Templo Bahá'í, un sitio donde todas las religiones convergen

Atravesando la carretera del Corredor Norte, en la cima del cerro Sonsonate se aprecia el templo Bahá'í, un lugar que roba miradas y donde sea que se visualice no deja de despertar curiosidad por su estructura.

Lo que muchos se cuestionan es ¿qué guarda entre sus paredes?, ¿cuál es su historia?, ¿qué actividades se realizan allí?

Primero empecemos por cómo llegar. Ubicado en San Isidro, en la última estación del metro de Panamá, a pocos pasos se encuentra un portal de hierro pintado de color negro con detalles en dorado, y en un costado está un cartel que indica el horario del transporte gratuito a disposición de quienes deseen visitar este centro alejado del bullicio y del tráfico abrumador de la ciudad.

Acceder toma menos de 5 minutos. A medida que se asciende en el camino, la brisa se torna más fuerte y sacude sin compasión las hojas de los árboles. Es como si la naturaleza dijera en susurros, “ven, te invito a pasar una tarde diferente rodeado de un ambiente de paz”. Y justamente es lo que se presencia al subir a este templo, que recibe con los brazos abiertos a grupos de cualquier denominación religiosa. “Los templos Bahá'í son lugares designados para la adoración a Dios por el bahaísmo. Las enseñanzas de esta religión prevén que nuestras casas sean dedicadas al progreso social, humanitario, educacional y científico”, expresa Aurora Franco de Carrasco, oficial de información pública de la Asamblea de los Bahá'í en Panamá .

Las casas de adoración Bahá'í pueden ser continentales y locales en función del área geográfica a la que sirvan. Hasta el momento se han construido nueve templos continentales.

El encargado de hacer esta obra en Panamá fue el arquitecto Peter Tillotson. La construcción empezó en 1968 y finalizó en 1972.

Su estructura externa está cubierta con mosaicos en formas geométricas que representan una parte de la cultura nacional, a su alrededor se encuentra un verde jardín con vista a las urbanizaciones.

“El templo tiene nueve puertas. Este es el dígito más alto y para nosotros significa perfección”, señala Carrasco.

En su interior reina el silencio, las paredes son de color blanco que aportan armonía y transmiten tranquilidad.

Los visitantes se acomodan en los bancos para tener un momento íntimo de meditación y oración.

En la parte superior del techo hay una base en forma de estrella con nueve puntas que representa la unidad, principio fundamental de la fe Bahá'í. “Todos los templos tienen distintas estructuras, pero poseen la misma cúpula” , expone Carrasco.

En el atrio se leen pasajes de los diferentes libros sagrados con el fin que sus escuchas se lleven un mensaje positivo.

“Nuestra fe cree que la diversidad debe ser considerada como causa de unidad y de progreso de la humanidad. La religión es un proceso educativo. Tenemos cursos para niños y jóvenes. Esta inducción se basa en la transformación espiritual que los lleva a practicar valores de acuerdo a las enseñanzas de Dios”, indica.

Una regla muy importante dentro del templo es que no se permiten tomar fotografías y no existen colectas de dinero. Solo los bahá'ís pueden contribuir a los fondos.

En este espacio también se efectúan bodas, donde parejas sellan su amor sin importar si practican o no esta denominación religiosa.

Carrasco narra que la fe Bahá'í es independiente y su fundador es de la antigua Persia. “El profeta fundador Bahá'u'lláh reveló su misión en 1863. Fue perseguido por sus gobernantes y otras religiones de la época. Él fue anunciado por el Báb y por todos los mensajeros divinos del pasado. Bahá'u'lláh pasó 40 años en encarcelamiento, tortura y exilio. Entregó a la humanidad una nueva revelación de Dios. En sus escritos, perfiló un marco para el desarrollo de una civilización mundial que tomara en cuenta la dimensión espiritual como la material de la vida humana”, asegura.

La representante de los bahíes cuenta que antes que falleciera este profeta deja a su hijo mayor como intérprete de sus enseñanzas Abdu'l-Bahá, aclara que este no corresponde a un nombre, sino a un título que significa (el siervo de Dios).

“Él tomó la dirección de la fe, pero al fallecer le dejó a su nieto Shoghí Effendí, que significa (guardián de la fe) el legado, cuando él muere no deja ningún sucesor porque él no tuvo hijos, entonces deja a dieciocho 'manos de la causa' (personas que deben dirigir la fe)”, explica.

Carrasco señala que luego de su fallecimiento empiezan a organizar una institución llamada 'La Casa Universal de Justicia', que se encarga de regir la fe conformada por nueve miembros. La creencia bahá'í se ha expandido a más 180 territorios alrededor del mundo.