'La cultura es la herramienta más importante para entender al mundo'

Experiencia y trayectoria se conjugan en la vida del maestro Jorge Ledezma Bradley (1943, Panamá), quien ha dedicado 45 años de su vida a la Orquesta Sinfónica Nacional como director musical. Con su constancia en el proceso de formación y perfeccionamiento ha logrado hacer crecer la orquesta –la cual recibió en 1994 con tan solo 37 músicos– hasta convertirla en un organismo musical conformado por unos 63 músicos de los cuales se siente muy orgulloso, puesto que han representado al país con amplias y destacadas partituras a nivel nacional e internacional.

Pese a tener en su haber grandes reconocimientos por su ardua labor en el ámbito cultural, Ledezma admite que eso no lo hace ni más ni mejor que otro artista. “Los reconocimientos son un estímulo al trabajo que uno realiza dentro de la comunidad y es ahí donde nos damos cuenta de que cada obra que uno desarrolla con cariño tiene un valor, y eso se agradece”.

“Soy un servidor de la música. Una persona que ha dedicado su vida profesional al estudio, la comprensión y la difusión de obras musicales desde el estilo barroco (un estilo artístico que dominó la arquitectura, la pintura, la literatura y la música desde la segunda mitad del siglo XVI y parte del XVIII en toda Europa y América Latina), hasta la actualidad, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional”, detalla el maestro.

Ledezma admite que la experiencia adquirida como director en orquestas de países como Brasil, Colombia, Costa Rica, Venezuela, El Salvador, China (Beijing Symphony), República Dominicana y Nicaragua ha sido de gran satisfacción, porque toda esa retroalimentación le ha permitido mantener activa y en crecimiento cuantitativo y cualitativo a la orquesta. Una tarea nada fácil, mas no imposible. “Creo que ese ha sido mi mayor logro, mantener en esa curva ascendente a la sinfónica”, admite el maestro.

Para el director, una sinfónica es una herramienta artística y musical muy costosa, sin embargo, “a quien le gusta y sueña con ejercer de manera profesional este arte que no desista, ya que la música instrumental brinda una imagen de la cultura de un país”.

Reconoce que pese a que son más de 60 los músicos, aún les falta llegar a un mínimo de 80 para estar dentro de los estándares internacionales y confía en que pronto este objetivo se logrará.

De acuerdo con Ledezma, actualmente ocupan una posición media en el ranking internacional en relación con otras sinfónicas; sin embargo, se esmeran en trabajar para impulsar el crecimiento musical muy a pesar de la pandemia. “Definitivamente la pandemia nos ha puesto un nuevo panorama del cual estamos aprendiendo y vamos a seguir profundizando, hablo del recurso informático, una plataforma con la que hemos creado vínculos a nivel colectivo e individual con varios músicos, lo que está dando muy buenos resultados, aparte de que no hemos parado de brindar los conciertos que teníamos programados, siguiendo las medidas de bioseguridad establecidas por el Ministerio de Salud (Minsa)”, aclara.

Para el músico y director de orquesta la “cultura es la herramienta más importante para entender el mundo, ya que nos permite establecer relaciones, es decir, que todos estamos interconectados”.

Desde 1994, Ledezma es el director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Panamá por la que confesó que siente una gran satisfacción; además del orgullo de haberla visto crecer y proyectarse de “manera magistral” en escenarios nacionales e internacionales.

Para el músico, una de sus grandes fuentes de inspiración es el trabajo del compositor y director de orquesta alemán Ludwig van Beethoven. “Uno siempre tiene a su compositor preferido. Para mí, Beethoven fue un revolucionario porque rompió todas las barreras en el ámbito musical. Con su legado abrió nuevos caminos para los compositores que vinieron después de él”, dice.

“Con la Sinfonía N°3, conocida como 'Eroica', una obra considerada por muchos como el amanecer del romanticismo musical, Beethoven rompió varios esquemas de la tradicional sinfonía clásica; por eso es la más grande y nunca ha podido ser reemplazada”, expresa.

El pasado 21 de abril, Ledezma dirigió el Festival de Beethoven que se realizó de manera gratuita, y con él la Orquesta Sinfónica Nacional retomó sus presentaciones presenciales.

El programa incluyó piezas de Johann Sebastian y Beethoven, donde también se hizo acompañar en el violín por la solista Arlene Magallón.

Ledezma recordó que en 2020 se cumplieron 250 años del nacimiento de Beethoven, sin embargo no fue posible hacer ningún homenaje debido a la pandemia. Por este motivo, su regreso a los escenarios fue una ocasión propicia para destacar la obra y legado musical del compositor alemán.

Según Ledezma, forjar la carrera de un buen músico precisa tener presentes tres aspectos básicos: la puntualidad, la excelencia, olvidar el conformismo y no mirar lo que hace el otro; “con estas tres cosas un buen músico tendrá un futuro prometedor”.

Ledezma recuerda que hace algunos años asistió a un congreso de músicos y directores de orquesta, un encuentro en el que su ponencia destacó la manera en la que las orquestas sinfónicas han llegado para quedarse: “por más perfecta que sea una grabación en video o audio, nunca tendrá el alcance ni el efecto de ver a una orquesta en vivo. Esto despierta otras percepciones al crear tanta belleza musical; eso ante los ojos del público es algo fascinante”.

La Orquesta Sinfónica Nacional es un pilar en el acervo cultural del país y ha presentado obras como Carmina Burana de Orff; la Sinfonía N° 1 de Mahler; El sombrero de tres picos de De Falla; Ma Mere l'Oye de Ravel y La consagracion de la primavera de Stravinsky, entre muchas otras. Ledezma ha dirigido más de 500 conciertos sinfónicos a lo largo de una carrera ininterrumpida.

Jorge Ledezma Bradley inició sus estudios de medicina en la Universidad Federal de Bahía, en Brasil, sin embargo, cursó la carrera hasta la mitad del cuarto año. Según comenta, al participar en un coro de la Facultad de Medicina descubrió su vocación musical y un par de años después dejó la medicina para dedicarse de lleno a la música a nivel superior, en la misma universidad.

“Mi año de formación fue de 1969 hasta 1974. Estuve seis años estudiando y en ese tiempo realicé muchos conciertos de obras contemporáneas para los jóvenes de la orquesta de la Universidad de Bahía. De hecho, mi graduación fue un concierto que realicé en la universidad un 16 de diciembre de 1974”, describe.

Luego de sus estudios regresa a Panamá y es nombrado director asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional en 1975, “ahí me di cuenta de que en el país había una atmósfera muy favorable para la cultura musical, por lo que nos concentramos en hacer entender que es importante para el ser humano tener una identidad cultural”, menciona.