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- 27/09/2011 02:00
LAS TABLAS, LOS SANTOS. Son las 7:00 de la mañana y el aroma a café y frituras fresca –buñuelos, lechona, hojaldres, chicarrón y demás, reina frente a la concentración de la preseleccionado de béisbol en Las Tablas. La razón es una sola, a escasos 20 metros hay una popular fonda surtida de alimentos para satisfacer el apetito de los lugareños y visitantes en esa pintoresca ciudad.
Segundos después comienzan a salir del Hotel Sol de Pacífico los lanzadores, quienes 15 minutos más tarde dicen presente en el estadio Olmedo Solé. Es un nuevo día de entrenamiento y todos los tiradores tienen que reportarse antes de las 7:30 a.m. Giovanni Chacón, preparador físico, y Carlos César Maldonado, instructor de pitchers, ya estaban allí para dar fe de la puntualidad en la hora llegada.
Los profesionales Eliécer Navarro, Arquimedes Nieto y Yeliar Castro, junto a los criollos Luis Machuca, Alberto Acosta, Abraham Atencio y Gilberto Méndez encabezaban el grupo de tiradores que, a la hora pactada —ni un minuto más ni un minuto menos— iniciaron la sesión.
El trabajo arrancó con unos tiradores haciendo piques a un 70% de velocidad, desde la raya del bosque izquierdo hasta la línea de cal del jardín derecho, mientras que otro grupo trotó durante 20 minutos.
Luego ambos grupos de serpentineros formaron uno solo, para realizar sesiones de abdominales y dorsales bajo la estricta supervisión del trainner Chacón.
LLEGA EL RESTO DE LA TROPA
Pasados 50 minutos, a eso de las 8:20 empezaban a arribar el resto de los preseleccionados. Uno de ellos es Adolfo ‘Capirita’ Rivera, uno de los que le inyecta ambiente y relajo a la tropa del ex grandes ligas chiricano Einar Díaz.
A las 8:30 a.m. en punto los jugadores de cuadro ya estaban sobre la raya de la patrulla derecha para realizar ejercicios de estiramiento y soltura, para luego soltar su brazos en parejas de dos a una distancia de 15 metros.
Idéntica labor realizaban los lanzadores por el lado del bosque izquierdo, en un trabajo que se extendió hasta las 8:55 de la mañana, llegó el receso de 10 y al paso cada uno de los miembros del cuerpo técnico se fue con un grupo de peloteros a trabajar en un área aparte del coliseo tableño para calentar motores de cara al juego interescuadras del día.
MALDONADO CON SUS PITCHERS
Carlos César Maldonado, instructor de lanzadores de la tropa canalera, se quedó con los tiradores, con quienes mantuvo una larga charla.
Tras la conversa Maldonado puso a calentar a los tiradores que abrirían los juegos internos del colectivo que éste sábado debutará ante Grecia en la XXXIX Copa Mundial de Béisbol.
DÍAZ CON EL INFIELD
El piloto del equipo, Einar Díaz, se quedó, junto a Olmedo Sáenz y Aristides Bustamante, en el cuadro interior para poner a prueba a los infielders.
Con Javier Castillo en esquina caliente; Kevin Ramos y Jorge Bishop en el campocorto; Valentino Arce y José Macías en la segunda base; y Joel Vega y Xavier Quirós, en la inicial, Díaz les bateó roletazos frontales, a su costado izquierdo y derecho. Ensayaron situaciones de doble play, con roletazos a cualquier punto del cuadro interior.
IBARRA FUSTIGÓ A CATCHERS Y LIEBERT A LOS JARDINEROS
En complicado con una máquina de bateo, el asistente bocatoreño Miguel Ibarra, quien firmó al Grandes Ligas Carlos Lee cuando trabajaba para los Medias Blancas de Chicago, fustigó a los catchers Damaso Espino, César ‘Manga’ Quintero, Carlos ‘Trompo’ Muñoz y David ‘El Indio’ González.
Ibarra repasó con los máscara cómo halar un lanzamiento que está un poquito fuera de la zona buena para confundir al árbitro y convertirlo en un strike.
Igualmente los receptores ensayaron una y otra vez su reacción para hacer el tiro al segundo cojín, en una situación imaginaría de robo de base.
Dentro de la jaula de bateo, ubicado a un lado de la línea de cal del bosque derecho, el técnico colonense Albert Liebert trabajaba con los jardineros Adolfo Rivera, Luis Castillo y Concepción Rodríguez.
Liebert le corrigió algunas fallas en sus swings y demás detalles a la hora de batear.
Así transcurrieron 25 minutos de trabajos por separado, antes de que Díaz los ubicara a todos en su sector habitual en el diamante de juegos para practicar formaciones especiales con batazos a los jardines.
REFRIGERIO, HORA DE REÍR Y EL JUEGO INTERESCUADRAS
A las 9:50 de la mañana y ya bajo un sofocante sol llegó la hora del refrigerio, emparedados de jamón con queso, un jugo de naranja y guineo se le entregaban a cada uno de los peloteros del preseleccionado.
El momento era propicio para relajarse y reír un rato. ‘¡Ey... quién hizo estos emparedados?’, preguntó uno de los jugadores. ‘Ahh los hizo la morena del hotel’, respondió otro y sueltan las carcajadas para vacilar al popular ‘Cholo’ Juan, un conocido pelotero capitalino que hace las labores de utilero dentro del combinado nacional.
Quince minutos ya el técnico Díaz, quien también disfrutó del refrigerio, mencionaba los nombres de quienes iban a estar en cada equipo para el juego interescuadras, en cual demoró dos horas y media.
Con el Olmedo Solé convertido en un hervidero todavía faltaba un práctica de bateo general, mientras que los lanzadores se despedían del resto del grupo para ir, unos a la piscina y otros al gimnasio.
La sesión que incluyó bateo libre y toques de pelota finalizó a la 1:30 p.m., pero al igual que los serpentineros era la hora de ir a la piscina o al gimnasio.
‘¡Uhh... estamos entrenando en horario de constructor!’ comentó el veterano tirador Gilberto Méndez.
A las 2:00 p.m. iniciaba el retorno a la concentración y eran los pitchers los primeros en volver al Hotel Sol del Pacífico.