Desnudando a una poeta rusa en cartas

Actualizado
  • 25/10/2015 03:00
Creado
  • 25/10/2015 03:00
El poemario está compuesto por epístolas en las que el poeta le da voz a Akhmatova para que cuente su historia

Al pie del río Nevá, la brisa del noroeste ruso besa la estatua de una mujer. En otra época, lo único pétreo parecía ser el régimen de estas latitudes; cuya crudeza sería inmortalizada por los versos agudos de Anna Akhmatova. La caída de un puñado de sus cartas sobre este mismo río, al que mira su monumento, inspiraría el título del ejemplar que se llevó el Miró este año en la sección de poesía, Cartas arrojadas al Nevá de Javier Alvarado.

El poemario está compuesto por epístolas en las que el poeta le da voz a Akhmatova para que cuente su historia. Se filtran, por ejemplo, una carta escrita a Marina Tsvetáyeva, quien se suicidó en este período, y una conversación con Valdimir Mayakovsky. Alvarado pone énfasis en la manera que tienen los poetas rusos de llegar al centro de todo, de escribir emociones, sensaciones; pero también su musicalidad y ritmo. ‘De alguna manera, en el libro traté de emular el lenguaje poético de Anna Akhmatova', confiesa. Quizás por eso el fallo del jurado del Ricardo Miró de este año le atribuye singularidad al ejemplar del poeta, que se erige como un aporte distinto dentro del estilo actual de la poesía hispana. Sobre esto, él mismo reconoce un distanciamiento con respecto a su sello lírico personal. A diferencia de sus publicaciones anteriores, en ésta hay un manejo distinto de la metáfora. ‘Me han calificado como un poeta neobarroco, y creo que este libro se aleja un poco de ese neobarroquismo', dice el autor de La vida en mi plato de pobre .

El cuatro veces Premio Nacional de Poesía Joven Gustavo Batista describe la poesía de Akhmatova como poderosa, con tendencia a la brevedad, pero sin esquivar la hermosura. Esta construcción de belleza a partir de la realidad, de lo cotidiano, había cristalizado la fama de la autora rusa en sus tiempos. ‘Es una poeta que bebió de la Biblia por lo que veo, por lo que he leído, y su poema ‘Réquiem', uno de sus poemas más famosos, es cuando ella iba a hacer una larga fila para ver a su hijo', indica el vate, refiriéndose a los días en que la familia de Akhmatova había sido apresada por una supuesta conspiración anti bolchevique. ‘Hay un episodio donde una mujer cualquiera de la fila —para darle comida a familiares encarcelados— la reconoce y le dice: ‘¿Usted puede escribir sobre esto?', y ella le contesta: ‘Puedo', y la poeta describe que hubo una sonrisa en aquello que alguna vez fue un rostro'. Así pintaba Akhmatova la desesperación cuando corrían los años treinta.

Alvarado usa la figura de la epístola por ser un género que destapa al emisor, ‘un testimonio de vida que es ubérrimo, no solamente para la literatura sino también para otras artes'.

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