‘La nieve sobre la arena’

Actualizado
  • 26/10/2014 03:00
Creado
  • 26/10/2014 03:00
Su obra La arena sobre la nieve se adjudicó este año la presea del Premio de Literatura Ricardo Miró

Cuando Ela Urriola tenía apenas dos años, la dictadura que salpicaba el contexto histórico de Panamá obligaría a su familia a vivir en el exilio. Se establecerían en Praga. En aquella capital europea, la hoy profesora de filosofía y artista plástica pasaría la mitad de su vida.

Su obra La arena sobre la nieve se adjudicó este año la presea del Premio de Literatura Ricardo Miró, en la categoría de poesía, que además significará, cuando se publiquen las obras, su primer libro de poemas expuesto al público. ‘Escribo desde los 16 años para mí —confiesa la también crítica de arte—. Digamos que fue una necesidad de exponerme y de hacer viable la comunicación sobre una serie de experiencias particulares acerca del tema del amor’.

Urriola describe los versos enfrascados en el poemario como un viaje interior hacia las capacidades amatorias del ser humano. ‘Desde la poesía, traté de traducir los diferentes estados psicológicos, emotivos, que nacen frente al amor o el desamor’.

El título encierra una contradicción, una incógnita que los propios jurados del concurso intentaron resolver interviniéndola. ‘¿Por qué la nieve? La nieve no es algo cercano a los panameños’. La autora no dudó en iluminar a la delegación. ‘Para mí la nieve es una experiencia de la infancia. Y la nieve sobre la arena, aparte de ser una contradicción, es básicamente una metáfora de mi propia vida’. Una alegoría de los días en Praga y la vida en el Istmo.

La poetisa resuelve que la obra gira en torno a los desiertos afectivos, al amor, al desamor, al amor erótico, a la búsqueda, a la necesidad de comunicar. Por eso, la contrariedad —al margen del título— también se desglosa en los versos, debido a la naturaleza de sus temas.

Asimismo, utilizó recursos visuales en los títulos de cada poema, colocando letras más grandes que otras. ‘Las letras pequeñas tiran una información, y leídas todas las letras más grandes nos dan otra, así que hay un título dentro de otro’.

La apertura del poemario se da con ‘Canción de la piel’ unos versos con un enfoque explícitamente erótico. Le sigue ‘Poesía de contratiempo’, que de acuerdo con la poetisa tiene que ver con la situación existencial. Hay, incluso, una composición que aborda el tema de la guerra tratado desde el tema de la deshumanización, no solo de los que hacen la guerra, sino de los que, como espectadores, la perciben. ‘Nos estamos acostumbrando a la pérdida de los sentidos, y creo que la poesía en ese sentido vendría a ser una especie de tabla de salvación, es una posibilidad que está allí siempre, para decir o escuchar algo’.

Fueron necesarios tres años para confeccionarlo —inclusive participó en la versión LXX del Miró— entre inspiraciones nocturnas y pausas. Una experiencia que le recordó a pintar un lienzo. ‘A veces no lo tocas, a veces sencillamente vuelves a él. Así que, en un lapso de tres años estuve mirando el libro y el libro me miraba, y crecíamos juntos’. Y la principal característica, revela la doctora en filosofía, es que normalmente la segunda lectura de esta obra es una lectura erótica. Todo premeditado. Su intención es que el lector pueda comprender que la realidad no tiene una única lectura.

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