Bosques de galería, generadores de vida

Los bosques de galería o bosques de ribera son franjas de vegetación pletóricas de biodiversidad que albergan diversidad de especies de peces, macroinvertebrados y otros microorganismos.

A lo largo del cauce del río, desde su nacimiento hasta su desembocadura, los bosques de ribera entretejen las raíces de sus árboles entre las rocas del lecho y talud del río, construyendo orificios que se convierten en albergues de los peces para protegerse en su carrera aguas arriba y aguas abajo en las diferentes estaciones del año.

En la estación seca proveen de lugares húmedos cuando la corriente aminora a la par que lo hace la precipitación, y en la estación lluviosa sirven de refugios cuando ocurren las crecidas de los ríos en los meses de fuertes precipitaciones.

Cuando llega una cabeza de agua, los peces entran rápidamente a los orificios cuando las características físicas del agua sufren cambios repentinos, como los cambios de temperatura dentro del cauce del río.

Los bosques de ribera mantienen la funcionalidad del paisaje circundante a los ríos porque conectan los ecosistemas de la parte alta de la cuenca con su parte baja, pasando por la parte media a través de sus corredores arbóreos; así es como en la cuenca del río Caimito se desplazan los monos tití en la parte del corredor que no haya sido fragmentada.

Los bosques de galería son ecosistemas en peligro que, por las presiones en el cambio de uso de suelo, pierden su funcionalidad natural al ser fragmentado el territorio para actividades antropogénicas.

Actividades como la siembra de cultivos en las áreas rurales y la construcción de urbanizaciones o centros comerciales para convertir las áreas en urbanas, fragmentan o deforestan los bosques de ribera, porque debido a su localización cercana a los ríos, lagunas o lagos, poseen una riqueza natural en sus suelos que los hacen fértiles en nutrientes para los cultivos; o deseables para el desarrollo urbano por sus vistas panorámicas hacia algún lugar en especial.

Esta en una de las formas que dañan los corredores biológicos y los relegan a una estrecha franja que bordea las orillas de los ríos, lagos e incluso los ríos que se abastecen de acuíferos o viceversa, como lo hace el río Estivaná de La Villa de Los Santos.

Los bosques de ribera generan un sistema natural de canales de transporte, llevando así el agua con nutrientes para alimentar los ecosistemas. Esta función es parte de los servicios ecosistémicos que proveen los bosques en la ribera de los ríos, pues generar dinámicas fluviales que influyen y controlan la variación del caudal del río para estabilizarlo, a la vez que intercambian los nutrientes entre el mar y el suelo.

Uno de los ejemplos más interesantes de este intercambio es el que realiza el río Elwha en el estado de Washington, en Estados Unidos de América. El Elwha es un canal natural cuya dinámica entre el mar y el río permite, a través de su cauce, el transporte de los salmones chinook desde el mar hasta la parte alta de la cuenca del Elwha. Este transporte no ocurrió durante 100 años por las tres presas existentes que eran parte de una serie de hidroeléctricas para la zona.

En el año 2012 terminó el proyecto para desmantelar las presas, lo que restauró el paso del flujo del agua en el cauce del río, desde la parte alta de la cuenca hasta el mar.

Este proyecto ha demostrado que los nutrientes del mar llegan a la parte alta de la cuenca del Elwha, a través de los peces y del agua.

Inclusive, la plataforma digital theorcasonian.com explica que este intercambio de nutrientes forma parte de las funciones que proveen el sistema para que al dotar de áreas de desove a los salomones, estos puedan crecer protegidos y regresar al mar donde son el alimento principal de las orcas.

El Centro de Investigación de Ballenas llevó a cabo un estudio anual de identificación fotográfica de la población de orcas residentes en el sur, que frecuentan las aguas continentales del estado de Washington y la parte baja de la Columbia Británica como se movilizan por las corrientes marinas.

Este estudio ha proporcionado información de referencia sin precedentes sobre la dinámica de la población y la demografía, la salud, la estructura social y las historias de vida individuales de estas ballenas. La función de los bosques de ribera no es solo local, es global.

El articulo científico de Méndez-Carvajal y otros autores, titulado “Potencial regenerativo de bosques de galería con base en la diversidad y abundancia de mamíferos en la Reserva Forestal El Montuoso y afluentes del río La Villa, Herrera, Panamá”, pone de manifiesto la importancia de asociar la biodiversidad, especialmente de mamíferos, existente en el bosque de galería de la reserva con los tipos de árboles en ella.

Los autores señalan que para proteger el nacimiento del río La Villa en Los Santos, es necesario determinar las especies nativas del bosque, de manera que se pueda encontrar cuáles son las especies de árboles de las que se alimentan los mamíferos que viven dentro del corredor biológico.

Además, los autores señalan que las poblaciones de mamíferos está decreciendo debido a la fragmentación de los bosques de ribera por tala indiscriminada y por la caza ilegal dentro de las áreas, para lo que indican acciones rápidas “para ayudar al ecosistema a mantener la cobertura boscosa, que sería la reforestación con especies de árboles nativos y el uso de cercas vivas tradicionales con especies como Anacardium excelsum, Spondias mombin, que componen parte de la dieta del mono aullador en los bosques de ríos afluentes al río La Villa. Otra recomendación sería evitar el uso de herbicidas que podrían envenenar a las especies que ayudan a mantener la regeneración rápida de los árboles nativos, tales como Artibeus jamaicensis”.

Núñez-Avellaneda, Luis Alberto; Castro, María Isabel; Mestre, Gelys y Lozano, Lucía en su publicación “Los bosques de galería conectores de vida” plantean que la perspectiva indiscutible sobre los bosques de galería es que son un importante y estratégico ecosistema que requiere que todos los grupos de la sociedad, el Estado, sectores privados y ciudadanos consideren estos bosques como conectores naturales de los tres ejes del desarrollo sostenible, el ecológico, el social y el económico.

Esta visión es compartida en el libro “Conservación y restauración ribereña para la sostenibilidad ecológica”, de la editorial Elsevier, en donde el bosque de ribera está planteado, en uno de sus capítulos, como “el surco sagrado”, puesto que este surco tiene innumerables conexiones entre la fauna y la flora, es decir entre la naturaleza y el ser humano. Dentro de estos surcos sagrados la vida florece y son el refugio de los seres que viven o conviven en el lugar, permanecen o se interrelacionan temporalmente en las migraciones del año. El surco sagrado es un amortiguador de los rápidos cambios que sufren los hábitats y, por ende, son el refugio de las especies, tanto en la estación seca, como en la lluviosa.

Los bosques de galería o bosques de ribera forman parte irreemplazable de los conectores biológicos en una cuenca y son, sin duda, generadores de vida.