Territorios indígenas, efectivos para conservar bosques y reducir emisiones
Representantes indígenas mostraron en la COP25 sus soluciones para incrementar la acción climática. Defienden sus aportes para preservar la flora y la fauna ante la crisis climática que ha golpeado al planeta en los últimos años
¿Cuáles son las contribuciones de América Latina para enfrentar la crisis climática global? ¿Qué soluciones aportan los pueblos indígenas y cómo puede ayudar a la región aumentar sus ambiciones?

Especialistas y representantes de la sociedad civil presentes en Madrid para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) confirmaron que, pese a la gran vulnerabilidad climática de la región y a los grandes retos de adaptación, América Latina cumple “un rol central” dada la diversidad de ecosistemas de bosques que posee. En particular, la Amazonía mantiene la estabilidad del sistema climático a nivel global.
Según Carolina Zambrano, coordinadora del programa 'Todos los Ojos por la Amazonía', del Instituto Hivos, gran parte de las soluciones de mitigación y adaptación al cambio climático están ligadas a la conservación y uso sostenible de la naturaleza.
Sin embargo, no se puede imaginar estos bosques vacíos. “Viven personas que dependen de ellos y han demostrado que son los que mejor los cuidan. Los territorios indígenas son más eficientes para garantizar la conservación y manejo adecuado del bosque, reduciendo emisiones asociadas a deforestación, degradación y preservación de los servicios ecosistémicos”, explicó Zambrano.
Según ella, es central hablar de la crisis climática con una perspectiva de derechos de los pueblos indígenas, comunidades locales y poblaciones vulnerables, dada la riqueza cultural que existe en los bosques.
De la protesta a la propuesta
El líder indígena peruano Walter Quertehuari Dariquebe, de 41 años, del pueblo Harakbut, una variedad de los Wachiperi, dejó su comunidad nativa Queros, ubicada en el distrito de Kosñipata –uno de los seis de la provincia de Paucartambo, en el Departamento de Cusco– para venir a Madrid y dejar su mensaje: “nosotros los pueblos indígenas estamos pasando de la protesta a la propuesta hacia la acción”.
Según él, el mundo tiene que enterarse de que muchas comunidades indígenas están trabajando en soluciones basadas en la naturaleza. Frente a las grandes presiones “cada vez más preocupantes” que están a punto de instigar conflictos ambientales, los pueblos indígenas han tenido que unirse para hacerles frente a las múltiples amenazas. Algunos ejemplos son los lotes petroleros dentro del área donde viven comunidades ancestrales y las constantes amenazas de tala y minería ilegal en zonas de amortiguamiento en Madre de Dios.
El profesor y hoy ejecutor del contrato de administración de Reservas Comunales -RCA (el nombre que se da a los líderes que gestionan territorios indígenas en Perú), Dariquebe, tuvo que encabezar junto con los otros dirigentes un proceso de años que ha culminado en experiencias positivas y soluciones a las presiones climáticas.
Dariquebe es el encargado de administrar la Reserva Comunal Amarakaeri, creada en el 2002, que comprende más de 400 mil hectáreas de bosque amazónico donde residen diez comunidades, la mayoría de la etnia Harakbut, además de Yine y Machiguenga.

Las RCA en el Perú se crean a petición de los pueblos indígenas que viven alrededor del área. Todas las RCA son parte de territorios ancestrales y también son consideradas áreas naturales protegidas. Estas pueden ser de uso directo permitiéndole a las comunidades el aprovechamiento de recursos no maderables al interior de la reserva mediante planes y manejos forestales, explicó Fermín Chimatani, quien preside la Asociación Nacional de Ejecutores de Contratos de Administración de Reservas Comunales en el Perú.
“Han sido creadas para proteger las cuencas de los ríos, para mantener el equilibrio ecológico y el buen estado de salud de los ecosistemas. Finalmente, tras diez años de negociación (con el Estado peruano), se pudo acordar que fuesen reconocidas como áreas naturales protegidas, pero con una categoría específica de reserva comunal”, sostuvo.
Un modelo de cogestión intercultural
Chimatani añadió que el modelo finalmente acordado es de una cogestión intercultural de las comunidades con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas, un organismo técnico del Ministerio del Ambiente del Perú. “Los bosques de estos territorios tienen una alta biodiversidad y altos valores culturales asociados”.
En el Perú hay 10 RCA, que son coadministradas por comunidades indígenas –que contabilizan 19 pueblos étnicos de la Amazonía peruana, más de 200 comunidades indígenas y están conformados por alrededor de 42 mil personas—.
El aporte a la acción climática que han hecho los pueblos es el REDD Indígena Amazónico. REDD es el mecanismo de Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación y ha estado negociándose en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) desde el 2005, con el objetivo de mitigar el cambio climático reduciendo emisiones netas de gases de efecto invernadero mediante la mejora de la gestión de bosques en los países en desarrollo. Ahora se le considera un subcomponente del financiamiento relacionado con el cambio climático.
Varios estudios estiman que los cambios de uso de la tierra, incluyendo la deforestación y degradación de bosques, presuponen entre el 12 y el 29% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Por esta razón, incluir la reducción de las emisiones derivadas del cambio de uso de la tierra se considera esencial para alcanzar los compromisos nacionales frente al clima y a los objetivos del Acuerdo de París.
El REDD Indígena Amazónico
Walter Dariquebe, de la RCA Amarakaeri, ayudó a su pueblo a crear una economía sostenible de productos ancestrales, fortalecimiento del turismo comunitario, reforestación, comercio de plátano y apoyo a una iniciativa de aprovechamiento de la castaña. En el 2018, se logró incrementar en 620 mil soles (184 dólares) la zafra de castaña para las familias.

