Mitos y verdades en el uso de la pollera

Actualizado
  • 17/11/2020 00:00
Creado
  • 17/11/2020 00:00
Eduardo Cano, investigador de indumentarias folclóricas, costumbres y cultura de Panamá, explica cuáles son las variables que ha tenido esta vestimenta a lo largo de los años
Pollera montuna

Panamá cuenta con una variedad amplia de trajes típicos con las características específicas de cada región. Datos históricos apuntan que su origen deriva del traje de las damas españolas que llegaron a Panamá durante la conquista, entre los siglos XVI y XVII.

En la actualidad hay muchas inquietudes acerca de cuál es la forma correcta de lucir este vestido. Debido a esto, Ciudad del Saber organizó recientemente un conversatorio para abordar el tema.

La cita estuvo dirigida por el profesor Eduardo Cano, investigador de indumentarias folclóricas, costumbres y cultura de Panamá, quien expuso que siempre se habla de que no se deben utilizar en la pollera colores como el verde. “En nuestro recorrido por el territorio nacional hemos encontrado una gran cantidad de polleras verdes. En una época fueron muy utilizadas”.

Siguiendo la línea del tema de las tonalidades, hoy se mantiene el concepto de que las polleras antiguas eran de color morado, pero datos históricos desmienten esta aseveración porque en aquella época los tonos eran variados, aunque la paleta de colores no era tan amplia.

Otra de las ideas erróneas que se tienen es que las polleras centenarias eran de un solo color. “He tenido en mis manos polleras de 1935, y en ese entonces esta vestimenta tenía diversos colores, igual que en los años 20”.

Otro de los mitos que persisten es que las damas piensan que es obligatorio llevar la camisa y el pollerón del mismo color, cuando en realidad no es así. “Antes ni siquiera los tonos iban a juego. Incluso se cree que los tembleques se tienen que combinar con la pollera”.

Según Cano, ideas como estas son las que han encarecido esta bella indumentaria de alguna forma.

Durante el conversatorio también se desmintió la desaparición de la pollera encajonada con mosaicos españoles. “El trabajo artesanal era increíble. Este estilo de pollera siempre ha existido, hay fotos de 1901 que lo validan. Aunque necesariamente estas no eran confeccionadas con mosaicos españoles, sino con bejuco y otras labores”.

Asimismo, se hizo referencia a la desaparición de las polleras de talco en sombra, pero en realidad son las que más se elaboran actualmente.

Variables

Hay diversas ficciones detrás del uso de las joyas que van con la pollera, donde el principal mito es que se debe usar una gran cantidad de joyas reglamentarias con este atuendo, cuando en realidad debe ser lo opuesto. “Lo importante en esta vestimenta es lucirla con las prendas que se tienen en banco, sin abusar de la cantidad de joyas para que el atuendo no se vea recargado”, dice Cano.

En ese sentido, el investigador hizo un llamado para no encarecer los precios de este vestuario representativo de Panamá; “no podemos continuar con eso”, ya que se piensa que para lucir la pollera se requiere de un gran poder adquisitivo. “El vestuario no es elitista, más bien este aspecto se ha marcado gracias a diversos grupos de personas que han hecho creer que esto es así”.

Otro concepto que se aclaró es que en el istmo antes se creía que las joyas de oro eran baratas, pero históricamente la situación económica de muchos pobladores no les permitía adquirir todas las prendas al mismo tiempo. “Hoy se dice que para lucir la pollera se deben tener todas las joyas. En ese tiempo pasaba lo contrario, las damas las compraban una por una o las pagaban poco a poco. Si una persona solo tiene una prenda en su cuello, eso no le quitará el valor a la pollera”.

Con respecto al uso de las peinetas, no es obligatorio. En el caso de la región de Penonomé, las mujeres usan el atuendo de gala con tembleques, sin el peinetón.

En los años 30 rara vez se observaba a una dama con esta pieza. Aunque no hay una fecha exacta del inicio de su uso, se presume que su aparición fue a principios de los años 40. “Esta pieza es relativamente nueva y no tiene tanta antigüedad como se cree, aunque hoy se ha convertido en un elemento que forma parte de la vestimenta folclórica”.

De igual importancia, remarcó que aunque el estampado de la saraza es de flores pequeñas, hace muchos años era de flores más grandes, y agregó que las polleras de corte largo no son las únicas que se pueden utilizar, ya que hay una gran cantidad de pollerones que se usaban con una longitud menor por los áreas en las que habitaban quienes las vestían.

Afirmó que la pollera de gala sí se puede usar con sombrero y no solo con tembleques. “Hay pruebas fotográficas que registran a mujeres usando estas polleras de labores con sombrero”.

Para lucir esta indumentaria, explicó que el maquillaje no debe ser recargado; entre más sencillo mejor, y no es un requisito utilizar abanico y rebozo con la pollera.

Elitismo

Cano comenta que en la actualidad los precios que tiene la pollera “asombran”. Algunas pueden llegar a costar $13 mil dólares. “En Panamá el costo de este atuendo se nos ha salido de las manos. Hay diferentes figuras que han hecho que esto se encarezca”.

En la actualidad hay muchas inquietudes acerca de cuál es la forma correcta de lucir este vestido.

En cuanto a la pollera de lujo, admite que no es más que solo un elitismo, ya que la pollera de labores está presente en todas las regiones del país y cada una cuenta con su propia característica. “La pollera de gala puede tener o no labores, pero un hecho es que cuando se hace referencia al término de pollera de lujo, se está menospreciando las polleras de gala que pertenecen a cada provincia. Ninguna pollera tiene mayor importancia que otra”.

Indicó que se cree que esta vestimenta centenaria estaba hechas totalmente a mano, pero parte del trabajo se ejecutaba a máquina. “En el caso de la provincia de Los Santos, se elabora totalmente a mano; en cambio, en otras regiones no se hace totalmente a mano, sino que es una combinación de ambas. Se nos ha vendido la idea de que tiene que ser cien por ciento artesanal, pero no es necesario”.

Hoy existen distintos tipos de tela y no tiene que ser necesariamente el algodón. “Hay grupos que hablan de materiales nobles, esto es solo parte del elitismo. No es necesario gastar tanto en material. Con el material sintético se puede gastar alrededor de $80. Todavía hay acceso para las mujeres de menor poder adquisitivo que deseen tener su propia pollera”.

Cano afirmó que quien desee aventurarse, se inscriba en una capacitación especial para la elaboración de este atuendo. “En la Junta Comunal de Bella Vista se han dictado cursos intensivos, donde los inscritos han confeccionado más de ochenta polleras desde que empezó”.

Por otra parte, aclaró que no hay tres tipos de puntada en la pollera; a lo largo de los años se ha vendido la idea que solo es válida la técnica del sombreado, torcido y marcado. “Existen polleras con técnicas menos complejas, como las polleras de punto atrás que fueron populares en los años 20, porque eran fáciles y económicas de hacer”.

En cuanto a los mitos del regionalismo, manifestó que siempre se están creando conceptos que rodean el folclore y que es absurdo decir que para que una pollera sea auténtica debe que costar más de $10 mil.

Por último, Cano invitó a darle valor a la vestimenta de cada región, y de igual manera desaprobó el hecho de que se piensa que la pollera es el único traje nacional que representa la cultura panameña, puesto que el istmo mantiene una gran diversidad cultural, donde hay que darle valor a los atavíos afro, coloniales, indígenas.

“Todos los vestuarios son importantes. La convención de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) acerca de la diversidad cultural aclara que ninguna manifestación cultural está por encima de otra”, expresó.

“No hay que menospreciar nuestra herencia cultural. No podemos establecer que la pollera es nuestro traje nacional cuando somos ricos en diversidad de tradiciones y costumbres”, recalcó.

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