• 25/04/2021 00:00

Goebbels

Este señor místico, cojo y resentido, fue el que fijo los once principios de la propaganda que aún hoy son seguidos a rajatabla por la mayor parte de los partidos políticos en el poder

No creo que haga falta explicar quién fue el portador de ese nombre de infausta memoria, pero por si acaso hay algún despistado, Paul Joseph Goebbels fue un político miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda durante el Tercer Reich, entre 1933 y 1945.

¿Que a qué viene esa referencia biográfica hoy? Pues es que, fíjense que este señor místico, cojo y resentido, fue el que fijó los once principios de la propaganda que aún hoy son seguidos a rajatabla por la mayor parte de los partidos políticos en el poder, a saber: Principio de simplificación y del enemigo único, se trata de individualizar a todas las diferentes facciones que te adversen en un solo adversario para unificar a los oponentes.

De este se deriva el Principio del método de contagio que dice que los adversarios siempre han de constituirse en suma individualizada.

Principio de la transposición, según el cual se cargan sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque: “Aquel robó más”... Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota protagonizada por el adversario, por pequeña que esta sea, en una amenaza gravísima para la estabilidad de la nación.

Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. No hay mucho más que añadir a esto.

Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. Y en Panamá tenemos numerosos ejemplos de mentiras tan repetidas que ya se han convertido en verdad.

Principio de renovación. Se deben actualizar continuamente las informaciones a un ritmo tal, que cuando el adversario pueda reaccionar ya la masa esté entretenida en otra cosa.

Por cierto, ¿alguien sabe qué ha pasado con lo de los albergues del Senniaf? ¿Qué ha ocurrido con los niños? ¿Ya han hecho pública la lista que el Ministerio de Cultura prometió con los pagos realizados a los allegados al señor ministro? ¿Alguien sabe en qué han parado todas las acusaciones y los escándalos de corrupción que se han filtrado en el último año?

Principio de la verosimilitud. Algo no debe ser verdad sino 'parecer' verdad de modo que se construyen los discursos y los comunicados a partir de fuentes diversas y sin verificar y/o con informaciones fragmentarias.

Principio de la silenciación. Afirma que se deben acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que no los favorecen, usando medios de comunicación afines. También se deben “camuflar” algunas mentiras dentro de noticias ciertas para que sean más fácilmente creíbles por el público.

En el Principio de la transfusión los que manejan los hilos se aprovechan del odio preexistente para atacar con él a quienes se oponen al régimen, este principio se arraiga en prejuicios tradicionales y difunde argumentos que desatan actitudes primitivas (y peligrosas).

Y el último es el Principio de la unanimidad, somos ovejas dentro de un rebaño, pensar fuera del marco es malo. La gente termina convenciéndose de que 'si todo el mundo opina igual, el argumento debe ser cierto'.

Dentro del esquema de manipulación en el que estamos hoy, ¿quién señalará el culo desnudo del emperador'.

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