La incansable búsqueda de la felicidad

Actualizado
  • 21/04/2017 02:06
Creado
  • 21/04/2017 02:06
En ‘Divorciadas evangelicas y vegetarianas', Beatriz, Meche y Gloria se reencuentran para afrontar sus insatisfacciones en un mar de risas

Beatriz, Gloria y Meche parecen no tener nada en común. La primera se ha dado cuenta que perdió sus sueños por haberse casado joven. Ahora, divorciada, no le encuentra sentido a su vida. Gloria es aficionada a las relaciones sin futuro y de cada una de sus parejas roba parte de su vida, a falta de una propia. Meche, por su parte, se ha refugiado en la religión para pertenecer a algo.

Lo que parecen compartir estas tres mujeres, protagonistas de la comedia ‘Divorciadas evangélicas y vegetarianas' es una gran angustia e insatisfacción, un gran vacío que les hace preguntarse, ¿eso es todo? ¿esto es lo mejor que me va a ocurrir en la vida?

‘Para dirigirnos Edwin Cedeño utiliza un paralelismo: los personajes son como como planetas que giran uno en torno a otro, pero si chocan, causan un ‘big bang”, explica Isabel Pérez Burgos, quien interpreta a Beatriz, la divorciada.

Para el director de la obra del drmaturgo venezolano Gustavo Ott. ‘cada personaje es como un universo', cada una de ellas sufre una carencia muy grande que ha intentado llenar, pero de forma errónea.

Pero Ott no busca las lágrimas ni la compasión por estas tres mujeres, más bien lo que logra es generar un sinfín de risas con las ocurrencias de cada una. ‘Al encontrarse las tres, se dan cuenta que está bien ser imperfectas, incompletas, están bien porque ellas se tienen la una a la otra para poder apoyarse', explica Pérez Burgos.

Y a pesar de ser raras, personajes realmente extraños, resultan al mismo tiempo ser muy familiares para cualquier espectador.

Tal vez la cercanía que generan estos tres personajes son la razón de que Divorciadas evangélicas y vegetarianas se esté presentando por tercera vez en Panamá. El primer montaje se realizó en 2007, el segundo en 2013 y el tercero, tendrá inicio el próximo 26 de abril en el Teatro La Estación.

‘Nosotros podemos relacionarnos fácilmente con cualquiera de estos personajes, porque no es el fin hacer mofa de las personas religiosas, no estamos a favor del divorcio ni en contra del vegetarianismo, la obra trata más bien de estas mujeres que no escucharon sus propios vacíos y terminaron llenándolos con lo primero que encontraron, no escucharon sus carencias', explica Enithzabel Castrellón, quien tiene el papel de Meche, la evangélica.

‘Llega el momento en que el vacío grita y tienes que afrontarlo, tienes que preguntarte ¿qué pasa con mi vida después de esto?', agrega.

Para la actriz, la situación reflejada en las tablas no es exclusiva de mujeres, podría ser vivida por cualquier persona. Sigue causando muchas risas además de generar una proximidad con sus personajes. No es difícil volverla a presentar.

‘La obra es muy exitosa, taquillera, no lo podemos negar. Pero además de ser súper cómica y súper exitosa, , presenta un tema de gran profundidad. Poder encontrar un texto que es al mismo tiempo profundo y gracioso es ganarse la extraordinaria', asegura Pérez Burgos.

A esto, suma Castrellón que si bien es una obra taquillera, no valdría la pena volverla a presentar si no representa un reto para sus actrices, ‘y cada vez que la hemos montado, le aportamos algo diferente, hemos tenido edades distintas en cada una, hemos ganado experiencias...'.

‘Cada vez que la hacemos somos capaces de ver al personaje desde otro punto de vista, hay algo nuevo en nosotras que les podemos aportar', dice Pérez Burgos.

Beatriz, Gloria y Meche, imperfectas y hasta raras, se han convertido en personajes entrañables para cada una de las protagonistas de Divorciadas, evangélicas y vegetarianas. A cada una, han dejado lecciones de vida.

‘Yo no quería que Meche fuera una burla a las personas muy religiosas y fui a un festival de la fe a ver cómo la gente vivía su fervor. Vi a un hombre que había ido solo y eso no le impidió manifestar su fe cantando. Quítale el nombre religión y ponle cualquier cosa, así es como yo quisiera vivir la vida, con esa alegría. Quisiera que Meche pudiera llenar su vida con ese vivir así, cantando a la vida, a la posibilidad de lo que puedes hacer con tu vida', dice Enithzabel.

Para Isabel Pérez Burgos la moraleja de la obra aparece en un texto que dice Beatriz y que puede considerarse la voz del autor. ‘A veces, qué buena palabra. A veces. Es que uno es feliz a veces'.

‘Hay una nueva corriente de pensamiento que establece que esto de la nueva era y el pensamiento positivo está haciendo que la gente sobrevalore la felicidad, como si fuera un estado permanente de vida, y no es así. En la vida vives momentos felices y en tanto el resto del tiempo estés más o menos bien, es un éxito. Ver que este eprsonaje que la pasa tan mal descubre eso al final me parece fabuloso. Es una buena lección de vida', comenta.

Este es un descubrimiento que Beatriz comparte con Meche y Gloria al final de la obra, que ‘no tienes que echarte a morir porque algo no funcionó porque habrá una nueva oportunidad de lograr la felicidad', detalla Pérez Burgos. ‘Vivimos como un concurso de belleza eterno, con estándares muy altos difíciles de lograr y con los que nunca te vas a sentir satisfecha', agrega.

‘Tienes que ser la más inteligente, la más profesional, la más profunda pero también la más bonita', describe Castrellón. Y si esto no se logra, la vía más sencilla es huir, en lugar de enfrentar a la vida.

‘Las mujeres somos importantes, tenemos derecho a ser felices, no debemos concederle ese derecho a otras personas, creo que los demás pueden sumar a nuestra felicidad pero las mujeres tenemos derecho a tener nuestra propia identidad, a ser felices, pensar, actuar por nosotras mismas, y a recibir quien nos quiera dar felicidad, amor, pero no darle el poder al resto del mundo para que decida por nosotras', dice Stella Lauri, quien encarna a Gloria.

‘Estoy muy contenta de volver a montar la obra, ahora que has vivido más entiendes mejor la necesidad de estas mujeres y el miedo que da despertarte una mañana y preguntarte ¿eso es todo? después de esto, ¿no hay más en mi vida?', concluye Castrellón.

‘Vivimos como un concurso de belleza eterno, con estándares muy altos difíciles de lograr y con los que nunca te vas a sentir satisfecha

ISABEL PÉREZ BURGOS

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