Rodrigo Jaén: 'El Viejo Módulo' nunca muere

Actualizado
  • 04/02/2021 00:00
Creado
  • 04/02/2021 00:00
A Rodrigo Jaén, fallecido el pasado 16 de noviembre, le gustaba introducir contradicciones en sus obras, elementos disonantes que pusieran al espectador alerta. Su porte es una gran producción artística para la cultura panameña
Serie 'Escape por una ventana rota'

Nace un 24 marzo de 1947 en un área rural de Coclé y muere el pasado 16 de noviembre de 2020, legando una gran producción artística al pueblo y la cultura panameños.

Inicia su carrera profesional en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Panamá y luego viaja a México donde obtiene su título en artes visuales en la Universidad Autónoma, 1974. También realiza estudios de diseño ambiental y urbano.

Fue director del Departamento de Expresiones Artísticas de la Universidad de Panamá (DEXA), que posteriormente pasó a ser la galería Manuel Amador, de la que estuvo al frente varios años. Cofundador del grupo 'Ars Natura', participa en agrupaciones artísticas como 'ADA', 'Catarsis', y el colectivo 'Isaac Benítez', agrupación vigente a la fecha.

'Ars Natura' parte de una iniciativa de integración artística en el año 1977 donde a partir de un proyecto denominado 'Erótica' comienzan a trabajar con carácter experimental. Su argumentación teórica queda recogida en el 'Manifiesto circular' en 1978. En este momento, ya están presentes los elementos que lo van a acompañar el resto de su vida, como la utilización de diversos lenguajes, la armonía con la naturaleza, la presencia de múltiples expresiones artísticas y el empleo de diversos materiales y técnicas.

Fue un movimiento de avanzada en el Panamá de los años 70 y 80. “Salpicaban al público agua florida...”, comenta una persona que asistió a alguno de los eventos del grupo.

En estos momentos, se consideraba que el arte debía influir en la sociedad, que debía recrear su propia época. Existía la concepción, más o menos generalizada, de que no estaba hecho para deleitar sino incidir en la conciencia crítica de los pueblos.

A partir del grupo 'Ars Natura' surge otro de los elementos clave en la obra de Jaén, nos referimos al 'Arte-correo'. En 1980 'Ars Natura' diseña un proyecto con el cual participa en la Bienal de Sao Paulo (Brasil). Consistía en invitar a artistas internacionales, a través de un sobre de correo, diseñado en serigrafía. Los artistas invitados enviaban un trabajo gráfico, tipo postal, que se mostraría en un espacio destinado al grupo dentro de la Bienal.

De esta iniciativa va a surgir la idea del mini-formato. La primera exposición de estas obras se realiza en 1988 convocando, en esta ocasión, a artistas nacionales. Luego se amplía a artistas internacionales, realizándose 20 encuentros de miniexpresión, cada vez con más participantes, llegando a contar con unos 250 artistas nacionales y extranjeros.

Legaron al arte panameño una colección de 3,000 obras de pequeño formato que reposan en la galería Manuel Amador.

El llamado al espectador

En Panamá se comienza a explorar con nuevos lenguajes expresivos como, por ejemplo, incorporar al espectador a la obra, haciéndolo parte de ella; o pensar en el arte como un objeto, generalmente hecho de materiales reciclables, presentadas en espacios abiertos y con múltiples posibilidades expresivas.

En una entrevista, realizada por la Universidad de Panamá (UP), en el marco del programa 'Entrevista entre artistas' de la Vicerrectoría de Extensión, afirma que hubiese querido estudiar arquitectura. Admirador de la Bauhaus, y de su concepción integradora de los espacios, se aventura a construir su casa.

El artista inició su carrera profesional en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Panamá y luego viajó a México donde obtuvo el título en artes visuales en la Universidad Autónoma, 1974. También realizó estudios de diseño ambiental y urbano.

En ella se encuentra 'El Viejo Módulo', siguiendo algunos de los preceptos fundamentales de la memorable escuela alemana. Por ejemplo, su estructura es geométrica: es un hexágono, tal y como se muestra en él dibujo que él mismo diseñó para su posterior construcción.

El primer módulo fue hecho de barro. Rodrigo Jaén provenía de las montañas de Coclé. Utilizó los conocimientos ancestrales adquiridos en su pueblo natal y convocó a sus amigos a varias “juntas de embarre” para edificar, poco a poco, lo que sería una casa-archivo; escuela-taller; donde el arte y el hombre podían convivir de manera armoniosa y permanente. Fue punto de encuentro de artistas, estudiantes y buscadores de nuevos lenguajes expresivos.

'El Viejo Módulo', como lo conocemos en la actualidad, se comienza en 1978, a partir de la preocupación que le suscita la necesidad de crear un espacio donde se pueda exhibir y dar a conocer el arte panameño, sobre todo el de los más jóvenes.

Pero también es una casa archivo con un patrimonio incalculable. Se cree que alberga más de 2,000 obras que servirán de referencia y consulta a las futuras generaciones gracias al esfuerzo y visión del maestro.

Cabe resaltar que, una publicación mexicana, lo reconoce como uno de los pocos artistas plásticos que ha incursionado en la arquitectura al diseñar y levantar su propia vivienda.

Otro elemento destacado en su trayectoria profesional son los 'libro-arte'. A ellos dedicó buena parte de su tiempo y constituyen un elemento clave en su quehacer artístico. Cada colección está dedicada a un tema y contienen alrededor de 100 pinturas. De este modo se establece un elemento de exploración estética a partir de un tema que le despierta un interés particular.

Con frecuencia emplea marcadas superposiciones en sus obras, estableciendo esas variables temáticas de las que hablamos, y que se convierten en común denominador de una serie.

Elementos como los bodegones, caballos, peces, la figura femenina, son trabajados en las diferentes series, con diversas texturas y fuertes contrastes cromáticos. Normalmente los objetos conservan su materialidad. Son los colores y sus modulaciones los que, a menudo, sustituyen a la luz.

Los 'libro-arte' generan propuestas dinámicas, realizadas con “objetos”. Contienen sus experimentos pictóricos que, a veces, están acompañados por algunos textos. Se trata de libros artesanales, hechos a mano, que rompen con la idea de que el arte no se toca.

Una esencia

Admirador del arte primitivo, al que considera “el verdadero arte y del que todo proviene”, cree que el hombre, en su origen, realiza arte necesidad espiritual. Siente ese vínculo con lo primigenio, con esencial y primordial que lo lleva a decantarse por la incorporación de formas geométricas, simplicidad compositiva y libertad cromática. Dice “yo también pinto por necesidad espiritual”.

Sus dos grandes maestros fueron Adriano Herrerabarría y Alfredo Sinclair. Con ellos aprende la técnica del “trabajo rápido”, generalmente basado en aplicar el color con espátula y difuminar los contornos.

Entre las influencias que el propio artista reconoce en su obra, podríamos citar artistas tan diversos como Serafín Ruiz, Jheronimus Bosch, Rembrandt o Rafael, también admira el trabajo del nicaragüense Armando Morales...entre otros muchos.

Se considera seguidor de Sergio Moratti en la construcción de sus bodegones, en los que introduce elementos surrealistas y fuertes contrastes lumínicos.

Los recursos del artista

Experimenta con materiales como el poliuretano, pero también incorpora en su lenguaje plástico elementos como hojas secas de árboles, abanicos viejos, afiches, revistas, periódicos, bambú, semillas, piedrecillas, botellas de vidrio, estampillas, e incluso el alquitrán, porque, como él mismo dice: “En arte todo es posible”.

Realiza una serie de formas a partir de figuras gestuales y libres que denomina 'meeting'. Se trata de la representación de personas, desnudas, que le permiten explorar y simplificar la anatomía humana incorporando una narración simbólica: el hombre es desnudo. Lo que lo recubre también lo esconde.

Estos 'meeting' o túmulos son representaciones de grupos humanos localizados en puntos de la ciudad, como las estaciones de metro o la plaza 5 de Mayo. Aluden a congregaciones observadas desde afuera, se perciben como un “todo”, diluyéndose las formas y contornos, de tal manera que ya no son seres humanos diferenciados, sino figuras anónimas, arquetípicas, mostrando la condición humana sin rastros de individualidad.

Es por ello que estas figuras se trabajan de manera esquemática, haciendo referencia a su esencia, a sus elementos indispensables a través de formas geométricas, angulosas, dinámicas y coloridas.

También se destacó por ser un gran paisajista. Son frecuentes sus representaciones de manglares con colores subjetivos, dentro de los cuales destacamos la presencia del violeta; aplicados de tal manera que van conformado la imagen como un juego de tonalidades.

A Rodrigo Jaén le gustaba introducir contradicciones en sus obras, elementos disonantes que pusieran al espectador alerta. No existe una única respuesta. El arte es el camino de la pluralidad y los múltiples puntos de vista. Sus obras plantean enigmas que interpelen al espectador cuando, por ejemplo, se enfrenta a un fondo desértico del que nace un árbol florido.

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