El cerebro, el órgano erótico por excelencia

Actualizado
  • 05/08/2021 00:00
Creado
  • 05/08/2021 00:00
De acuerdo con expertos, nuestra conducta erótica se rige por el área del cerebro encargada de las emociones o sistema límbico. Esa es la razón por la que el erotismo humano no es solo un instrumento para perpetuar la especie, sino un acto social, un diálogo físico entre los amantes, una actividad lúdica y placentera
En toda relación de pareja las dinámicas sexuales son estimuladas por el cerebro.

“El mayor y más potente órgano sexual no está entre las piernas de hombres y mujeres, sino detrás de las orejas”, así lo reconoció John William Money (1921-2006), un famoso psicólogo neozelandés especializado en sexología. Para Money, el cerebro además de controlar y enviar mensajes a todas las partes del cuerpo, también controla la respuesta sexual de las personas, es decir, cómo reacciona el cuerpo ante la excitación, el sexo o la masturbación. Además, es donde se alojan las fantasías sexuales.

David Barrios Martínez, médico, sexólogo y psicoterapeuta, señaló a Salud 180 que el mayor estímulo orgásmico está en la cabeza: el hipotálamo es el responsable del deseo sexual, ahí es donde inicia el proceso de excitación gracias a los estímulos que llegan a través de los sentidos.

“La interacción de los cinco sentidos: vista, gusto, tacto, olfato y oído, o cada uno de ellos en particular, así como las fantasías, los sueños y la evocación de experiencias gratificantes, son estímulos sensitivos que pueden desencadenar una respuesta sexual y es justamente el cerebro el órgano integrador y efector de esta respuesta total del organismo”, explica el sexólogo en el artículo 'El cerebro estimula el erotismo' reseñado en Salud180, un sitio online enfocado en contenidos sobre estilos de vida saludables.

El sexólogo también afirmó en anteriores entrevistas con La Estrella de Panamá que la dimensión erótica de un individuo y el primer paso hacia un orgasmo pasa por la cabeza. “A través del cerebro se inicia el proceso de excitación sexual en respuesta a los pensamientos que surgen durante la estimulación sexual visual, auditiva, olfativa y gustativa”. Y añadió que las caricias despiertan más pensamientos sexuales y se ubican más hacia los genitales, senos, piernas, cadera, con la intención de provocar una sensación de placer, buscando conseguir el placer propio y el de la pareja.

Algunos estudios recogen que el cerebro es el órgano donde se alojan las fantasías sexuales de los seres humanos.

“En consecuencia, es importante reconocer la calidad y tipos de pensamientos que surgen cuando “recibimos estimulación sexual”. De ellos dependerá si se genera una experiencia placentera o si por el contrario se convierte en una inhibición, convirtiendo el encuentro sexual en un acto fallido o sin orgasmo.

Admitió que los pensamientos positivos mejorarán las relaciones sexuales, pero los negativos (por ejemplo, referentes a “nuestro cuerpo, nuestra pareja, la sexualidad en general”) las dificultarán, llegando a producirse bloqueos físicos y mentales.

Yolanda Segovia, psicoterapeuta sexual y colaboradora del Centro de Asistencia Psicológica (Mensalus) en Barcelona, España, también reconoce que en el cerebro “almacenamos conocimientos, dogmas y creencias erróneas sobre la sexualidad, así como las emociones relacionadas con nuestras propias vivencias sexuales. Para disfrutar del sexo es necesario que la mente y el cuerpo tengan el mismo objetivo”.

Según la experta, el cerebro erotiza y deserotiza el cuerpo. “Erotizar el cuerpo de una persona tiene que ver con las sensaciones (piel, sabor, olor) y en cómo se perciben y disfrutan dichas sensaciones. Los estados de satisfacción los produce el cerebro por concentración plena, por entregarse al placer y centrar la atención en él (en darlo y recibirlo)”.

El cerebro es el órgano que controla la respuesta sexual, es decir, cómo reacciona el cuerpo ante los agentes que generen estimulación

En una publicación de Mensalus, Segovia explicó que la concentración puede verse dificultada por todo aquello que mantiene la mente ocupada y la aleja del momento presente, del aquí y ahora del placer en el sexo, como por ejemplo el estrés, las preocupaciones o los pensamientos negativos.

Respecto a este último punto, resultan especialmente destructivos aquellos pensamientos relacionados con la propia imagen corporal o con cambios en la imagen de la pareja, así como pensamientos negativos sobre la propia habilidad o competencia sexual (pensar en no dar la talla en el encuentro erótico). Además, puede dificultar abstraerse en el encuentro sexual el hecho de anticipar el final; si sabemos cómo empezará y terminará la relación íntima fruto de la rutina, nuestra mente se dispersará y tendremos la cabeza en cualquier otra parte, dijo.

Aspectos importantes

Un estudio realizado por la Universidad de Harvard señaló que los problemas económicos, los conflictos que tienen que ver con los hijos y el cuidado de la casa tienen una fuerte influencia en el desempeño sexual. La ansiedad por el rendimiento y la preocupación por la imagen personal siembran tensión.

También funciona al revés: “Una cuestión sexual puede influir en la capacidad de una pareja para llevarse bien”.

El paso de los años puede ser benéfico para una relación de pareja si tienen confianza, autoestima y una salud mental que los aliente a recuperar la conexión.

¿Qué ocurre en el cerebro durante el sexo?

Según Kaja Nordengen, neurocientífica noruega, para poder tener una experiencia sexual completa es necesaria la labor conjunta y simultánea de casi todas las partes del cerebro, se sea hombre o mujer. “Se emplea el lóbulo occipital cuando se ve un vestido muy escotado o una camiseta que marca los bíceps. Si posas allí tus manos llegan señales de lo que sientes hasta el lóbulo parietal en el hemisferio opuesto”, advirtió en una publicación de Infosalus.

Un estudio publicado por BBC demostró que el amor está en la misma zona cerebral de la adicción a las drogas, señalan los investigadores.

Los estudios del cerebro ya han demostrado que las emociones humanas se originan en el llamado sistema límbico, un conjunto de estructuras importantes que incluyen el hipocampo y la amígdala, entre otras, redacta el diario inglés.

En esta región se controlan una serie de funciones que incluyen las emociones, la conducta, la atención, el estado de ánimo, la memoria, el placer y la adicción, etc

Hasta ahora, sin embargo, había sido muy difícil ubicar el lugar exacto del amor, porque tal como señalan los expertos, a diferencia de otras emociones “concretas” como la ira o el placer, el amor es mucho más complejo y abstracto y parece involucrar muchas áreas del cerebro.

La nueva investigación, en la que también participaron neurocientíficos de las universidades de Sycaruse y Virginia Occidental en Estados Unidos y el Hospital Universitario de Ginebra en Suiza, revisó 20 estudios que habían analizado la actividad cerebral del amor y el deseo sexual.

En los estudios se había sometido a los participantes a escáneres de FMRI (imágenes de resonancia magnética funcional) para observar la actividad de su cerebro mientras estaban comprometidos en tareas relacionadas a imágenes eróticas o a observar la fotografía de la persona de quien estaban enamorados.

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