• 10/01/2021 00:00

Tántalo

Señores ministros, señor presidente, hagan cuentas y verán que en este país que ustedes dirigen, la mayor parte de la población estamos sufriendo el suplicio de Tántalo

Pro bono publico es una expresión latina que significa “para el bien público”. Dentro de esta frase, si nos ponemos a extender significado, cabe casi todo, desde el trabajo que los abogados hacen sin esperar remuneración hasta el pro mundi beneficio del escudo panameño.

El pro bono publico lo han usado los políticos desde que el pueblo romano clamaba por panem et circenses y se conformaban con lo que caía de la mesa de Craso, Pompeyo y compañía.

Los que usan el pro bono como consigna populista se llenan la boca como hizo el ministro Sabonge en un tuit fechado el 2 de enero próximo pasado donde dijo y cito: “El programa Panamá Solidario ha traído paz social al país (sic), sin esta no es posible la reactivación económica. Han sido 994 millones de dólares en ayudas a la población”. Después de que este tuit saliera al ciberespacio yo lo invité públicamente a que viniera a mi programa radial, el Aquelarre para que pudiera explicarme mejor el tema de la paz social y las ayudas. Desde luego, el ministro dio la callada por respuesta, como era de esperarse.

De cualquier modo, expongo en esta columna algunos de los datos sobre los que iba a preguntarle. Hasta el momento no he encontrado estadísticas de 2020 para saber cómo la pandemia ha afectado la nutrición de la población infantil. Pero según estadísticas del año 2019 presentadas por el Ministerio de Salud, en Panamá 1 niño de cada 10 está desnutrido. Esto es tan grave que incluso está afectando la media de estatura del país que ha descendido un 3.3% si lo comparamos con el informe anterior.

Desde luego, en esto, como en muchas otras cosas, tampoco todos vamos en el mismo barco, ni siquiera estamos cerca de estar en la misma tormenta. Las áreas más afectadas por este problema son las áreas indígenas donde los niños casi no prueban la proteína de origen animal, ya sea carne de cualquier origen, huevos o lácteos y apenas comen fruta. Se alimentan a base de cereales, legumbres y tubérculos.

El gobierno se llena la boca con los 994 millones de dólares en ayudas que se han repartido a la población en forma de bolsas de comida o bonos. Acerca de los escándalos con las bolsas de comida, su acaparación, sus negociados y sus trepaquesube no voy a hablar aquí, ya suficiente tinta se ha vertido sobre ese tema.

Lo que sí quisiera, de verdad, es que alguien tuviera los redaños de ponérseme delante y con lápiz y papel (miren que soy buena y les dejo usar lapicero, para que puedan borrar y reescribir todas las veces que necesiten) me dibujara un croquis para que yo pueda entender cómo pretenden que una persona sobreviva en este país en el que vivimos la gran mayoría de la población (no ellos claro, ellos están en primera y cenan en la mesa del capitán) con unos pinches 80 dólares; aunque luego los subieran a 100 y que ahora serán de 120.

Ciento veinte dólares al mes, para una familia promedio, digamos de cinco miembros, para comprar productos de aseo personal (tenemos que lavarnos las manos), de limpieza (hay que desinfectar todas las superficies), carne, leche, pan y fruta para que durante un mes podamos comer tres veces al día.

Venga, señores ministros, señor presidente, hagan cuentas y verán que en este país que ustedes dirigen, la mayor parte de la población estamos sufriendo el suplicio de Tántalo. Viendo cómo pasan ante nosotros los manjares y las prebendas que solo ustedes y los suyos disfrutan. 'Paz social' dice el otro...¡já!

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