el rey de los pesos pesados durante más de 11 años. Con unos golpes rapidísimos y precisos, ganó 68 peleas, noqueó a 54 oponentes, incluidos seis que alguna vez fueron campeones del mundo, y sólo perdió tres.

Cuando todavía era campeón, se unió al ejército de EE. UU. y fue a la Segunda Guerra Mundial, para regresar años después como un héroe nacional. Quiso recuperar el tiempo perdido y volvió a pelear, primero en giras de exhibición por América Latina y Europa, y después como profesional. Seguía ganando, pero ya no se sentía invencible. Por eso decidió retirarse en 1948, cuando todavía era el número uno. Sin embargo, agobiado por una deuda de más de 500.000 dólares en impuestos, el ′Bombardero de Detroit′ decidió dos años después subirse de nuevo al cuadrilátero. Tenía 36 años y los reflejos mermados. Como era de esperarse, perdió los dos combates que disputó. En el último, enfrentó al poderosísimo Rocky Marciano en un combate que sólo aceptó porque recibiría 300.000 dólares. Marciano lo sacó del ring de un puño y le demostró que ya no era el bombardero de antes.

Aunque algunos deportistas han triunfado después de un tiempo alejados de las competencias, la lista de los que no lograron los resultados esperados tras su regreso incluye nombres tan importantes como los del futbolista Diego Armando Maradona, el basquetbolista ′Magic′ Johnson y el boxeador Mohammad Ali.

Los de Maradona fueron dos retiros forzosos. En 1991 fue suspendido tras salir positivo en un antidoping, pero volvió y jugó con Argentina el repechaje para el Mundial de EE. UU. 1994. El famoso número 10 ayudó al equipo a clasificar, pero fue suspendido por más de un año en plena Copa tras salir de nuevo positivo. Después de la sanción, disputó un par de temporadas mediocres con Boca Juniors. El hoy técnico de la selección argentina se retiró y se fue a Cuba a rehabilitarse de su adicción.

′Magic′ tampoco pudo volver a la cima. Anunció su retiro en 1991 cuando se enteró de que era portador del VIH, y volvió cuatro años después. No le fue del todo mal, pero decidió regresar al retiro al notar que sus oponentes jugaban con miedo y se le acercaban poco. Ali sí fracasó. Considerado el boxeador más grande de todos los tiempos, se retiró en 1979. Un año después trató sin éxito de ganar su cuarto título mundial. Algunos cronistas de la época escribieron que sus contendores no le dieron una paliza por respeto. Nadie sabe si Schumacher va a seguir los pasos de Ali, Borg y Spitz, o va a tener un regreso triunfante. Por ahora el alemán ha dicho estar hambriento de victorias y disfrutando como un niño de su vuelta a la Fórmula 1: "Me siento como de 12 años. He crecido un poco desde entonces.. Pero no tanto". Á©PUBLICACIONES SEMANA

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