El uso excesivo de la tecnología y su relación con los trastornos del sueño en jóvenes

Actualizado
  • 27/07/2021 00:00
Creado
  • 27/07/2021 00:00
De acuerdo con expertos, el uso de dispositivos móviles o tecnológicos está relacionado con una mala calidad del sueño en la adolescencia. Los patrones de sueño de los adolescentes están determinados por los cambios hormonales que se producen durante la pubertad, y el estilo de vida
Los jóvenes, al utilizar los dispositivos móviles o equipos tecnológicos como tabletas, computadoras o videojuegos antes de ir a la cama, enfrentan dificultades para conciliar el sueño.

El sueño es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento de las personas. Pero, ¿por qué es tan importante? Una buena calidad del sueño es básica para conservar energía, promover el crecimiento y apoyar el desarrollo mental, en especial durante la infancia y la adolescencia. Sin embargo, pese a esto una gran cantidad de adolescentes sufre de una mala calidad del sueño, hecho que se ha asociado a las nuevas tecnologías.

De acuerdo con estudios recientes, las nuevas tecnologías están provocando nuevos trastornos del sueño en los jóvenes, ya que al utilizar los dispositivos móviles o equipos tecnológicos como tabletas, computadoras o videojuegos antes de ir a la cama, sufren afectaciones al momento de buscar el descanso.

Diego García Borreguero, director médico internacional del Instituto Europeo del Sueño (IES) en Panamá, explicó a La Estrella de Panamá que durante la adolescencia las necesidades de sueño aumentan. “Es muy frecuente en todas partes del mundo, incluyendo a Panamá, que los adolescentes no estén durmiendo lo necesario porque suelen pasar horas en las redes sociales hasta bien tarde en la noche”, lo que hace que el descanso no ocurra en un momento prudencial “por ende las necesidades de sueño serán mayores y habrá un déficit de sueño donde el rendimiento también será menor”, mencionó García.

Los patrones del sueño de los adolescentes están determinados por los cambios hormonales que se producen durante la pubertad, el estilo de vida (actividad física, hábitos alimentarios, consumo de alcohol y tabaco, y uso de nuevas tecnologías, entre otros), factores sociales (hora de inicio de las clases, por ejemplo) y factores ambientales (como el ruido, la luz y la temperatura, entre otros).

De acuerdo con una investigación realizada en Noruega, los adolescentes son especialmente vulnerables a consecuencias negativas a la hora de dormir debido a la sobreutilización de aparatos tecnológicos.

Es importante acudir a un profesional de la salud cuando presente problemas de sueño.

En una encuesta realizada a casi 1,000 niños entre 16 y 19 años, se reveló que el uso de estos aparatos se corresponde con peores hábitos de dormir, describe el Instituto del Sueño de Madrid, España.

Los encuestados que admitieron pasar más de cuatro horas utilizando aparatos tecnológicos, tenían una mayor probabilidad de necesitar una hora extra para dormirse y tenían menores posibilidades de dormir el tiempo necesario. La misma tendencia se vio entre quienes reconocieron haber usado más de un aparato durante el día.

“El adolescente de hoy duerme menos que en generaciones anteriores y cada vez hay más datos que indican que hay aspectos de los aparatos electrónicos que pueden generar una excitación adicional. A su vez, estos dispositivos pueden mantener despiertos a los adolescentes hasta muy tarde conversando. Por ende, la luz de la pantalla puede afectar la producción de melatonina, la hormona del sueño, alterando los ritmos circadianos y retrasando el inicio del sueño”, reconoció García.

Lamentó que en Panamá no haya datos que brinden una aproximación de cuántos adolescentes estén pasando por un trastorno del sueño, y resaltó que es importante la comunicación familiar y las rutinas que ayuden a evitar que los adolescentes se queden hasta altas horas de la noche con los dispositivos.

