El MAC nos acerca a lo mejor de Sinclair

Actualizado
  • 07/12/2015 01:00
Creado
  • 07/12/2015 01:00
Carmen Alemán, curadora de la muestra abierta hasta el 6 de marzo, nos habla sobre la vida y estilo del maestro del expresionismo abstracto

Cuando Carmen Alemán llegó un sábado con trece años a las clases que dictaba Alfredo Sinclair para gente mayor, el maestro le dijo: ‘Ok, serás la mascota del salón'.

Ese buen humor se extendería en el tiempo y once años después Carmen sería la encargada de curar y montar una exhibición de Sinclair, por orden de él mismo.

Desde ese entonces está ligada a su obra. Este mes, por encargo del Museo de Arte Contemporáneo, estuvo a cargo de la curación del homenaje ‘Alfredo Sinclair: señales de un tiempo', con el apoyo de Mónica Cachafeiro.

LA MUESTRA

‘Trabajamos nuestra programación expositiva en base a unos objetivos muy concretos de generación de conocimiento y uno de ellos es rescatar la memoria de los maestros panameños', dice Silvia Estarás, directora del MAC. ‘Este año 2015 hemos preparado dos grandes proyectos expositivos: Julio Zachrisson y Sinclair'.

Esta última, se centra en las obras que produjo el maestro desde 1969 hasta 1982, según Alemán, ‘la época más bella, con un colorido y una luz muy especial'. Cuelgan en el MAC piezas como ‘Luz filtrada', los ‘Chorrillos', y ‘Movimiento de un río'.

‘Les propuse una muestra que empezara con el premio Xerox que ganó el maestro Sinclair', explica Alemán. La pieza —que estaba a la venta al igual que las otras concursando— se titulaba ‘Bestia negra', una obra abstracta donde se dan pistas sobre los cachos de un toro. Este galardón marca ‘el despegue de Sinclair como un artista profesional importante', añade.

Estos galardones elevaron los precios de las obras pictóricas, dándole peso a la plástica panameña. ‘Todos los maestros importantes competían', dice la curadora. En esa primera edición del premio Xerox, Guillermo Trujillo quedaría en segundo lugar.

TRANSLUCIDEZ

Antes de irse a estudiar a Buenos Aires, relata Alemán, Sinclair había trabajado haciendo tubos de neón. Un oficio que despertaría su fascinación por la translucidez del color.

Al volver a pisar suelo istmeño —y después de haberse topado con el expresionismo abstracto norteamericano en una muestra en la capital argentina—, decide dejar la figuración y sumergirse por completo en la abstracción.

‘En este punto usa el vidrio como un elemento de luz', detalla la curadora mientras señala los cuadros de la sala. ‘Muchas de las obras tienen reflejos, hay una mancha azul y hay reflejos que uno no sabe de dónde vienen hasta que se acerca a la obra'.

Los restos de vidrio que quedaban después de una jornada laboral, terminaban en el estudio de Sinclair como elementos de exploración y estudio del color, que hoy se pueden en las piezas que exhibe el MAC.

LA COTIDIANIDAD DE UN MAESTRO

Pintaba cuando no tenía que estar dando clases. A la hora del almuerzo, doña Olga (qepd), su esposa, irrumpía en el estudio. ‘Alfredo se acabó la pintura, es hora de almuerzo y siesta', recuerda Carmen Alemán, compañera de varias comidas en el hogar de la familia Sinclair.

Al final del día, en el estudio del maestro aparecían las ‘manchas'. Un término con el que se le conoce a sus pequeños cuadros.

Ponía en fila varias telas, quizás recordando aquellas épocas en las que se ganaba la vida en una fábrica, y hacía gala de su impresionante movimiento de pincel, o incluso haciendo uso de una espátula. ‘Es abstracción pura, que se da poco en su obra, pero consistentemente él vuelve a la abstracción'.

En la sala 1 del MAC hay una pared dedicada a las ‘manchas' del maestro, que se alzan como un juego de color y movimiento.

‘Él arte debe ser un termómetro social, los artistas debemos pulsar la temperatura emocional de lo que nos rodea', una cita del maestro Sinclair emerge junto a los dos cuadros que retratan su visión de El Chorrillo.

‘Son colores muy ricos en su matizado, no son planos, son colores en que se siente una translucidez que es difícil de lograr', resalta Alemán, también crítica de arte.

En algunos cuadros, ‘la luz sale de la oscuridad con una radiancia muy especial', esclarece la curadora. ‘Usaba colores tipo neón y laminillas de plata y oro para crear una luz muy impactante'.

Aquel estilo, aunado a las grandes dimensiones de sus obras —algo inusual para la época—, y al uso peculiar de las formas, que de acuerdo con Alemán encuentran inspiración en el cubismo de Pablo Picasso, hacen del trabajo pictórico de Sinclair uno de los de mayor renombre, no solo en el país, sino en toda nuestra región.

De hecho, Alfredo Sinclair es considerado por los historiadores como el primer expresionista abstracto de Latinoamérica, título que le arrebatería al peruano Fernando De Szyszlo.

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DIVISIÓN DE LA MUESTRA

En el segundo nivel, se instala una visión más personal del artista.

‘Quisimos destacar la especial relación que tuvo con el MAC, una estrecha relación de colaboración y de trabajo compartido por más de 50 años', dice Silvia Estarás, directora del MAC.

Según la directora, en el segundo nivel también pueden leerse las opiniones del maestro sobre educación artística para los niños, ‘pasión que también lo relacionó con el MAC, donde daba conferencias e impartía charlas de manera continua', puntualiza.

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