Micaela Taylor: 'Encontrar su voz es lo más importante para todo artista'

Actualizado
  • 18/04/2022 00:00
Creado
  • 18/04/2022 00:00
La coreógrafa y fundadora del TL Collective, Micaela Taylor, conversó con nuestro diario sobre su pieza 'Drift', presentada por primera vez en Panamá durante el FAE 2022, y la inclusión de más bailarines jóvenes en los escenarios norteamericanos
El colectivo fue fundado por Taylor en 2016, actualmente se encuentra con sede en Los Ángeles, California.

Micaela Taylor es un nombre reconocido en la esfera de la danza contemporánea en Estados Unidos, siendo considerada una de las bailarinas profesionales más activas y de mayor surgimiento en la industria actual. Fue la portada de la revista Dance Magazine en 2020 y también fue incluida en la lista de los '25 to Watch' por la misma en 2019. Su pasión por la danza ha marcado su vida desde la infancia, iniciando a mostrar interés en este arte a los 3 años y siendo impulsada por sus padres —ambos pastores que también le inculcaron la fe— en Windsor Hills, California.

Desde ese momento, Taylor se ha visto envuelta en diversos estilos de danza: hip-hop, danza africana, danza moderna, jazz, y ballet. Su primera meta era convertirse en una bailarina comercial, actuando en videos musicales y acompañando a artistas en giras internacionales; pero sus sueños cambiaron al observar una clase de ballet en la L.A. Dance Arts Academy cuando tenía 12 años. A los 13, comenzó a dar clases en la Escuela Secundaria de las Artes Escénicas del condado de Los Ángeles, luego se mudó a Seattle, donde continuó su entrenamiento.

En 2014 comenzó su primer trabajo, y descubrió su llamado en ser coreógrafa: “Me di cuenta de cuánto me apasionaba poner en práctica todo lo que había aprendido en mi vida, y eso se traducía en mi trabajo coreográfico, cuando era creativa”, apuntó, “por lo que cuando creo una pieza combino todo lo que sé, uniendo hip-hop, jazz, lo clásico y las formas modernas en mi trabajo”. Actualmente, Taylor es la creadora de las técnicas “pop contemporáneo” y “práctica de expansión”, que acuñó siendo una profesional.

En su visita al Istmo, conversó en exclusiva con La Estrella de Panamá sobre su proceso creativo y su pasión por la danza, donde destacó que siempre ha sido lo que más le apasiona: “Amo bailar, amo moverme y amo estar en el escenario”.

Los bailarines del TL Collective: Kaia Makihara, Jennifer Lacy, Jessie Lee Thorne, y Austin Tyson.

La joven coreógrafa, que fundó su primer colectivo de danza, TL Collective (2016), anotó que es importante mantenerse flexible, porque “siempre aparecerán nuevos movimientos e ideas a implementar, y que quizás no esperes”.

“Es vital mantenerse firme, pero saber y aceptar que los cambios sucederán y que otras personas traerán sus ideas a la mesa. Ese es un gran desafío para mí, porque tengo opiniones fuertes e ideas específicas, y tengo que poder dejarlas a un lado para crecer”, puntualizó.

El pasado 8 de abril, la bailarina y su equipo de otros cuatro profesionales que forman parte de su compañía de danza, TL Collective, se presentaron por primera vez en suelo panameño, mostrando la pieza 'Drift', que nació de sus experiencias “en un tiempo de vulnerabilidad y aislamiento”.

Sus movimientos atléticos, definidos, algunos suaves, otros rápidos, así como sus expresiones faciales que reflejan una conexión intrínseca con su cuerpo, son algunas características que definen su técnica de danza, convirtiéndola en un referente norteamericano antes de cumplir 30 años.

Taylor comenzó sus andanzas en el baile desde los 3 años y es parte de los “25 to Watch” de la Dance Magazine.

Para Taylor y su equipo, llegar a Panamá marca un hito en su primera gira internacional presentando 'Drift'. “Estamos muy emocionados por estar aquí. Queremos trabajar en diferentes espacios y en diferentes países, porque influye en cómo nos presentamos y actuamos con la pieza”, comentó la coreógrafa, “esto ha tenido un gran impacto para nosotros y es un honor”.

Visión generacional

Para Taylor, crecer en el mundo de la danza fue “un privilegio y una gran oportunidad” para aprender, desarrollarse y llegar a ser una mentora para las nuevas generaciones.

Un estudio realizado por la Arnold School of Public Health en la Universidad de Carolina del Sur en 2011, publicado en el Research Quarterly for Exercise and Sport, reveló que alrededor del 35% de las niñas y el 8,4% de los niños considera que bailar “es parte de su actividad física regular”.

'Drift' se compone por movimientos rápidos, punzantes, delicados y en armonía.

En general, la prevalencia de la participación en el baile entre los adolescentes estadounidenses fue de casi el 21%.

En esto apoya Taylor, quien ha trabajado en periodos de ensayos con jóvenes bailarines desde inicios de su carrera, y en 2019, mientras terminaban los últimos ensayos antes del estreno de 'Drift' en EE.UU., trabajó con estudiantes del Colegio de Artes Escénicas de la Universidad Chapman en California. “El país está abierto a nuevas generaciones de bailarines, somos una nación inclinada hacia el arte, pero para quienes son nuevos en esta industria es difícil empezar. Toma tiempo lograr conocerte a ti mismo y que otros te conozcan y entiendan quién eres en el ámbito creativo, por lo que los ajustes son importantes”, mencionó la bailarina.

