Inspirado en la naturaleza y al servicio de la conservación

Actualizado
  • 19/01/2020 00:00
Creado
  • 19/01/2020 00:00
Con materiales como acero inoxidable, aluminio, alambre y colores muy vivos, el artista colombiano Ricardo Cárdenas nos ofrece una visión muy personal acerca de naturaleza, que aunque se presenta inagotable hay que ayudar a preservar
Inspirado en la naturaleza y al servicio de la conservación

Mirar, pensar, dibujar, dibujar, dibujar, dibujar (muchas veces), seleccionar y construir. Ese es el proceso de trabajo que el colombiano Ricardo Cárdenas utiliza a la hora de enfrentarse a una nueva obra.

Es un ritual que él considera para nada espontáneo, más bien el resumen, la síntesis de lo que ha pasado durante muchísimos años de trabajo.

“Yo no quería ser artista, me gusta el oficio del arte, pero le tenía cierto temor al mundo del arte. Finalmente el oficio, fue el que me llevó a dedicarme al arte, me cobró ventaja y me dejé llevar. Terminé siendo artista”, dice en entrevista para La Estrella de Panamá, mientras se completa el montaje de la muestra que presenta hasta el 29 de enero en Galería Habitante en Costa del Este.

Una de sus obras fue recientemente colocada en el Paseo del Mar en Costa del Este. Se trata de uno de sus nidos, que se empezó a construir en su taller en Medellín y que se concluyó en Panamá.

Inspirado en la naturaleza y al servicio de la conservación

Su trabajo ha sido expuesto en su natal Colombia, países de Latinoamérica, España e Italia. En cinco años que lleva trabajando con Yaco García Arte Latinoamericano ha pasado por Panamá, varias veces aunque esta es su primera exposición.

Graduado de ingeniero civil, nunca tuvo in tenciones de ser artista. “En mi casa ocurrió el mundo al revés; querían que yo fuera artista pero yo no quería. En mi familia no había artistas pero desde muy pequeño me llevaron al Instituto de Bellas Artes de Medellín y allí estuve 18 años, solo una vez por semana porque estudié otras cosas: ingeniería civil, luego una maestría en ingeniería de manufacturas, trabajé en empresa, pero nunca abandoné el arte. Era una compañero en paralelo a cualquier actividad en la vida”, reconoce.

Pero su relación era tan personal que ni siquiera sus amigos cercanos sabían que era artista. “En ningún momento me preocupé por contar que yo era artista, porque era algo tan natural... como una rutina de la vida. Uno no cuenta que habla o que respira”, argumenta. Hasta que después de muchos años se presentó formalmente con una exposición. Sus amigos se sorprendieron.

Pero su educación no fue en vano. De hecho, han tenido un papel importante en la preparación de sus obras.

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“La formación de ingeniería en manufacturas me llevó a trabajar en metalmecánica, allí se me hicieron familiares materiales como el aluminio y el acero. Me gusta el oficio del artista, estar en el taller, trabajar. Cuando no podía hacerlo porque estaba desempeñando un trabajo formal, la única conexión que yo tenía con el taller era el dibujo. también trabajé en una empresa americana de pinturas... si mezclas todo lo anterior , es lo que está aquí”, dice señalando sus obras.

Con inspiración en la naturaleza, procesos en metalmecánica, un proceso importante de pintura en las obras, un componente de ingeniería, un componente importantísimo de dibujo. Al mezclar estos ingredientes tenemos como resultado las obras de Cárdenas.

“Miro la naturaleza, selecciono cosas de la naturaleza que me gustan, cualquier idea la dibujo una y otra y otra y otra y otra vez, enfermizamente hasta saciarme y hasta saber lo q ue quiero hacer y cuando empiezo a hacer la obra nunca miro el dibujo. No tengo ninguna referencia. Aunque algunas personas trabajan conmigo, todas las obras las hago yo, de manera espontánea. Selecciono el material con el que se va a trabajar, ya sea aluminio, acero inoxidable, alambre, tubo, hilo, en fin... y luego se da la construcción”, detalla.

Sobre los materiales que utiliza, tiene algunos preferidos, pero cada uno tiene un papel específico en cada trabajo.

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“Uno no come todos los días lo mismo. Por más que te guste algo no lo puedes comer todos los días. Es lo mismo con el metal, con los materiales. Por más que a mí me guste, el aluminio, por ejemplo, hay cosas que no pueden estar manufacturadas con ese material. Sí, hay unos preferidos pero no sirven para todo”. aclara.

Los nidos, por ejemplo, no podrían hacerse en aluminio, mientras que una nube, no es factible en acero inoxidable.

Asimismo Cárdenas utiliza otros materiales de forma esporádica como papel, plástico, madera o bronce, pero en obras puntuales.

El plástico es uno de lso materiales utilizados en obras efímeras, pero reciclables, “Las armo y desarmo. No esplástico de un solo uso, la reutilizo y hago una obra distinta. Hay de todo”, asegura.

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Si bien la naturaleza es una constante en su trabajo, ¿es el único?

“Aunque no las estoy presentando acá, sí hay algunas cosas que hago sobre topografías urbanas, las geometrías de las construcciones, vistas aéreas de ciudades; es otro tipo de obra que a veces hago e investigo, pero más allá de eso no. Generalmente caigo en la naturaleza. Lo que pasa es que no se acaba”, comenta.

