Cómo afrontar la ‘frigidez' desde la psicología

Actualizado
  • 18/04/2019 02:00
Creado
  • 18/04/2019 02:00
Entre las causas están las de origen hormonal y fisiológico. Dependiendo de estas, se puede buscar un tratamiento que ayude a llevar una vida sexual plena

‘No tengo apetito sexual', ‘no siento nada' son algunas de las frases más frecuentes entre las mujeres con ausencia de deseo sexual, condición que se denomina frigidez o disfunción sexual femenina (DSF). Pero, ¿qué la causa y cómo se corrige?

Para el psicólogo de parejas Luis Ramírez, en la mayoría de los casos el problema responde a causas de origen psicológico (cerebro); fisiológico (algún tipo de patología que tiene que ver con el aparato reproductor femenino) y anatómico, el cual se asocia a diferentes enfermedades como la diabetes.

Añade que otros motivos pueden ser los acontecimientos traumáticos vividos durante la infancia; una educación que ha desvalorizado la sexualidad; la falta de confianza en sí misma y la ausencia de sentimientos por la pareja.

‘No es lo mismo una mujer que tiene una falta de deseo porque tiene problemas de autoestima que una mujer que ha sufrido un trauma por violación o ha tenido una relación sentimental enfermiza', explica Ramírez.

El psicólogo y psicoterapeuta de familia Eliécer P. Rivera coincide en que los problemas físicos que contribuyen a la disfunción sexual en las mujeres incluyen desequilibrios hormonales, obstrucciones en los nervios, flujo de sangre insuficiente cerebral, espasmos y tensión muscular. Sin embargo, aclara que la palabra ‘frigidez' no debería utilizarse porque hace referencia de forma despectiva a esa mujer que no disfruta del encuentro sexual.

De hecho, cita la famosa frase del doctor español del siglo XIX Gregorio Marañón: ‘No hay mujer frígida sino hombre inexperto', para reforzar la idea de que hay solución a esta condición.

LA EDAD INFLUYE

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las disfunciones sexuales constituyen uno de los problemas más importantes que afectan a la salud sexual. La sexualidad es un aspecto central de la calidad de vida de la pareja y es el reflejo de su nivel de bienestar físico, psicológico y social.

‘La palabra ‘frigidez' no debería utilizarse porque hace referencia de forma despectiva a esa mujer que no disfruta del sexo',

ELIÉCER P. RIVERA

PSICOTERAPEUTA DE FAMILIA

‘Su incidencia está influenciada por la edad, situación socioeconómica y las comorbilidades. Aproximadamente un 46% de mujeres entre 40 y 80 años presentan alguna disfunción sexual y su prevalencia aumenta con la edad', cita la OMS.

El ciclo de respuesta sexual de la mujer se suele dividir en fases. ‘En estas etapas (deseo, excitación, orgasmo y relajación) encontramos los diferentes tipos de disfunciones sexuales', menciona Ramírez.

‘Estas fases no son fáciles de diferenciar, ya que a menudo no aparecen todas juntas o a veces se superponen. La mayoría de las mujeres refieren el problema como una disminución general de la satisfacción sexual', asegura el psicólogo de pareja.

TRATAMIENTO MÉDICO Y RECOMENDACIONES

El psicólogo Rivera puntualiza que la mujer que padece disfunción sexual debe someterse en primera instancia a una evaluación con el psicoterapeuta, quien le hará una revisión completa de su historia personal, familiar y sexual para identificar todas las posibles causas para luego proseguir con el tratamiento adecuado.

Dependiendo del caso, el médico especialista le recomendará medicamentos orales (pastillas para regular la producción de hormonas o algún desequilibrio hormonal que tenga) o intravenosos, señala Rivera.

En cambio, a aquellas mujeres que padecen de dolor durante el coito, de acuerdo con su sistema y previos estudios, ‘se les receta lubricantes, analgésicos y otros productos que facilitan mantener relaciones sexuales o que disminuya significativamente su dolor al ser penetradas. La estimulación del clítoris a través de la masturbación facilita los orgasmos', apunta el psicoterapeuta de familia.

Los músculos del suelo pélvico juegan un papel importante en la función sexual, tanto en hombres como en mujeres.

‘Las disfunciones del suelo pélvico pueden generar problemas que dificulten llevar una actividad sexual óptima e incluso alteran la vida cotidiana, debido a las molestias físicas que causan. Generalmente, estos problemas eran remitidos sólo al médico y al psicólogo, pero ahora también se puede tratar con fisioterapia', dice Rivera.

A su vez, recomienda modificar los hábitos alimenticios e incluir actividad física, ya que ayudan a oxigenar la mente disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad, al igual que aportan energía al cuerpo, incrementando la libido y el apetito sexual.

Por su parte, Ramírez subraya que la mayoría de las mujeres que tienen problemas sexuales logra vencer la dificultad, ya que se someten a tratamientos combinados que abordan desde los problemas médicos hasta los emocionales .

Según el Centro Médico para la Sexualidad Femenina de Estados Unidos, cuando una condición física es diagnosticada, por lo general puede ser tratada con relativa facilidad y en un corto período de tiempo, mientras que los factores psicológicos se resuelven con terapia sexual en periodos más largos.

Debido a que la disfunción sexual femenina tiene muchos síntomas y causas posibles, el tratamiento varía.

‘Es importante que la afectada comunique a la pareja sus preocupaciones. Asimismo, los objetivos que tenga para su vida sexual con el fin de elegir el tratamiento adecuado', concluye Ramírez.

INDICADORES QUE DETERMINAN LA DISFUNCIÓN SEXUAL FEMENINA

TRASTORNOS SEXUALES

Las mujeres son afectadas a nivel psicológico y esto, a su vez, conlleva a padecer problemas a nivel físico. Algunos factores que pueden presentarse en las mujeres para determinar si se está en presencia de una disfunción sexual son: Falta de excitación o deseo sexual: esto puede ser producto de la ausencia de pensamientos eróticos o fantasías sexuales. Poca o ninguna actividad sexual: no manifestación de ninguna emoción ante las invitaciones o provocaciones sexuales de la pareja, detalla la Clínica Mayo.

La persistencia del dolor genital-pélvico: se exterioriza como consecuencia del dolor intenso que se experimenta durante la penetración. El estrés y ansiedad antes, durante o posterior al coito. La tensión en los músculos del suelo pélvico.

El consumo de fármacos: la ausencia del deseo sexual en este caso no es producto de la psique o algo físico, sino que surge por un elemento químico que genera en el cuerpo femenino disminución de la libido.

Datos de la OMS afirman que el 30% de las mujeres no llega al orgasmo en sus relaciones sexuales durante la penetración y, en cambio, sí logran disfrutar cuando se masturban. De ahí el eterno debate entre orgasmo clitoridiano o vaginal.

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