“Las personas siempre están buscando algo nuevo y genuino, así que hay una apertura significativa para los más jóvenes”, subrayó. “Solo les aconsejo —aunque suene cliché— que no se rindan. Sigan adelante. Habrá muchos obstáculos en su camino, pero deben seguir explorando y encontrarán su voz, que es lo más importante para todo artista. Leí una cita que decía que todos tenemos una voz, pero hay que sentirnos cómodos para saberla utilizarla”.

Sueños que crecen

Cuando la bailarina empezó su estudio de baile a los casi 25 años, sabía que iban a ser difíciles la financiación y los espacios, sin embargo, los obstáculos vinieron de ángulos diferentes a estos. “Muchos de mis retos vinieron desde mi interior, me sentí intimidada y empecé a pensar que no era lo suficientemente buena por causa de mi edad, de mi género y mi raza, pero tuve que aprender a soltar esos pensamientos”, anotó.

Taylor y su compañía se presentaron por primera vez en Panamá el 8 de abril durante el FAE.

“Me rodeé de personas que ya estaban creando sus organizaciones, que ya eran coreógrafos importantes y eso fue de mucha ayuda para mi crecimiento y autoconfianza”, recordó Taylor, “porque quienes te rodean moldean tu carácter. Escogí personas que eran mayores y con más experiencia que yo, lo que me desafío a pensar en grande”. Para comenzar su compañía, Taylor comenzó una recaudación de fondos en la página Kickstarter, donde obtuvo más de $9,400 para pagar el trabajo y viajes de sus bailarines.

Ahora, con un equipo estable de siete bailarines en TL Collective —cuyas iniciales significan 'To Love' (por amor, en inglés)— los sueños de Taylor siguen aumentando, principalmente en convertir su compañía en una organización sin fines de lucro en el próximo lustro, luego llegar a Europa, volver a su antiguo sueño de trabajar como bailarina comercial y lograr que TL Collective sea reconocido como una de las compañías de danza más grandes en Los Ángeles y más allá.

“Un pilar importante en mi filosofía es tener una relación cercana con los bailarines. Danzamos por amor, por eso está en el nombre de la compañía, así que es importante tener una conexión mucho más cercana entre nosotros que con la danza”, expresó Taylor a este diario, “de ahí comienza todo, en nuestra empatía, nuestra ética laboral, el trabajo en equipo; porque la danza es una práctica muy íntima, por lo que debo conocer bien a la persona con quien bailo. A todos mis bailarines los conocí a través de clases compartidas donde pasábamos mucho tiempo juntos. Tomar clases juntos, calentar juntos y tener una conexión genuina es vital”.

De igual forma, la bailarina Jessie Lee Thorne, oriunda de Los Ángeles, quien comenzó en TL Collective desde su origen, comentó sobre la enseñanza de Taylor en un ambiente colectivo, pero que permite “dar paso a la individualidad”.

“Me uní a la compañía desde su gestación, porque Micaela y yo tomamos clases de baile juntas, y estaba muy interesada en el lenguaje de movimiento que estaba creando al principio”, indicó, “desde entonces ha sido genial estar en el proceso de crecimiento y de transición de su lenguaje de movimiento y de su técnica coreográfica. Ha sido un viaje excepcional que hemos compartido”.

Por su parte, el bailarín Austin Tyson, oriundo de Portland, hizo hincapié en que “cada nueva pieza de Micaela es como comenzar a aprender un nuevo lenguaje que ella está desarrollando en tiempo real”, creando un espacio “divertido de entrar y descubrir su visión y lo que otros bailarines han estado trabajando juntos para entonces comenzar tu proceso de ahondar en el vocabulario y el mundo que están intentando construir”.

“Es muy exigente físicamente, pero la expresión de las emociones complicadas nos permiten trabajar en niveles psicológicos y emocionales que de otra manera no podríamos si no fuera por Micaela”, agregó. Asimismo, la bailarina Jennifer Lacy, oriunda de Virginia, anotó que el estilo de Taylor ha dejado su huella en su propia danza personal: “Apropiarme de los movimientos de Micaela en mi cuerpo y ver el crecimiento y la transformación de mi propio estilo junto con su vocabulario ha sido muy bueno. He podido ver un antes y un después en mi creación corporal; ver esas líneas de dónde estaba antes y dónde estoy ahora es un buen aprendizaje”.

Como parte de la agrupación, el bailarín de hip-hop, Kaia Makihara comentó a este diario que venir de un trasfondo de hip-hop le permitió descubrir “nuevos caminos creativos de la mano de Micaela”, así como ver la belleza de “la combinación de este estilo con el contemporáneo, junto con movimientos aislados y de estilo callejero unidos en un lenguaje teatral, con elementos nuevos” que ha beneficiado su propio estilo de una forma colectiva.

En su presentación en Panamá, el grupo experimentó un nuevo escenario. “Estar aquí nos ha enseñado mucho. Ahora podemos compartir esta experiencia conjunta, con un vocabulario en común, pero que nos permite seguir siendo individuales y crear un trabajo mucho más rico a partir de esto”, concluyó Tyson.

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