Mucha paciencia

Actualizado
  • 06/01/2019 01:00
Creado
  • 06/01/2019 01:00
Que doce meses no es nada, febril la mirada, errante en las fiestas, busca un hueco para poder trabajar

Es lo que pido que los Reyes Magos de Oriente nos traigan a todos los habitantes de este pequeño istmo, (que seguramente sea tan pequeño para que podamos, además de llevarlo entero en el corazón, sobrellevar sin morir de una rabia todas las peculiaridades que tiene), paciencia para sobrevivir el añito que se nos viene encima. Porque este 2019 viene fuertecillo, empezaremos abriendo boca con una Jornada Mundial de la Juventud que ya lleva meses dando de qué hablar, que si va a ser la repanocha, que si va a ser un desmadre, que si la Tarara sí que si la Tarara no, que si tiene la Tarara madre una alfombra roja que va a ser un primor. Para lo que sí está sirviendo es para que ya se hayan podido escuchar los primeros: ‘Eso ya lo vemos con calma después de la JMJ'. Tengan ustedes paciencia, serán solo un par de semanas de locura y otro par de semanas de resaca.

Una vez pasada la prueba y hecho el recuento de bajas, no quedará nada para las carnestolendas, que este año caen prontito, así que con calma, cualquier cosa urgente pordemos verla ya si eso después de Carnavales. Ya sabemos que una vez hecha la penitencia toca pecar otra vez para poder llegar al Miércoles de Ceniza bien cargaditos y poder dejar todas nuestras faltas en la puerta de la iglesia, ‘Ve y no vuelvas a pecar'.

Ahí hay un impasse de cuarenta días entre jolgorio y jolgorio. Aprovéchenlo ustedes bien, total, seguro que no hay ninguna cuestión lo suficientemente urgente como para no poder dejarlo para después de Semana Santa, que es un oasis de relajación en un año tan estresante.

Y así, casi sin darnos cuenta estaremos dejando todo para después de las elecciones, que mayo está a la vuelta de la esquina y en estos primeros cinco meses del año si hemos llegado a trabajar cuatro semanas en total ya va a ser mucho.

Desde la fecha en la que ustedes pasarán por las urnas y el primero de julio, olvídense de hacer nada de provecho porque entre impugnaciones, peleas intestinas y sacadera de trapos políticos en el quítate tú para ponerme yo del cambio de gobierno a ver quién hace un hueco para trabajar en algo de provecho.

Pero es que este año, además, no podemos dejar las cosas para agosto, porque con la mandanga de la celebración de los quinientos años de la Ciudad de Panamá, volveremos a tener la ciudad convertida en un circo de luz y color, con eventos, y demás yerbas aromáticas que les permitan a los políticos, a los que ya se van y a los que llegan, posar para la foto y quedar inmortalizados.

A partir de ahí ya pueden ustedes ir buscando los adornos del arbolito y comprando su jamón, antes de que nos demos cuenta ya estaremos dejando las cosas para después de fiestas patrias, y todos sabemos que, una vez llegado ese punto del año, nos traen la serenata de mariachis a las madres y lo siguiente es dejar ya las cosas para el 2020.

Que doce meses no es nada, febril la mirada, errante en las fiestas, busca un hueco para poder trabajar. La verdad es que, viéndolo en perspectiva en la agenda impoluta y recién estrenada que tengo delante, casi que lo que me apetece es decirles a todos que ya, para ponernos con tonterías, es mejor meternos en la cama y no levantarnos hasta el día de Reyes del año que viene. Aquí paz y después gloria, total, para lo que hay que ver.

COLUMNISTA

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