La basura marina asfixia los pulmones del planeta

Actualizado
  • 09/06/2020 23:19
Creado
  • 09/06/2020 23:19
Se estima que cada año se tiran al mar entre 4.8 y 12.7 millones de toneladas métricas de plásticos. La ONU insta a la innovación para salvarlos

Plantas, animales y organismos. Son parte de toda esa  biodiversidad que aún habita en esa gran masa de agua salada llamada océanos. Vida que evoluciona y se adapta. Pero sabe que la basura no es su hogar. Los asfixia.

Se estima que en el mundo marino existen unas 230 mil especies identificadas, aunque el número puede ser mucho mayor porque solo se conoce entre el 5% y el 7% de los océanos que existen.

Los océanos y los mares abarcan tres cuartas partes de la superficie terrestre y contienen el 97% del agua en el mundo, indispensable para la vida humana.

Además de ser el  hábitat de miles y miles de  especies marinas, los océanos son los pulmones de nuestro planeta. 

Son responsables de generar el oxígeno que respiramos, lograr el equilibrio (acuático y terrestre) y una fuente importante de alimentos y medicinas para el ser humano. 

Los océanos absorben alrededor del 30% del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global.

Los estudios  indican  que en los últimos años se ha podido observar un incremento en el nivel del mar debido a los efectos del cambio climático.

Históricamente, los océanos y los mares han sido medios vitales para el comercio y el transporte, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Pero también son nuestro sustento. Sin ellos, por ejemplo, no existiría el Canal de Panamá, ni lo peces, ni los crustáceos, ni los corales, ni las algas, ni el plancton, ni mucho menos las ´playas y las costas y toda su biodiversidad.

Los océanos sirven como la mayor fuente de proteínas del mundo. Más de 3,000 millones de personas dependen de ellos como fuente principal de proteínas; y más de tres mil millones dependen de la biodiversidad marina y costera para su sustento.

“Una mejor comprensión de los océanos es esencial para conservar las poblaciones de peces y descubrir nuevos productos y medicamentos”, señaló António Guterres, secretario General de las Naciones Unidas, en el marco del Día Mundial de los Océanos, este 8 de junio. La celebración se extiende a lo largo de esta semana.

Los océanos y mares albergan en su seno una gran diversidad biológica y constituyen una defensa vital frente a la emergencia climática que sufre el mundo entero, por lo que Guterres instó a los gobiernos y a todas las partes interesadas a comprometerse con la conservación de estos recursos naturales, mediante la “innovación para un océano sostenible”.

La innovación para un océano sostenible forma parte de la Agenda 2030 sobre el desarrollo sostenible y busca una mayor cooperación internacional para que a través de avances científicos y tecnológicos se logren cambios en el planeta tierra con soluciones rápidas  y efectivas para disminuir o eliminar los desperdicios  y agentes contaminantes que son depositados en las aguas del mar.

Sin embargo, la contaminación de plástico en los océanos sigue siendo un problema creciente que daña su biodiversidad.   El 80% de la basura es de origen plástico.

El plástico, la principal amenaza del mar

El aumento de la contaminación por plástico empezó a partir de la década de 1950 cuando su uso se generalizó, de acuerdo con un nuevo estudio de la Revista “Nature” titulado "reconstruyendo la vida marina", publicado en abril.

Por esos años se dio un “boom” en la producción de plástico para una amplia gama de usos y a la par se destacaron varios impactos ambientales debido a sus periodos de “degradación muy lentos”.

Se calcula que la producción de plástico se cuadriplicó en los últimos cuarenta años y de toda esa producción,  anualmente se tiran al mar entre 4.8 y 12.7 millones de toneladas métricas.

Los plásticos se han asociado a impactos en la salud marina tales como: enredos, ingestión, posible dispersión de especies invasoras y toxicidad y contaminación a través de niveles tróficos.

El estudio señala que lo anterior es solo una de las amenazas que atentan contra el ecosistema marino, pues también influyen la sobrepesca, la extracción de petróleo y gas, de arena, sal o el turismo, entre otros.

