La adición a la tecnología cobra mucho más auge

Actualizado
  • 28/08/2011 02:00
Creado
  • 28/08/2011 02:00
WASHINGTON. La adicción a la tecnología se ha convertido en motivo frecuente de consultas médicas.

WASHINGTON. La adicción a la tecnología se ha convertido en motivo frecuente de consultas médicas.

¿Los pacientes? Quienes van y vienen del trabajo, la universidad o el cine con la vista puesta en su teléfono móvil o en su tableta.

En el Hospital de Bellvitge, entre el 9% y el 12% de las consultas por adicción están relacionadas con la tecnología; aquí se incluyen videojuegos, móviles e Internet.

Es importante aclarar que la adicción tecnológica no es tema de adolescentes. También afecta a adultos. Asimismo el 80% de los pacientes son hombres. ‘En parte porque tendemos a ser más impulsivos, pero también porque hay una cierta estigmatización social de la mujer que sufre esta adicción, por lo que ni siquiera acude a la consulta’, explica el especialista Santamaría.

En virtud de que el uso del smartphone se está generalizando, es posible que esta afección entre la población vaya en aumento.

MÁS SMARTPHONES

España es el segundo país del mundo con mayor aceptación de los smartphones en la franja de edad de los 15 a los 24 años, con 38%, por delante de países como Alemania (28%) o EE UU (33%) y sólo superado por Italia, donde el 47% de los terminales de los usuarios de esas edades son teléfonos inteligentes.

Las redes sociales, por su parte, también se han convertido en un adictivo. La mayoría de los ciudadanos está registrada en Facebook, mientras que un porcentaje menor tiene cuenta en Twitter. Un estudio arrojó que el 80% de los jóvenes entre 15 y 35 años acceden cada día a una red social como mínimo. Esa cuota aumenta hasta el 93% entre los 15 y los 18.

LAS REDES SOCIALES

La obsesión por las redes sociales es de tal magnitud que ya se han puesto en vigencia legislaciones que prohíben el uso de estas páginas sociales durante la jornada laboral, a fin de evitar el llamado absentismo presencial, que se produce cuando el trabajador está en su puesto, pero sin realizar las tareas para las que ha sido contratado. Aquí chocan dos derechos: el de la empresa a controlar las computadoras que son de su propiedad y el del empleado a la intimidad. ‘El hecho de tratarse de un problema nuevo ha provocado en algunos casos sentencias aparentemente contradictorias, pero que han ido perfilando unas pautas de actuación’, indica Yaiza Cabedo, responsable del área de formación del bufete Conesa Asociados, especializado en derecho laboral.

El criterio general se inclina hacia la idea de que la empresa no puede acceder a los rastros de navegación, puesto que forman parte de la esfera privada del empleado, aunque como añade Cabedo ‘ello no significa que no se reconozca el perjuicio que está causando a la empresa navegando en horas de trabajo’.

Sin embargo, para César Castel, director de operaciones de Adecco Professional, el absentismo presencial tiene un trasfondo de falta de motivación, más que de adicción a las redes sociales: ‘Si no puede acceder a la red, el que no quiere trabajar hará sudokus o se pasará media hora al teléfono’.

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