Escupir lejos

Actualizado
  • 05/08/2018 02:00
Creado
  • 05/08/2018 02:00
Cuando uno es empleado público tiene que ceñirse a las normas que rigen su cargo

Niños retándose a ver quién escupe el gargajo más lejos. A ver quién mea más largo. Quién eructa durante más tiempo. O más alto.

Eso es lo que parece que abunda en este país, niños jugando a ser adultos. O adultos que no han terminado de entender que las ridiculeces infantiles, después de los nueve años, ya no son graciosas. Personas supuestamente adultas, en puestos relevantes de la actualidad, de la política, que se comportan como púberes en pleno despliegue hormonal. Si tú eso, yo más.

Y no, señores, no todo vale. No es lo mismo una cosa que otra. No todos tenemos los mismos deberes y no todos tenemos los mismos derechos. No se equivoquen, porque por equivocarnos están las cosas como están.

Vamos a ver, poquito a poquito, suave, suavecito, despacito para ver si todos me entienden y logro que los lerdos puedan seguir mi razonamiento: si usted es funcionario se debe a su cargo y su cargo le exige determinados compromisos. Usted está vedado de hacer depende qué cosas, precisamente por ejercer un cargo público. Los funcionarios están obligados a hacer solo y solamente lo que la ley les permite. Nada más. Y nada menos.

Cuando uno es empleado público tiene que ceñirse a las normas que rigen su cargo y éstas están especificadas en la ley y los decretos correspondientes. Y usted, sí, usted que ha entrado a trabajar para el estado tiene, como primera obligación la de leerse ambos y todos los demás documentos pertinentes para saber exactamente cuáles son sus funciones ¡ah!, ¿Qué no lo ha hecho? Primer fallo. Gordo. Porque el propasarse en sus funciones es un delito que se denomina ‘extralimitación de funciones'. Delito, sí, ha leído usted bien, delito. Lo especifica clarito en el Artículo 18 de la Constitución panameña: ‘Los particulares sólo son responsables ante las autoridades por infracción de la Constitución o de la Ley. Los servidores públicos lo son por esas mismas causas y también por extralimitación de funciones o por omisión en el ejercicio de éstas'.

Los ciudadanos de a pie somos los jefes de los funcionarios. Nosotros pagamos sus sueldos, y por lo tanto ellos trabajan para nosotros ¿que algunos somos un poco imbéciles? sin duda, pero mientras no infrinjamos la ley no debemos responder ante las autoridades correspondientes. Tenemos derecho a criticar todo lo que nos dé la real gana, si nos parece bien o mal lo que hacen o lo que dejan de hacer. La libertad de expresión significa precisamente eso, ¿Que a ustedes les molestan nuestras críticas? Ups, les recomiendo agua de carabaña y sebo de Cuba para darse friegas en la pielecita irritada.

Lo que ustedes no pueden hacer es hacer pública documentación privada. Eso es coerción. El Gobierno no puede utilizar la estructura oficial para perseguir y dar caza a los supuestos ‘enemigos del Estado'. Si lo hace, los integrantes del Gobierno, en vez de ser servidores públicos, devienen en ‘atacantes públicos'. Y entramos en un terreno muy, muy peligroso en el que se establece un sistema alternativo de ‘castigo', ya que ‘las leyes ofrecen muchas barreras'.

Me importa un pito quién haya dicho qué. Me da exactamente igual si estoy de acuerdo con lo que dice, tampoco se me da un ardite si no estoy de acuerdo con cómo lo dice, si me lo creo o no me lo creo, lo que sí haré es apoyar siempre su absoluto derecho a decirlo.

¿Y saben qué? Si algún funcionario se considera ofendido, para eso están las demandas de calumnia e injuria. Demanden, y vean a ver si ganan. Mientras tanto, aguanten callados.

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