La producción total de pescado aumentará a 204 millones de toneladas en 2030 -un 15% más que en 2018-. Mientras que la cuota de la acuicultura crecerá 46% actual, según el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), "El estado mundial de la pesca y la acuicultura" (SOFIA, por sus siglas en inglés).

Los ecosistemas marinos representan el 70% de la superficie del planeta y se calcula que el 66% de los océanos y mares muestran “una alteración severa debido al impacto humano”, según Greenpeace.

La situación de los océanos por la contaminación de plástico se agrava con la aparición de la pandemia de la enfermedad del Covid-19, pues miles de mascarillas, guantes, y otros materiales utilizados en los sistemas sanitarios también van a parar al mar de manera descontrolada.

Desde el inicio de la crisis sanitaria varios países y regiones detuvieron algunas normas para restringir el uso de los plásticos debido a la expansión de la enfermedad.

Por ejemplo, en el Reino Unido, se suspendieron los debates de una ley para incrementar el costo de las bolsas de plástico y en el estado de Maine, al noreste de los Estados Unidos, también se pospuso la prohibición legal de este tipo de elementos. 

Incluso en las Naciones Unidas se detuvo hasta el próximo año las negociaciones para crear unos acuerdos vinculantes sobre el cuidado de los océanos, muy parecidos a los Acuerdos de París.

Hoy en día solo existe la Alianza Mundial de los Océanos, cuyo objetivo es proteger un tercio de estos ecosistemas para 2030.

El océano actualmente contribuye con el 2.5% del producto interno bruto (PIB) global y proporciona empleo al 1.5% de la fuerza laboral global.

“El océano es el corazón del planeta, conecta a las personas sin importar donde viven, regula el clima, produce oxígeno y ayuda a alimentar a las personas; es el hogar de una variedad increíble de biodiversidad marina y un tesoro de importantes medicinas”, incluso para “acelerar la detección de Covid-19”, afirmó el organismo.

De allí la urgencia de cuidarlos y de establecer políticas sostenibles claves para su conservación y el bienestar de generaciones futuras. Aunque todavía hay quienes insisten en degradar sus ecosistemas.

Innovación para salvar a los océanos

En Panamá, por ejemplo, la presión de los desechos se hace sentir con más fuerza durante la temporada lluviosa. Solo el pasado 13 de abril, con los primeros aguaceros del año, miles de botellas de plástico y vidrio, latas, envases de foam de comida, papeles, cartones, neveras y todas clase de desechos sobrepasaron las barreras de contención y fueron arrastrados por las fuertes corrientes del río Matías Hernández, en el sector de Costa del Este.

Su cuenca desemboca en el lado del Pacífico panameño, y es el primero de nueve seleccionados a nivel global como parte un proyecto piloto de innovación de la Fundación Marea Verde, una asociación sin fines de lucro que toma acción y crea conciencia en mitigar la contaminación por desechos sólidos en los ríos y costas de Panamá.

Mediante la iniciativa, además se trabajará en la sensibilización y educación de comunidades de la cuenca del río Matías Hernández, como las que están en las áreas de Omar Torrijos, Belisario Porras, José Domingo Espinar, San Isidro, entre otros, y promoverá hábitos sostenibles con respecto a los desechos que genera la población.

Y es que pesar de que Panamá es territorialmente pequeño, es un país marítimo que cuenta con costas en dos grandes océanos del Pacífico y Atlántico y un territorio mayormente marino con los ecosistemas más hermosos y ricos del mundo, pero con una gran presión por desechos.

Se estima que cerca de 175,000 toneladas de basura, en su mayoría plásticos, llegan cada año a la bahía de Panamá, lo cual causa un daño “irreparable” al mar y a los numerosos manglares ubicados en la zona del pacífico panameño.

Casi el 80% de la basura que va a parar a los océanos panameños es plástico; y dentro del plástico, prolifera el foam (poliestireno), que se utiliza principalmente como envase de comidas y es el más dañino y difícil de manejar.

La falta de un servicio de recolección de basura eficiente hace que los residuos se acumulen en las calles y que la lluvia los arrastre a los ríos, desembocando en el mar.