El sueño es primordial para la salud del corazón y para la prevención de eventos cerebrovasculares.
Apnea del sueño

Uno de los principales trastornos del sueño es el síndrome de la apnea obstructiva (SAOS) del sueño, una afección que hace que los músculos de la garganta se relajen repetidamente durante el sueño. “Esto bloquea el paso del aire e interrumpe la respiración por varios segundos y si no se trata, la apnea obstructiva del sueño aumenta el riesgo de afecciones cardiovasculares, como la presión arterial alta, los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares. Los ronquidos fuertes, las pausas en la respiración durante el sueño y el despertarse jadeando o atragantándose son síntomas comunes de la afección”, resaltó el galeno.

Según García, en Panamá tampoco hay buenos datos o estudios que indiquen la frecuencia con que se dan los problemas del sueño, sin embargo, las estimaciones hablan que entre un 3% a 10% de la población adulta tiene actualmente apnea, y la gran mayoría no sabe que lo tiene, por lo que es importante hacerse una revisión médica para hacer el diagnóstico.

A su vez resaltó que si “dormimos menos de lo necesario, la inmunidad celular se verá comprometida o incapacitada; todo ello en comparación con el nivel de respuesta celular que tendríamos si durmiéramos las horas necesarias”.

El sueño no se debe interrumpir con alarmas, plantean algunos expertos.

Pero, ¿cuántas horas necesitamos? Para García esto varía de una persona a otra. “El número de horas que necesitamos dormir es aquella que nos permita despertar de manera espontánea, es decir sin alarma o ruido externo o que alguien nos despierte”.

La mayoría de la población panameña vive bajo una reducción o restricción parcial del sueño, es decir, duerme menos horas de lo necesario y eso varía en algunos casos. “Gran parte de la población que vive en las afueras de la ciudad de Panamá y que tiene que madrugar para ir a laborar duerme aproximadamente un 60%-70% de lo que debería, por lo que el 30% de diferencia aumenta la posibilidad de que acabe teniendo otro tipo de enfermedades. Esa deuda de sueño que se va generando tiene varias consecuencias, como el aumento de la obesidad, ya que las hormonas que regulan o frenan el apetito se liberan durante el sueño y lo que hacen es que nos alimentemos más de lo necesario”, subrayó.

Se estima que más de 100 millones de personas en el mundo pueden padecer el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), principalmente hombres; mientras que en las mujeres su incidencia aumenta a partir de la menopausia.

El SAOS es una enfermedad causada por el colapso de la musculatura de la faringe mientras dormimos, que se caracteriza por síntomas como un ronquido intenso acompañado de pausas respiratorias frecuentes durante el sueño, hipersudoración y otros.

Durante el día, el SAOS se manifiesta principalmente en forma de sensación de sueño no reparador, fatiga, somnolencia, dolor de cabeza, dificultades de concentración y memoria.

El uso excesivo de la tecnología y su relación con los trastornos del sueño en jóvenes

Los principales factores de riesgo de la apnea del sueño son el sobrepeso y la obesidad; en Panamá el 36,5% de la población vive con sobrepeso y el 25% con obesidad.

También se produce en personas con anomalías craneofaciales y con patología obstructiva en las vías aéreas nasales (cornetes, desviación tabique) o faríngea.

Estudios revelan que, a medio-largo plazo, esta afección aumenta el riesgo de hipertensión arterial y de accidente cerebrovascular (ACV) en un 200% a 450%, aunque esta cifra suele estar referida principalmente a los casos de SAOS severo, en estos pacientes la mortalidad es más elevada. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INEC) sobre mortalidad asociada a enfermedades circulatorias de 2001 a 2013, se destaca la enfermedad cardiovascular como responsable del 31% de las muertes en panameños.

“Las guías médicas internacionales recomiendan el tratamiento de todos los casos del SAOS severo, así como de los casos de leve a moderado que presenten factores de riesgo cardio y cerebrovascular”.

“Estas enfermedades hoy siguen siendo el primer paso para cuidar nuestra salud y lograr una mejor calidad de vida, por ello la recomendación es acudir a especialistas que brindan un diagnóstico apropiado”, puntualizó García.

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