Al son cucuá Un baile centenario

Actualizado
  • 12/03/2011 01:00
Creado
  • 12/03/2011 01:00
Allá, en la espesa montaña de Coclé, donde los grillos y cigarras son parte de la melodía diaria, aún se mantienen vivos los recuerdos d...

Allá, en la espesa montaña de Coclé, donde los grillos y cigarras son parte de la melodía diaria, aún se mantienen vivos los recuerdos de los enfrentamientos dogmáticos entre españoles y nativos, suscitados a inicios del siglo pasado.

A través de la danza del cucuá los lugareños de San Miguel Centro -pueblo ubicado al norte de Coclé, en el distrito de Penonomé- reviven la forma cómo los religiosos europeos intentaban introducir sus creencias en América. Esta vez la remembranza se hará el 18 y 19 de marzo en el Sexto Festival del Cucuá.

Cuenta la antropóloga Oderay Arosemena que este baile, que tiene más de 100 años de existencia, nace cuando los fray escenificaban dramas de ángeles, diablos y animales; con esto los españoles trataban de asustar a los indígenas para hacerlos aceptar la fe cristiana.

LA TRADICIÓN REENCONTRADA

Aunque es un ritual centenario, incluso a nivel del continente, estuvo a punto de desaparecer. Pocos lo recordaban. No fue a hasta el año de 1977 cuando el profesor Martín Ubarte y otro grupo de gestores comunitarios se tomaron la tarea de investigar aquellas danzas que se practicaban en el lugar, con el fin de poderlas enseñar a sus alumnos.

En ese andar los más ancianos mencionaron que existía un baile llamado danza de los cucuás. Conocieron que se trataba de un símbolo de la lucha entre el bien y el mal, muy relacionado al corpus christi.

SIN ÁRBOL NO HAY BAILE

Luego de estudiado el baile hubo que ahondar en el atuendo. Traje que es hecho con materiales naturales. De hecho el nombre del ritual responde al árbol de donde se saca el componente para confeccionarlos.

Parte de la merma en la práctica del baile se debió a la extinción de dichas plantas.

Cuando Ubarte y sus compañeros empezaron el rescate de la tradición, también tuvieron que emprender unas pesquisas sobre la reproducción del árbol, puesto que quedaban pocos.

Moradores del lugar; miembros de la Asociación Cultural, Artesanal y Ecológica Los Cucuás; la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) y el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) trabajaron incansablemente, dijo el profesor a La Estrella. Hubo muchos estudios, cultivos, pero nada resultaba. No daban con la clave para reforestar esos terrenos con cucuás. Mas, la curiosidad y la insistencia del señor José De La Cruz Vargas -un lugareño común- pudo más que los conocimientos de todos los expertos en el tema.

Personalmente este hombre se tomó la tarea de sembrar la planta por estacas, como lo estuvieron haciendo los entendidos en siembras, no obstante hasta ese momento desconocían qué pasaba con las semilla, pues no lograban que el árbol se autoreprodujera, sino que era por medio de la mano del hombre que tenían que hacer el proceso.

Día y noche se la pasaba De La Cruz observando la mata y cuando ésta obtuvo frutos tomó un paño blanco y con unas agujas empezó a sacar las esporas. Así fue que los ingenieros lograron obtener las primeras semillas. Y este cacumen dio paso al rescate del preciado cucuá.

LA PRIMERA SALIDA DE SAN MIGUEL CENTRO

En 1990, tras conseguir confeccionar siete vestidos, un grupo de niños salieron del remoto pueblo. Para algunos era la primera vez que abordaban un vehículo a motor.

Emocionados llegaron a la ciudad y el centro de convenciones ATLAPA les dio la bienvenida. La acogida fue tan gratificante que desde entonces se han organizado para otras presentaciones.

Desde hace seis años la Asociación prepara el festival, con el que buscan transmitirle al resto de las personas esa tradición que, según referencias antropológicas, surgió en la provincia de Chiriquí con los clanes ngäbe buglés (que en ese tiempo era llamados guaymíes). Estos indígenas se desplazaron a la provincia de Veraguas y luego al norte de Coclé, donde permanece la única comunidad que en la actualidad practica la danza.

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