Stephanie Murillo:'La Panamá afro es invisible por nuestros gobernantes'

Actualizado
  • 12/11/2019 00:00
Creado
  • 12/11/2019 00:00
La comunicadora y ganadora del Emmy explica cómo desde el activismo se lucha por un país más abierto e inclusivo. Cuestiona los obstáculos que una mujer negra debe superar en el campo laboral y en la vida misma. Pide menos omisión y más batalla

Stephanie Murillo (Panamá, 1987) se describe como una comunicadora, activista y afrofeminista. Es de esas mujeres que le fruncen el ceño a la injusticia, a la desigualdad y a la discriminación. Por ello, decidió consolidar la red de jóvenes afropanameños y Afroraíces, movimientos sociales que defienden los derechos y la cultura de la raza. La ganadora del Premio Emmy 2019, por el reportaje 'Afrolatinos', junto a José Antonio Gil y Edwin Pittí, cuestiona, desde su experiencia de mujer negra, la existencia de racismo y segregación por parte de la sociedad. Murillo es una dama arrolladora con un punzante sentido del humor que salta en sus palabras. Dice que seguirá escarbando, con determinación y terquedad, en sus raíces, para mostrarle al mundo que lo negro es “música, historia, cultura, sazón y colores”. Este espacio acoge a este torrente exuberante que promete sonreír con sus dientes blancos para opacar a los malos y a lo menos tolerantes.

Cuénteme un poco de usted...

Soy una mujer de 31 años que tiene la bendición de tener de las dos aguas: de las Antillas de Jamaica, que vinieron para la construcción del Canal, y de los negros del Pacífico.

¿Qué cicatrices tiene de joven que han forjado a la Stephanie del hoy?

(Se detiene a pensar) Tuve muchos comentarios respecto a mi tono de piel. Cuando era niña, a los 10 años, mis compañeritas del colegio me decían: ' eres estrambótica'. Desconocía el significado de la palabra. Y fui entendiendo, cuando mi mamá me explicó, que yo tenía los rasgos físicos más grandes que las demás. Ahora también sucede y estas personas le temen a lo diferente y no entienden la diversidad. No todos somos iguales, nuestra riqueza cultural nos diferencia. La igualdad es basada en tener los mismos derechos, no en las mismas culturas.

¿Cómo se lleva con el activismo?

Soy una activista que defiende los derechos humanos. Hace cinco años, cuando comencé la militancia, no me gustaba cómo eran proyectados los afrodescendientes en los medios, y siendo comunicadora social decidí crear mi plataforma full digital, Afroraíces. Tras ello, en su momento el Ministerio de Desarrollo Social nos ayudó a reactivar lo que es liderazgo joven en la comunidad afropanameña. Lo que queremos es mantener nuestra cultura. La red convoca a organizaciones afro de todo el país. Tenemos presencia tanto en Panamá, como en Brasil y Estados Unidos. Estamos tratando de estar en todos los espacios y estamos levantando una generación más firme para la defensa de los derechos.

¿Cuánto le condiciona el físico a una mujer negra?

Las mujeres negras somos personas voluptuosas  Adicional a eso, el tema del cabello natural, lamentablemente la sociedad lo relaciona con no ser profesional o no tener presencia. Lo intelectual no influye con el cabello ni con el físico en general. Y estas cosas vienen del sistema educativo. Desde niñitas te van inculcando que el cabello afro hay que alisarlo, porque no está dentro de las reglas del colegio. Y ya le vas borrando la identidad desde ese momento. Ya se normaliza y cuando creces  y llegas al campo laboral sin ser quien eres.

Entonces,  ¿usar el cabello afro natural es un acto de irreverencia?

Absolutamente. No solo eso, de resistencia y de lucha. Entiendo que es difícil denunciar cuando te enfrentas a un acto de discriminación, pero hay personas que estamos en esa lucha y que estamos para apoyar y acompañar. No están solas, son cosas que estamos cambiando poco a poco. Este tipo de situaciones no son cosas que debemos estar hablando en 2019.

Hablando de estereotipos, ¿cree que la mujer negra está sexualizada en el imaginario de la sociedad?

Lamentablemente, el cuerpo de la mujer afrodescendiente está sexualizado por el común en la sociedad. La mujeres afro somos un combo de muchas bendiciones, y por ejemplo la industria de la música, no puedo satanizarla toda, y los medios hacen que se perpetúe esa percepción. No podemos permitir que para vender algo, tenemos que exhibir el cuerpo de una mujer. Es mediocridad.

En Panamá, solo el 14% de las mujeres se encuentran posicionadas en cargos de liderazgo o juntas directivas, , de acuerdo con la encuesta que realizó la empresa Lee Hecht Harrison. ¿qué opinión le merece este dato?

Sí eres mujer y eres negra, debes demostrar el doble en el campo laboral. Llegan los obstáculos de cómo te estas vistiendo, los accesorios, el cabello… Hemos visto a mujeres afrodescendientes en posiciones de poder, pero no es lo común. Hay que seguir construyendo. No es fácil tratar de escalar, y estamos luchado en comunidad, porque solo no se puede.

¿Cómo fomentamos, según su criterio, un diálogo inclusivo, que tanto hace falta?

Desde la sociedad civil hemos tratado incidir en el área gubernamental. Nosotros como movimiento social, lamentablemente no llegamos a todos los rincones, necesitamos del Gobierno para que fomente la inclusión. Debemos reeducar la sociedad. Otro ejemplo de discriminación son los migrantes. Debemos tener en cuenta que Panamá es un país de tránsito. Debemos recordar nuestra historia. Debemos abrir nuestra cosmovisión.

¿La Panamá afro está invisibilizada?

Sí, ha sido por parte de nuestros gobernantes. Sin embargo, poco a poco se han ido desmantelando los paradigmas. África en América, por ejemplo, nos ha ayudado a reconectarnos con nuestros hermanos del país y de la región. Hace falta bastante y hay que seguir incidiendo. El Ministerio de Educación (Meduca) debe escuchar nuestras demandas. ¡Abramos la mesa de debate y de diálogo!

No hay duda de que hay heridas del racismo en la sociedad, pero es hora de hablar de los privilegios de ser de raza negra.

Somos colores, sazón, somos música... No hay victimización en nuestra gente. Pero duele que no hay aportes de los afropanameños en los libros de historia, por ejemplo. Se nos enseña quién es un Cristóbal Colón, Vasco Núñez de Balboa , pero no conocemos la historia afrodescendiente. Hay que hacerse sentir en la sociedad…

Volviendo a su labor como activista.. ¿qué considera que le ha aportado al país?

Me falta muchísimo. Trato de aportar al país, preservando quienes somos. No borrando nuestras identidades. Alzando nuestras voces.

¿Qué me dice de la patria que le tocó?

Panamá… ¡Chuleta! ¡Qué pregunta! Panamá lo es todo. Donde crecí y me formé y donde conocí otras realidades de cómo construirme. Me ha hecho ganar premios, cosa que nunca pedí. Seguiré visibilizando nuestra lucha.

Toda mujer transgresora tiene referentes...

Así es. En mi familia, las mujeres son las aguerridas. Mi mama y mi abuela. Admiro luchadoras como Miroslava Morales, Angela Davis, Chimamanda Ngozi Adichi... y   Urenna Best, que es mi mentora.

El día que usted no esté, ¿qué deja estampado en la memoria de su gente?

Espero que recuerden mi jocosidad. Soy de esas pocas personas que puede estar destrozada por dentro pero siempre irradia un espíritu animado.

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