Solo dos de los seis distritos del área metropolitana (el centro de la ciudad y el barrio periférico de San Miguelito) producen al día 480 toneladas de basura, según datos de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancon).

Ley 1 de 19 de enero de 2018 prohíbe, además, el uso de bolsas plásticas de polietileno en Panamá y promueve el uso de bolsas reutilizables. Se considera que el uso del polietileno tienen muchos impactos negativos en  la vida marina, incluso en la salud humana.

Las tortugas, aves, peces y otros animales marinos corren peligro de enredarse con los plásticos que flotan en el mar, ya sea con las redes de pesca, bolsas, botellas y otros objetos de mediano y gran tamaño, y no poder escapar. 

Otras especies marinas ingieren estos microplásticos, muchas veces porque los confunden con peces pequeños. Se calcula que el plástico mata 1 millón de aves marinas y más de 100 mil mamíferos marinos y tortugas cada año.

Hay estadísticas que indican que el 70% del plástico que llega a los océanos se hunde y solo se ve el 30%.

Política para los océanos

Este 8 de junio, el Gobierno Nacional de Panamá también anunció que actualmente está en proceso de formulación de la Política Nacional de Océanos que permitirá hacer una valoración real del estado de los océanos Pacífico y Atlántico que bordean el istmo panameño.

La Política Nacional de Océanos le dará a Panamá un diagnóstico de la situación actual que enfrentan las áreas marino-costeras y los impactos que ocasionan las cuencas bajas, medias y altas, que muchas veces son olvidados, como parte de un trabajo del Ministerio de Ambiente en conjunto con la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) y la Autoridad de los Recursos Acuáticos (ARAP).

La iniciativa, a su vez, busca promover una cultura de país marítimo, y una estrategia para integrar a las comunidades costeras con su alrededor, así como promover y priorizar las áreas de investigación científica para la toma de decisiones y apropiado manejo de los océanos.

“Los usos que le damos a esas enormes masas de agua favorecen la economía nacional, local y hasta internacional;  (actividades como) la pesca, la maricultura y las diferentes formas de turismo, inyectan recursos importantes para el desarrollo de las comunidades costeras, lo que permea en la economía nacional”, expresó José Julio Casas, director de Costas y Mares del Ministerio de Ambiente.

En ese contexto, la Cancillería de Panamá destacó que “el Día Mundial de los Océanos es para recordar a todo el mundo el papel que juegan (estos recursos naturales)  en nuestras vidas, especialmente haciendo un llamado a su gestión sostenible y que son una fuente importante de alimentos, medicinas y una parte esencial de la biósfera”, recalcó la Cancillería de Panamá.

MiAmbiente también lidera una iniciativa para formular el Plan de Acción Nacional de Basura Marina para Panamá, con el apoyo de ONU Medio Ambiente y la colaboración de un grupo de actores claves de diversos sectores interesados.

Dentro de estos actores figuran instituciones gubernamentales, gobiernos locales, ONG’s, academia, centros de investigación, empresas privadas y sociedad civil, procedentes de la 10 provincias y 4 comarcas del país, teniendo en cuenta un enfoque inclusivo y de género.

Panamá, además, se comprometió con el mundo en implementar acciones concretas que aseguren la sostenibilidad de los océanos y lideró junto a otros países en el contexto de la Vigésima Quinta Conferencia de las Partes (COP25) realizada en Madrid en diciembre del 2019, la inclusión de los océanos como parte integral de los diálogos formales que programan en el seno de las negociaciones de cambio climático bajo Naciones Unidas.

En 2021, Panamá será la sede de la Conferencia de Nuestros Océanos o Our Ocean Conference, donde gobiernos, organizaciones no gubernamentales y sociedad civil se comprometen con acciones cuantificables para la conservación de los océanos.

La iniciativa, que consolida una política sostenible para los océanos, nació del importante papel juegan los océanos en procesos como la regulación del clima mundial; además del beneficio que brindan sus ecosistemas como repositorios de carbono; que fijan el CO2 que producen las actividades no sostenibles que se generan en el planeta. De allí esta serie de iniciativas que consolidan una política sostenible hacia ese recurso fundamental.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus