Camino Real, un histórico trillo en apuros

Actualizado
  • 10/03/2015 01:00
Creado
  • 10/03/2015 01:00
Un permiso para explotar roca caliza cubre parte de la ruta colonial. Anam dice estar analizando el caso

El guía Christian Strassnig muestra un mapa de cierto modo escalofriante: una concesión para la extracción de piedras tajona el Camino Real, el histórico trillo que usaron los españoles en su ruta hacia y desde el Caribe, para mover especias y minerales valiosos, y que hoy está semisumergido en las entrañas del lago Alajuela.

El permiso, emitido por el Ministerio de Comercio e Industrias (Mici), a favor de la cementera Cemex, cubre una zona al norte del poblado de Calzada Larga, el más nuevo de los corregimientos del distrito capital.

La alerta de Strassnig ha servido para confirmar un secreto a voces en el pueblo, que desde principios del año pasado discute cómo también otra serie de autorizaciones del Mici, emitidas en 2012, se aproximan peligrosamente a los límites del Parque Nacional Chagres.

‘Estos ecosistemas son muy frágiles y necesitan ser conservados con integridad’, advertía en julio la directora de la fundación del parque, Rosa Guerra.

Pero para sorpresa de todos, una de las fosas concesionadas bordea el camino histórico, y otra de las zonas de extracción lo parte en dos. Ambas áreas están en un polígono conocido como el ‘sitio Calzada Larga’, unos de los enclaves de ‘interés’ de la ruta explotada durante la colonia.

Strassnig concluyó sobre las anomalías a finales de febrero después de sobreponer las coordenadas de los permisos con los planos que, a título personal, había levantado en sobre el Camino Real hace seis años.

EL ‘ERROR’

La situación marca una especie de punto de quiebre. Los pueblos alrededor del parque y del camino han mostrado su preocupación porque dependen de la gestión de ese patrimonio cultural todavía tibio.

De hecho, desde 2008, esperan la ejecución de un estudio que busca rentabilizar la propuesta del Camino Real como atractivo turístico, homologando las actividades culturales que se le ofrecerán a los visitantes, la medición del impacto económico y ambiental, y la manera en que su explotación se traducirá en beneficios a las comunicades circundantes.

Dicho documento, también suscrito por Strassnig , enfatiza que ‘la viabilidad a largo plazo de la conservación de los recursos naturales y culturales sólo se logra integrando el desarrollo sustentable de las comunidades, por medio de una estrategia de turismo cultural y natural’.

Y justo esa premisa es la que está ahora en riesgo. La Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) dice haber establecido una mesa de discusión sobre las concesiones en la zona, y que, arguyen los moradores, están ligadas con el Camino Real.

La Estrella de Panamá intentó obtener una posición del Instituto Nacional de Cultura sobre el asunto, por su rol en la definición de las políticas de protección del patrimonio cultural, infructuosamente.

Aun sin resultados finales, la compañía no ha podido extraer piedra. La Anam asegura que si bien los permisos no entran en el Chagres —posición que Cemex comparte—, tocan una ‘zona de amortiguamiento’ comprometida, porque sobre ella hay un acuerdo de canje de deuda por naturaleza, firmado con el gobierno de Estados Unidos. Eso se llama bono de carbono.

La Anam veía en diciembre como extraño que se hubiese concesionado cuatro polígonos fragmentados cercanos entre sí, en lugar de hacer una sola gestión.

Strassnig describe que la extracción de piedras calizas no solo amenaza con erosionar tramos visibles del camino, sino el ‘puente natural’, una formación rocosa que cubre un río que colinda con el Chagres.

La situación es sumamente curiosa: solo el año pasado, la Asociación Panameña de Hoteles reconocía la oferta del Camino Real como un ‘imperdonable’ del itinerario turístico del país, y aseguraba que su gestión ‘contribuye al desarrollo sostenible de comunidades y la conservación de los parques nacionales Chagres y Portobelo’.

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