Dacil Acevedo:'Hay que estar en el poder para cambiar el poder'

Actualizado
  • 04/01/2022 00:00
Creado
  • 04/01/2022 00:00
La experta en sostenibilidad y responsabilidad social conversó con 'La Decana' sobre su camino como una de las mayores líderes mujeres en el mercado empresarial latinoamericano y el rol de la juventud en la sociedad panameña
Acevedo reúne más de 25 años de experiencia en sostenibilidad, educación superior y negocios internacionales.

Madre, profesional y líder corporativa, Dacil Acevedo –nacida en Argentina– encarna el esfuerzo, las caídas y la falta de apoyo en muchas ramas que deben enfrentar las mujeres latinoamericanas para alcanzar altas posiciones en el panorama empresarial. Siendo la octava líder de mejor reputación corporativa entre 14 mujeres que fueron mencionadas en el ranking de Merco para América Latina de 2021, la experta en responsabilidad social y sostenibilidad conversó con La Estrella de Panamá sobre la importancia de “mejorar la elegibilidad de mujeres en altos cargos” y dar espacio a la juventud para tener mayor protagonismo en el escenario sociopolítico del país. “Creo mucho en apoyar en el liderazgo, y en apoyar a los jóvenes”, comentó a nuestro diario.

Su trayectoria deja en evidencia la necesidad de servir a las comunidades, siendo un pilar principal en su filosofía basada en el apoyo, el cuidado y el crecimiento en pro de las nuevas generaciones. Como la primera mujer en asumir la presidencia del Consejo del Sector Privado para la Asistencia Educacional (Cospae) en 2019, dio apertura a otras mujeres en este sector.

También, desde 2020 tomó la Vicepresidencia del Consejo Nacional de Expresidentes de Gremios del Sector Privado (Conexpa). En esta edición destacamos su esencia como mujer y profesional, y una figura de impulso.

¿Cómo llegó al camino de la sostenibilidad y responsabilidad social?

Todo empezó por mi vocación social, siempre la tuve desde chiquita, y como colaboré con diversas acciones de voluntariado en Argentina, de donde soy, logré ayudar y ver la realidad de las necesidades en las zonas rurales, de difícil acceso, entre otras. Luego, esa vocación individual logré convertirla en liderazgo colectivo, apoyando a diversas organizaciones juveniles y llegando a conocer al doctor Bernardo Kliskberg de quien fui luego aprendiz.

¿Cuáles han sido los retos que ha debido enfrentar en su trayectoria?

Desde trabajar en corporaciones, empresas sin fines de lucro, instituciones gubernamentales y fundaciones, he aprendido a ver las situaciones desde un lente de gestión responsable. Pero en el tiempo que estuve dentro de la Cámara Americana de Comercio e Industrias había un número bajo de paridad de género en altos puestos y en la candidatura de mujeres. Logré aportar nuevos mecanismos para cambiar esa realidad y obtener una paridad justa de mujeres en puestos de importancia y animarlas a optar por puestos de liderazgo que muchas veces no se atreven a solicitar.

Uno de los mayores retos es el temor a la competencia, pero creo que no hay que tenerle miedo, sino ganar los puestos por esfuerzo y con igualdad de oportunidades. Las mujeres que ya estamos en puestos altos, tenemos una mayor responsabilidad de abrir el camino a otras que vendrán.

¿Y en cuánto a las satisfacciones?

Mi mayor satisfacción es iluminar para que otros sigan brillando, sobre todo los jóvenes y adultos jóvenes que creen en sí mismos, que tienen sueños, que tienen proyectos y que quieren echar para adelante a punta de esfuerzo. Mi esfuerzo es también por los jóvenes que se están formando y creciendo, principalmente mi hija Daniela que tiene cinco años, y estoy convencida de que formará parte de una nueva generación alejada de los estereotipos. Creo en la igualdad de oportunidades y en la detección de talentos desde los primeros años de las personas, por eso doy clases en universidades públicas, que es otra de mis satisfacciones, porque me permite devolver a la sociedad lo que yo he recibido en el ámbito profesional.

Ha sido testigo de una América Latina transicional... ¿cómo afecta esto a la juventud?

