Calladas nunca, activas siempre

Actualizado
  • 13/11/2019 00:00
Creado
  • 13/11/2019 00:00
Si hay una profesión que denuncia actos que denigran a una sociedad, es el periodismo. Tres mujeres periodistas, quienes han dedicado relevantes años de su vida al oficio, sacrificando muchas veces otros aspectos de sus vidas, dan fe de ello. Adela Saltiel de Coriat, María Elena Barrios y Nubia Aparicio son una muestra de los cientos de comunicadoras que se atreven a plantarse firme, con su voz, pluma y criterio frente a hechos que afectan a todo un país con secuelas internacionales
Una madre apasionada, contundente como periodista
María Elena Barrios

“Todo aquel que se siente amenazado de recibir críticas, que descalifique las investigaciones periodísticas que rastrean el dinero público o reaccione con amenazas y ofensas a las preguntas incómodas es enemigo de la comunicación”. Así de tajante en sus afirmaciones es la periodista María Elena Barrios. Formada en Brasil empezó su andar en el universo de la comunicación en la antigua Corporación Panameña de Radiodifusión en 1991.

Cita como ejemplo de adversarios a la comunicación, actos realizados por la Asamblea Nacional. “—En la Asamblea— se ha impedido el acceso a los medios a áreas específicas cuando se discuten temas sensitivos... No olvidemos tampoco las intenciones de legislar para imponer controles que a su vez se traducirían en adquirir poder para intervenir en los medios. Esas confrontaciones y amenazas al ejercicio de la comunicación describen al enemigo”, señala.

Madre de tres hijos, reconoce que lo más complejo de ejercer es tratar de dividirse entre las exigencias de la profesión y su familia. Los horarios de 10, 12 y hasta 14 horas diarias, le obligan a dejar de lado a los suyos. “No ha sido fácil. Para todos es difícil, seguramente en otras profesiones también lo es, pero cuando la mayoría descansa o comparte fechas en familia, es precisamente cuando el periodista tiene más trabajo”.

Su labor de madre también reciente los gajes del oficio. “Para una mujer es más complicado, como mamá, no pasar un cumpleaños con un hijo, no poder quedarse a su lado cuando tiene fiebre... pasa permanentemente”, reflexiona. Su peculiar definición de objetividad inicia en que está basada en los hechos y la lógica. También define a la persona objetiva como “aquella que hace juicios de valor atendiendo a los hechos y la lógica, y no a los propios sentimientos o sensaciones”.

Sin embargo, Barrios aúna como detalle importante que “el periodista no es una máquina, es un ser humano que tiene que observar y describir el comportamiento de otros. Ese examen del reportero estará, invariablemente, influenciado por sus experiencias, sus dudas, sus prejuicios y eso lo vemos todos los días en las salas de redacción”. A pesar de ello, asegura que la información “siempre tiene varias partes, hay que conocerlas todas, ponerlas en contexto y procurar al máximo separarnos de lo que pensamos o sentimos”.

'El poder tiene como parte de sus ingredientes a la corrupción'
Adela Saltiel de Coriat

Autora del libro Tras las líneas del narcotráfico, Panamá entre sicarios (2012), una investigación periodística sobre la muerte del inspector Franklin Brewster, jefe de la Unidad Especializada de Investigaciones Sensitivas. Adela Saltiel de Coriat, incansable periodista panameña nacida en el Distrito Federal de México, no le teme a las investigaciones sensibles, con las que ha destacado nacional e internacionalmente.

Uno de los obstáculos que enfrenta en su faena, pero que no frena su ímpetu investigativo, es “la ausencia de respuestas de los actores involucrados. Puede ser la falta de datos abiertos del gobierno, la rendición de cuentas y falta de respuestas de la utilidad sobre algún tema, entre otros”.

Coriat, editora jefe de la Unidad de Investigación del diario La Estrella de Panamá, ve la objetividad como la acción de “balancear la información y limpiarla de cualquier interés que busque manipular el contenido”. Su campo de trabajo es riguroso y trae “muchas experiencias complejas”, pues las “investigaciones en las que uno se enfrenta a fuerzas de poder son muy complicadas”. “El poder tiene como parte de sus ingredientes a la corrupción y este puede emplearse contra la prensa, cuando el periodista se aventura a revelar hechos ilegales”, sostiene la comunicadora, a la vez que argumenta que “no hay prensa sin libertad de expresión”.

Y es que, según Coriat, la libertad de expresión es un derecho inherente a cada ciudadano que termina donde empieza el respeto al prójimo. “No se puede pretender defender la libertad de expresión con ofensas o incitando a lo ilegal”.

'Sin los periodistas el mundo estaría perdido'
Nubia Aparicio.

Su pluma incansable tiene más de 25 años de experiencia. Ha reseñado hechos relevantes a nivel nacional e internacional. Uno de ellos, la entrevista que realizó al coronel Roberto Díaz Herrera, la cual fue una de las experiencias más complejas.

Su pluma incansable tiene más de 25 años de experiencia. Ha reseñado hechos relevantes a nivel nacional e internacional. Uno de ellos, la entrevista que realizó al coronel Roberto Díaz Herrera, la cual fue una de las experiencias más complejas. “Se había atrincherado en su casa por graves diferencias con el fallecido general Manuel Antonio Noriega. Esa noche pensé que moriría, porque vi hombres armados por todos lados. Justamente cuando entré a la sala, donde se encontraba el coronel, se fue la luz; el corazón se me quería salir, pensé que me iban a secuestrar...”, rememora Aparicio.

La nota “El fraude fue en el 4-4 y Arnulfo ganó” le dio la vuelta al mundo. Eran momentos críticos que vivía el país. Se aproximaba el fin del régimen militar. Y es que, en todo momento, el aporte del periodista a la sociedad es valioso. “Si no fuera por ellos, muchas situaciones anómalas, sobre todo de los gobiernos, no saldrían a la luz pública”, apunta Aparicio.

La historia guarda pruebas que demuestran que el periodismo, cuando es independiente y está vinculado a la verdad, a la justicia y a los intereses de la humanidad, puede cambiar el mundo. “Créeme que sin los periodistas, el mundo estaría perdido; aunque muchos serían felices si no existiéramos. En Panamá, por supuesto, hay casos muy importantes, que si no hubiese sido por los periodistas, no se sabrían, por ejemplo, el envenenamiento masivo por el dietilenglicol”, dice.

Aparicio coordinó la sala de redacción del diario La Prensa, donde laboró por más de dos décadas. “Toda mi vida he sido una defensora incondicional de la libertad de expresión, a tal punto de que opino que la mejor ley sobre el ejercicio del periodismo es la que no se escribe”. Sin embargo, ve con preocupación cuando un medio se dedica a denigrar a otros; “me refiero a cuando se agrede la dignidad de las personas a través de publicaciones malintencionadas”.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus