Clases virtuales sin dolor

Actualizado
  • 05/09/2020 00:00
Creado
  • 05/09/2020 00:00
Ahora se necesitan estrategias de comunicación más interactivas y la participación constante a través de un diálogo fluido para lograr una conexión con el estudiante; conexión que antes se daba con el simple hecho de compartir un espacio entre cuatro paredes. Es más, ahora el saber tiene que fluir por ambas vías para que nuestros alumnos también sean nuestros maestros

Los tiempos actuales han obligado a muchos gobiernos alrededor del mundo a modernizar su sistema educativo. La educación es el motor de la libertad, del entendimiento y la razón. Es la guía donde los pueblos aprenden a ser, a pensar, y a elegir con criterio.

Los maestros y expertos en aprendizaje comparten que los adelantos tecnológicos pueden ayudar a dar pasos agigantados en todos los sistemas educativos globales, para explotar mucho más el conocimiento.

Lastimosamente para algunos gobernantes, es más fácil liderar a un pueblo ignorante que a uno que tenga como arma el conocimiento y el poder de discernir. Nelson Mandela ya lo decía: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha dejado claro que, entre los derechos universales de los niños está el de la educación: “Todos los niños deben recibir educación gratuita que contribuya en crear su propio futuro. El niño tiene derecho al disfrute de la vida social que le da la escuela. El derecho a la educación constituye un elemento esencial para el desarrollo social, psicológico y económico del menor ante el mundo”.

A medida que más y más escuelas se vuelven remotas, es imperativo lograr que el aprendizaje digital esté al alcance de todos. Los maestros y expertos en aprendizaje comparten que los adelantos tecnológicos pueden ayudar a dar pasos agigantados en todos los sistemas educativos globales, explotando mucho más el conocimiento para así poder entrar a una nueva era de las luces.

Como profesor universitario me ha quedado muy claro desde un principio, que las lecciones típicas que daba en un salón son cosas del pasado. Ahora se necesitan estrategias de comunicación más interactivas y la participación constante a través de un diálogo fluido para lograr una conexión con el estudiante; conexión que antes se daba con el simple hecho de compartir un espacio entre cuatro paredes. Es más, ahora el saber tiene que fluir por ambas vías para que nuestros alumnos también sean nuestros maestros.

Ese pequeño consejo se aplica a algo más que trucos visuales. A medida que las escuelas avanzan en el aprendizaje remoto, o implementan modelos híbridos (en Europa, por ejemplo, los niños están regresando a las aulas por cinco horas a la semana), también se está luchando por evitar los torpes manejos en plataformas como Zoom, Teams, Skype o Meet, y los fallos tecnológicos de conexión que hicieron que los primeros pasos fuesen tan agotadores y tensos.

Si bien no hay una solución mágica que pueda reemplazar la interacción “en vivo y a todo color”, ni hay un enfoque único que funcione para todos los estudiantes y grupos de edad, el aprendizaje remoto no tiene porqué ser un sustituto terrible; así que, permítame compartirle algunas acciones puntuales que se están haciendo para hacer de esta experiencia algo maravilloso.

No se amarre a un cronograma rígido

Antes los alumnos se tenían que resignar a estar sentados haciendo su trabajo o simplemente a escuchar. Imagine si su clase dura dos o cuatro horas, estando en el salón... simplemente sería ¡tortura limpia!

Hoy se recomienda que las videollamadas sean breves y las actividades aún más para que exista una mejor interacción. Si la “fatiga del Zoom” es un problema para los adultos, es aún mayor para los niños, que tienen períodos de atención más cortos y muchas distracciones fuera de la pantalla.

Las sesiones de video no deben durar más de 30 minutos para los niños de primaria, o más de una hora para los de secundaria y universidad. Dentro de ese período, los maestros y profesores deben pensar en cambiar sus lecciones o actividades con más frecuencia de lo que normalmente lo harían, creando minilecciones.

Piense de tres a cinco minutos por minilección para niños de primaria, en comparación a los 10 o 15 minutos para los adolescentes de secundaria y universidad. Recuerde esto: una lección debe durar el tiempo que le toma a un joven pasar de nivel en un video juego.

Simplifique las instrucciones

En lugar de mantener a los niños amarrados a las video llamadas, usted como docente podría completarlas dejándoles actividades por su cuenta. Esto pueden incluir cuestionarios en plataformas gratuitas como Kahoot, lecciones interactivas en Nearpod, grabaciones de video a través de Flipgrid o actividades de aprendizaje en Seesaw, además de tareas fuera del mundo online. WhatsApp solo debería usarse para dejar instrucciones verbales como complemento a los correos institucionales.

Pregunte frecuentemente

La interacción es esencial para mantener a los estudiantes interesados y las herramientas digitales como Nearpod y Kahoot pueden ayudar. Al hacer que los estudiantes visiten estos sitios en paralelo a los servicios de videoconferencia como Zoom, generalmente en una ventana o pestaña separada del navegador, los maestros pueden incorporar encuestas, preguntas y acertijos en sus lecciones.

Si los maestros sondean a su clase para ver cómo se siente, es posible que obtengan respuestas de estudiantes que, de otro modo, tendrían vergüenza de hablar en persona. Y si cuestionan su clase en medio de una lección, puede ajustar su enseñanza en tiempo real. Nadie, ni siquiera los profesores, tenemos el conocimiento absoluto.

Socialice

El aprendizaje remoto nunca reemplazará todos los elementos de estar en un salón, sin embargo, permítale a los alumnos platicar entre ellos unos minutos. Créame que se lo agradecerán y es algo que extrañan a mares. Hágalo y además comparta temas que no sean la lección del día. Regálese un momento para conocerlos en su propio ambiente.

Recuerde esto, todo docente que esté dispuesto a enseñar, debe tener apertura para aprender, y qué mejor escuela para ello que esta cuarentena y nuestros propios estudiantes.

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