El último viaje de la bandera del ‘64

Actualizado
  • 12/01/2014 01:00
Creado
  • 12/01/2014 01:00
Durante décadas había estado guardada en el Instituto Nacional. La última vez que alguien la había ondeado fuera del recinto del ‘Nido d...

Durante décadas había estado guardada en el Instituto Nacional. La última vez que alguien la había ondeado fuera del recinto del ‘Nido de Águilas’ había sido durante las protestas en contra el convenio Filós-Hines, en 1947. Pero la tarde de aquel 9 de enero de 1964 el rector Dídimo Ríos autorizaría a los institutores a sacar la bandera una vez más. Sería un recorrido que la llevaría al corazón del ‘Canal Zone’ y dentro de los anales de la historia patria.

Aquella noche, después de muchos riesgos y de escapar del territorio enemigo, los estudiantes del Instituto Nacional regresaron con la bandera. Pero estaba rasgada. Ahí permanecería, herida y mancillada, en una urna de cristal en el aula máxima del ‘Nido de Águilas’, olvidada por su pueblo y por sus gobernantes. Fueron muchos años de desidia y abandono, durante los cuales sus colores perdieron su brillo original y su tela quedó reducida a jirones.

Aún así, sus hilos seguían siendo ‘tan fuertes como la determinación de los jóvenes que lucharon por ella en el ‘64’, asegura Damaris Grajales de Reyes, administradora del Museo del Canal Interoceánico, entidad que, como parte de una iniciativa promovida por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y el Instituto Nacional de Cultura (INAC), procedió, el 28 de mayo del 2013, al rescate de este símbolo nacional.

Ese día un grupo de expertos del museo ingresó en el aula máxima del Instituto Nacional, procediendo a abrir la urna que estaba sellada con silicón y a extraer la bandera de los mártires. Posteriormente se trasladó a las instalaciones del museo en el Casco Viejo, donde se colocó en un área preparada para estabilizarla y climatizarla.

CAMINO HACIA LA DIGNIDAD

El dos de julio, Grajales De Reyes y la doctora Angeles Ramos Baquero, directora ejecutiva del museo, viajaron a España con la misión de llevar la bandera a aquel país para su restauración. Al día siguiente la tricolor arribó al Museo de América, donde permanecería en una cámara de anoxia durante las tres semanas siguientes. En este espacio libre de oxígeno fue depurada de hongos y bacterias.

Luego de una ardua investigación, el equipo del museo del canal había seleccionado a la empresa Mercedes Amézaga, S.L., especialistas en tejidos y con experiencia en la restauración de banderas históricas, para devolverle su dignidad a este símbolo patrio. ‘La restauración inició en julio del 2013, con la entrada de la pieza a la cámara de anoxia, y terminó a finales de diciembre. Fue un proceso de 6 meses completos en el que participaron tres restauradora’, detalló Grajales De Reyes.

El resultado de estos trabajos pudo ser apreciado el pasado jueves, cuando se conmemoraron los 50 años de la gesta patriótica del nueve de enero de 1964 con un evento artístico realizado en el Centro de Capacitación Ascanio Arosemena. La bandera restaurada, que arribó de España el sábado cuatro de enero, fue presentada en el mismo lugar donde antaño se levantaba el Balboa High School, el escenario de su deshonra a manos de los estudiantes y los policías zoneítas. ‘Al dejarla sentí que dejaba un familiar herido pero con la esperanza de su pronta recuperación... Al verla restaurada, sublime y bella, sentí la emoción del reencuentro, no pude evitar que las lágrimas salieran sin control’, planteó la presidenta del Consejo Internacional de Museos (ICOM).

Grajales De Reyes confía en que la restauración del pabellón ultrajado sea un indicativo de que la ‘reevaluación de los sucesos del 9 de enero de 1964 está en proceso’. ‘Será responsabilidad de todos los panameños y nuestras instituciones culturales promover el conocimiento de estos acontecimientos a las generaciones más jóvenes, pues partimos del hecho que no se puede olvidar lo que no se conoce’, aseguró. Añadió que le corresponderá al INAC decidir el lugar donde permanecerá este símbolo patriótico, en lo que tal vez sea el último de sus viajes, uno que le permitió recuperar su dignidad.

Para garantizar su preservación, el INAC deberá acoger las recomendaciones del Museo del Canal Interoceánico. ‘A partir de ahora la conservación y preservación de la bandera deberá incluir el mantenimiento de un microclima especial que asegure una temperatura estable, una humedad relativa específica y una iluminación que no tenga rayos ultravioletas, de esta manera la bandera podrá seguir contando la historia para las futuras generaciones’, enfatizó Grajales De Reyes.

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