América Latina y Panamá siguen presentando altos porcentajes de desigualdad social, económica, educativa, entre otros, lo que no pinta bien para las nuevas generaciones, pero yo creo que los jóvenes salvarán nuestra región. Mi gran sueño es tener una América Latina y un Panamá económicamente competitivos, al mismo tiempo que sostenibles ambientalmente y equitativos socialmente, haciendo énfasis en la justicia social. Lo que más podrá ayudarnos en el futuro son las alianzas público privadas y la creación de políticas públicas en pro del desarrollo humano. Es momento de que más allá de analizar a los países nórdicos que presentan excelencia educativa y social, se tomen las riendas para aplicar sus sistemas a nuestra realidad con los ajustes necesarios, dando fin a la terrible realidad excluyente y discriminatoria de nuestro país.

Teniendo en cuenta la inserción de la juventud en otras realidades sociopolíticas, ¿qué hace falta para una mayor participación en Panamá?

Debemos darle voz en las áreas de transformación social y política; estamos perdiendo tiempo cuando deberíamos contar con sus aportes en cada decisión pertinente. Dar mayor visibilidad a los proyectos y movimientos liderados por jóvenes es imperativo para crear espacios de convergencia intergeneracional dentro del país, pero también educar a los medios de comunicación para evitar los estereotipos cuando se tocan temas que involucran a jóvenes y mujeres, puesto que esto ayuda a que sean no solo escuchados, sino tomados en cuenta al momento de la toma de decisiones.

Su unión con el voluntariado le ha guiado por dos décadas, ¿cómo se podría atraer a una mayor intencionalidad del panameño a esta práctica?

En Panamá existe la plataforma organizada Ponte en Algo, donde las personas pueden acceder e inscribirse en movimientos de voluntariado que surgen dentro de todo el territorio nacional. Aparte de esto, no se necesita tener un gran evento para ser voluntario, sino que se puede empezar desde las comunidades, ya sea en las iglesias locales, apoyando a los equipos de fútbol de las barriadas, los parques, o en la limpieza de las calles. Hay mucho que no consideramos “voluntariado”, pero sí lo es, y Panamá es un país muy solidario. Durante la pandemia se reconoció mucho el esfuerzo de los voluntarios por encima del de cualquier empresa e incluso del gobierno. Hay un 21% de participación voluntaria con relación a la población panameña en 2021, por lo que si bien no ha aumentado mucho la participación, sí ha aumentado su valoración, porque en los países donde hay mayor voluntariado también aumenta el desarrollo social.

¿Qué hace aún falta para promover a las mujeres en la región en una lucha constante contra rasgos de machismo?

Es imprescindible dar la visibilidad que corresponde a las mujeres profesionales, algo que hemos dejado de lado, pero se está volviendo a recuperar en la región latinoamericana. No solo somos la mitad de la población mundial, sino el grupo más golpeado por los obstáculos culturales, económicos, laborales y sociales que enfrentamos en todos los países; desde el feminicidio, la violencia de género, violencia doméstica, y ahora con la pandemia, los riesgos han aumentado.

Aún hay que blindar los espacios públicos y privados para que las mujeres puedan desarrollarse sin temer a la discriminación, el acoso sexual, el acoso psicológico y físico. Para las mujeres que son madres la situación actual es aún más desafiante, por lo que debemos construir una plataforma social que les permita crecer para dar también oportunidades a sus hijos. Espero que en el futuro las cosas no sean necesariamente más fáciles, porque no se trata de eso, sino de que sean más justas y equitativas, porque el mundo del irrespeto se acaba en el momento en que no lo permitamos.

DACIL ACEVEDO

Es directora general –ad honorem– del Centro Latinoamericano de Voluntariado y vicepresidenta del Consejo Nacional de Expresidentes de Gremios del Sector Privado (Conexpa)

Ocupación: Consultora senior en Sostenibilidad y Responsabilidad Social. Profesora universitaria de economía, negocios internacionales y responsabilidad social empresarial.
Resumen de su carrera: Es discípula del Dr. Bernardo Klikskberg, padre de la gerencia social y pionero de la responsabilidad social en América Latina. Posee 20 años de experiencia como profesora universitaria, y es miembro del Think Tank de ADEN School of Government. Fue vicepresidenta de la Cámara Americana de Comercio e Industrias (Amcham) en 2018. Fue la primera mujer en presidir el Consejo del Sector Privado para la Asistencia Educacional (Cospae) en 2019. Es directora de Responsabilidad Social –ad honorem– de 'Una empresa, un aula' de la Asociación de Amistad Argentino-Panameña (AAAP) y fue la octava mujer lideresa con mejor reputación corporativa en Panamá en el ranking de Merco 2021.
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