“Estamos en la COP25 con el objetivo de visibilizar los trabajos que venimos desarrollando en el marco de la cogestión, una alianza intercultural con el Estado peruano. También consolidando nuestra propuesta de acción climática por el REDD Indígena Amazónico, que nace de los propios pueblos frente al cambio climático”, explicó Dariquebe, al comentar que el aporte de la propuesta indígena de REDD es que ayuda a los pueblos a valorar los servicios ecosistémicos en su reserva comunal.
Para él, la conservación y el desarrollo tienen que ir de la mano. “Conservar no es no tocar, sino cómo desarrollamos actividades sostenibles”. El programa nacional de conservación de bosques reconoce un incentivo económico a la RCA Amarakaeri mediante transferencias directas de 10 soles (3 dólares) como un incentivo por hectárea de bosque conservada.
Asimismo, el tema de la vigilancia y control sigue siendo un reto para las comunidades Amarakaeri. Recientemente, han empezado a utilizar nuevas tecnologías para vigilar el territorio, como drones, el uso de celulares inteligentes y un mapeo móvil.
Los indígenas han desarrollado, en parcería con la Conservación Amazónica y científicos de la Universidad Católica del Perú, un prototipo de drone adecuado a las condiciones geográficas.
Los logros de la buena gobernanza y gestión conjunta entre el pueblo y el Estado peruano han hecho que Amarakaeri tenga el 94,41% de sus áreas conservadas. La reserva ha sido incluida en la lista verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Este año recibió el Premio Ecuatorial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que reconoce los esfuerzos comunitarios para reducir la pobreza mediante la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.
Dariquebe urge la necesidad de acelerar las medidas de adaptación y mitigación a los cambios climáticos. “Que nos pongamos en acción. Somos los mejores aliados para enfrentar la crisis climática, conservamos los bosques, somos dueños y protectores”.
¿Y qué hacer con la madera?

alternativa
Según el director de la división de bosques de la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT), Osamu Hashiramoto, muchas soluciones climáticas deben ser basadas en la naturaleza y en el buen manejo de los bosques tropicales.
“Las soluciones incluyen el consumo sostenible de la madera extraída de un buen manejo forestal. Esa actividad solo será sostenible si los bosques son bien gestionados”, explicó.
La OIMT reúne 74 países miembros que conforman países tropicales, países y donantes.
“Nuestra misión es promover que los recursos forestales sean producidos de forma sostenible. Hemos fomentado proyectos con comunidades locales que viven de la extracción de recursos forestales en varios países como Perú, Brasil, Indonesia y el Congo”.
Se estima que la demanda de madera a nivel global llegará a 6 mil millones de metros cúbicos en 2050. Según Hashiramoto, es urgente que el sector industrial de productos madereros siga directrices de una buena gestión de bosques e incluya indicadores de conservación de la biodiversidad y de rehabilitación de áreas forestales.
Para Hashiramoto, son muchas las razones, especialmente en un momento de crisis climática, para que los países donantes – como Japón, Estados Unidos y la Unión Europea – quieran invertir en proyectos forestales de uso sostenible.
“En muchos países los bosques tropicales son áreas de concesión y nosotros ofrecemos directrices para orientar cómo se deberían gestionar los recursos forestales”, explicó.

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