Entre el fútbol y el salón de clases

PANAMÁ. Aquellos que no lo conocían completamente, después del Mundial de Sudáfrica 2010, donde llevó a Uruguay a la cuarta posición, sin dudas que entró en la retina y la memoria de muchos.

Pero su historia con el fútbol viene de mucho antes, en la misma época cuando combinaba su habilidad como defensa en varios equipos ‘chicos’ de Uruguay y la enseñanza en varias escuelas. El apodo de ‘Maestro’ por el cual es conocido, no es más que su profesión y vocación.

Cuando tenía 23 años, en 1970, se graduó en la carrera de magisterio e inmediatamente comenzó a ejercer como maestro en escuelas de barrios humildes de Montevideo como Cerro, Paso de la Arena, en La Teja. Cuando sonaba la alarma, salía corriendo hacia el entrenamiento con uno de sus equipos.

Con 32 años, unas desgastadas rodillas lo obligaron a dejar su carrera como futbolista. ‘Terminé como futbolista sin un peso ahorrado. Es que pasé por muchos clubes chicos. Me alcanzó para comprarme una casita’, dijo en una entrevista al diario argentino Olé.

DEL AULA A LA CANCHA

Como no plata para ir a los estadios a ver los partidos, los escuchaba por radio. Y así, en una tarde más, una oportunidad salió del aparato y le prendió una lamparita al plan maestro de Tabárez.

Escuchó, entonces, que Peñarol, uno de los clubes grandes del país, estaba buscando gente para dirigir a las categorías inferiores, pero que el interesado debía ser ‘ instruido y culturalmente preparado’ para el reto, ya que eran chicos difíciles.

‘Me la pasé toda la noche escribiendo un proyecto, a mano. Un par de horas después de entregarlo, cuando trascendió la noticia, me vinieron a buscar los dirigentes de Bella Vista para que hiciese cargo de los Juveniles…’, recuerda.

Desde ese entonces dejó las pizarras y pasó al banco de suplentes. Tras dirigir en 11 equipos de todo el mundo y dos Mundiales con Uruguay, el ‘Maestro’ dirige hoy a una de las mejores clases ‘celestes’ de la historia.