‘Soy de poco ajuar’

Actualizado
  • 22/01/2012 01:00
Creado
  • 22/01/2012 01:00
B uenos modales, cortesía y respeto son algunas cualidades que debería incluir el vestuario cotidiano de cada persona, sin importar la p...

B uenos modales, cortesía y respeto son algunas cualidades que debería incluir el vestuario cotidiano de cada persona, sin importar la profesión, posición económica o social, a juicio del abogado, catedrático de la UP y político, Miguel A. Bernal.

Visitamos su armario y encontramos sacos y pantalones de vestir, con predominio de azules y grises. En el caso de las corbatas, el rojo es de sus favoritos. Muchas piezas en su guardarropa tienen una historia, porque las adquirió hace más de 30 años, cuando todavía era estudiante. Su estilo lo define como sencillo, pero muy formal, especialmente porque toda su vida ha estado vinculado a la educación y, como docente, siente la necesidad de vestir de manera adecuada ante sus estudiantes.

‘En los 37 años de ser profesor he asistido de saco y corbata por el respeto que me merece el aula y mi profesión de educador, porque se debe dar ejemplo en comportamiento y en la vestimenta’, dice mientras nos muestra sus trajes favoritos.

La norma

A la hora de escoger el vestuario, Bernal cree que no importa la marca ni el lugar donde se adquiera la vestimenta. Lo esencial es que se elija la ropa de acuerdo a la ocasión, y verificar si es de tipo formal o casual. Y respetar el protocolo.

Las compras

‘Soy de poco ajuar’, confiesa. Y cuenta que trata de elegir piezas que sean prácticas, de calidad y al mejor precio.

Miguel adquiere su vestuario en diferentes tiendas locales. También en el exterior cuando se encuentra dictando alguna conferencia. Para arreglos y demás, acude a la sastrería La Fortuna.

Mal vestidos

Si tuviese que escoger a un personaje que haya dado mal ejemplo en su forma de vestir, no lo piensa dos veces: para Bernal es el presidente de la República, Ricardo Martinelli. ‘Es un mangajo porque se viste violando las normas básicas de protocolo y la majestad del cargo. Nadie se atreve a decírselo’, dice.

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