Un “Fab Lab” en un castillo cerca de París

Actualizado
  • 19/09/2015 02:00
Creado
  • 19/09/2015 02:00
Inventar objetos ‘sexis como Apple pero abiertos como Wikipedia'.

Inventar objetos ‘sexis como Apple pero abiertos como Wikipedia'. Esta es la apuesta de inventores y voluntarios internacionales reunidos durante cinco semanas en un castillo cerca de París para realizar doce proyectos ecológicos y accesibles.

A 55 kilómetros de la capital francesa, en pleno campo y no muy lejos de Versalles, al final de un bucólico camino, el castillo de Millemont se yergue en un dominio de 600 hectáreas desde el siglo XVI. Su propietario confió las llaves a una comunidad que lucha en pos de la transición energética en medio de un decorado de viejas piedras y tapicerías florales.

Ambiente cool , pista de voleibol, música electrónica... ‘De verdad, trabajamos aquí, no somos simplemente hackers en un castillo', advierte Daniel Kruse, uno de los iniciadores alemanes de esta residencia de creadores, a medio camino entre las hackthons —maratones de programación informática— y los Fab Lab (‘Fabrication Laboratory'), lugares abiertos que preconizan compartir instrumentos y el trabajo colaborativo.

Desde el 15 de agosto, en su mesa de trabajo o en los salones reconvertidos en espacios de cotrabajo, unos cincuenta jóvenes innovadores, ayudados por expertos y material puntero (impresora 3D, fresadora digital, corte por láser), se calientan la cabeza para elaborar un grupo electrógeno solar, un tractor de dos ruedas o un aerogenerador de 34 dólares montado sobre una rueda de bicicleta.

Son ingenieros, diseñadores o creativos autodidactas. Sus proyectos son elaborados a partir de una ‘fuente abierta', es decir, sin patente ni secreto industrial, como los programas informáticos libres.

A 72 días de la COP21, la conferencia de Naciones Unidas sobre el clima que se celebrará en París en diciembre, esta iniciativa, bautizada POC21 (‘Proof of concept', prueba de viabilidad) tiene tintes de contracumbre.

‘Vamos a hablar mucho de los compromisos de los Estados, de las soluciones que deben desarrollar los grandes grupos, pero nosotros queremos centrar la atención en la innovación colaborativa que viene desde abajo', explica Benjamin Tincq, coiniciador de la POC21 y cofundador de OuiShare, un laboratorio de ideas francés de economía colaborativa, que ideó este campamento con el colectivo alemán Open State, miembro del mismo movimiento.

¿Antiguas caballerizas reconvertidas en talleres de trabajo de la madera, del metal y de la electrónica con útiles y consejos al alcance de la mano? Ese es el ‘lugar de ensueño', decreta Jason Selvarajan, ingeniero medioambiental finlandés en pleno trabajo por su ‘ducha perpetua' que recicla el agua en tiempo real y la reinyecta en el grifo. ‘Es como un megahormiguero donde cada hormiga es una neurona que se comunica con las otras neuronas, intercambian mucha información y crean nuevas ideas', comenta entusiasmado Laurent Monnier, ‘fontanero oficial' del campamento.

A largo plazo, estos innovadores buscan una nueva revolución industrial basada en la ‘investigación y el desarrollo compartido': ‘aquí vamos a compartir los planos de un aerogenerador, los tutoriales, las instrucciones que permitirán a más gente refabricarla localmente, repararla, mejorarla hasta el infinito', dice Benjamin Tincq.

A su llegada a esta propiedad clasificada como patrimonio histórico, los voluntarios, armados de destornilladores, han montado un campamento con un reducido impacto ambiental, equipado con inodoros secos y camas fabricadas con palés.

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