Esto, afortundamente y muy a pesar de la humanidad. “Hemos hecho todo lo posible por acabar con ella pero no se acaba y puedes mirar lo mismo dos veces y siempre lo vas a ver distinto”, advierte.

La muestra
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Las obras que conforman la exposición de Cárdenas son “un reflejo del trabajo que he hecho en los últimos cinco o seis años”, un trabajo variado porque trabaja en distintos tipos de obra al mismo tiempo. “me canso física o mentalmente. Hay trabajos que son muy pesados, físicamente. hacer una nube con alambres es un trabajo de joyería gigante. Vas soldando hasta que los ojos no te dan más. Te cansas y tienes que pasar a otra pieza. Descansas y vuelves”, cuenta.

Se trata de trabajos que ha estado preparando en los últimos seis años, pero con una relación muy larga.

Con respecto a los nidos, “empecé a pensar en los nidos cuando estudiaba ingeniería civil. Me ponía a buscar conexiones entre la ingeniería y las artes y me interesaron los nidos por sus estructuras. Son fabricadas con materiales muy inestables y se convierten en estructuras muy estables, seguros que aguantan muchas inclemencias, lluvia viento. Además la gente tiene una conexión muy fuerte con los nidos que nos conecta con hogar, con el útero”, interpreta.

Cárdenas ha venido estudiando las lluvias desde hace unos 40 años; los bosques, una mirada a las estructuras boscosas tienen una estructura muy parecida a los manglares. “Son líneas, son una imagen que se vuelve dibujo”, dice.

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Asimismo, las nubes son una suerte de líneas enmarañadas que cobran vida en hilo de alambre y las columnas, su más reciente proyecto tienen como punto de partida las formaciones rocosas de basalto.

“Cuando estaba pequeño, una vez al mes teníamos una clase de historia del arte y la profesora se esmeraba para presentarnos cosas que nos engancharan. Me viene a la mente una clase sobre Miró, Calder y los impresionistas y quedé enganchado, tal vez por la espontaneidad de sus obras, con un desparpajo completo salían y pintaban. Luego iba a un museo, veía un Picasso y me daba mucha rabia”, recuerda, “Pensaba ¿cómo va a hacer algo así?”.

Toda esa información, considera el artista, fue lo que le hizo finalmente dedicarse al arte.

Justamente inspirado por esa espontaneidad de los impresionistas, Cárdenas hizo un primer trabajo en pequeña escala, con papel. Más adelante, encontró la manera de poder fabricarla.

Obras como bosques y la lluvia se construyen con muchas piezas , cada una de ellas única, pintadas de algunos colores específicos y se van colocando una a una de forma muy orgánica. “ Espontáneamente y al azar, era la acción que quería sentir y hacer”, afirma.

¿Cuanto toma completar una obra?, preguntamos a Cárdenas quien responde “como cuatro hombros” y ríe. “Horas, horas, horas, aquella (señala un nido amarillo) tiene más de 120 horas de trabajo y solamente estoy hablando del tiempo mío. Habría que sumar el tiempo que toma cortar pulir y pintar cada pieza. Hay mucha mano de obra detrás de todo. No lo quiero contar mucho porque me preocuparía”, concluye.

Incendios y deforestación una realidad difícil de esconder
Conciencia ambiental

Aunque la naturaleza ha sido por muchos años la inspiración de Ricardo Cárdenas, una situación muy puntual le hizo tomar una gran determinación.

“Hace un año estaba en el Hay Festival en Cartagena y allí conocí a Carlos Castaño antropólogo, arqueólogo e investigador del Parque de la Sierra de Chiribiquete lugar que tiene importante información del origen de la llegada del hombre a América. Pero al finalizar su conferencia cuenta lo que ocurre hoy día en el parque y alrededor de él y dio unas cifra que me sacudieron el alma”, rememora.

Castaño reveló que unas 20 hectáreas de la Amazonía colombiana están siendo devastadas por hora.

“En Medellín nos encontramos y le dije que iba a poner mi obra al servicio de contar ese tema porque mucha gente no lo sabía. Hice obra sobre esto, investigué, leí y llegué a la conclusión de que es un tema que es del conocimiento de los ambientalistas, pero la sociedad no sabe qué hacer, solo protestar, porque no es como dejar de usar el carrizo o la botella plástica. Entonces, mi tarea va a ser contar y contar y contar esto”, aseguró.

La obra de Cárdenas fue presentada en Segovia, España y en la Casa de la Literatura en Roma. “Creo que cada vez la gente es más consciente. Para el Amazonas lo que le ha pasado este último año es lo peor, pero también lo mejor porque si eso no pasa, la gente no hubiera sabido cual era la situación”, opina.

De acuerdo con el artista “hay mucha corrupción y una incapacidad absoluta de los gobiernos por detener la deforestación, mientras que juventud está muy consciente. Hay un punto de quiebre, hay consecuencias si no tomamos acción. El Amazonas es la última esperanza que le queda al mundo. Si algo le pasa no hay punto de reversa y mi obra irá hacia eso”, destaca.

En un escenario más cercano, Cárdenas quiere darse un tiempo para desarrollar un trabajo más amplio sobre los manglares. “Los he estudiado mucho, gracias a Stanley Heckadon, del Instituto Smithsonian los he podido visitar y recorrer”, cuenta.

¿Espera lograr algo concreto con estas acciones? preguntamos al artista. “¿Enemigos?” se pregunta, “eso es lo que he logrado seguro. Del resto no estoy seguro, pero por lo menos, quedaré en paz porque lo intenté”.

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