El deporte del presidente Putin quiere ser olímpico

Actualizado
  • 06/11/2019 13:46
Creado
  • 06/11/2019 13:46
El sambo, el acrónimo en ruso de "Autodefensa Sin Armas", se ha beneficiado en los últimos años de la explosión vivida por las Artes Marciales Mixta

El sambo quiere ser olímpico y, para ello, cuenta con un inmejorable valedor, el presidente ruso Vladímir Putin, que practica ese deporte desde la adolescencia.

"Putin y yo nos conocimos durante una competición de sambo...y después entrenamos juntos. Le servía de sparring. El presidente aún sigue saliendo al tartán. Está en buena forma y tiene técnica", comentó a Efe Vasili Shestakov, presidente de la Federación Internacional de Sambo (FIAS).

El sambo, el acrónimo en ruso de "Autodefensa (defensa personal) Sin Armas", se ha beneficiado en los últimos años de la explosión vivida por las Artes Marciales Mixtas (MMA), que tiene en el Ultimate Fighting Championship (UFC) uno de los espectáculos deportivos más seguidos del mundo.

De hecho, el sambo es la mejor cantera del MMA, como demostró el actual campeón mundial, el ruso Khabib Nurmagomédov, que inició su andadura en ese deporte y a quien las técnicas del sambo le sirvieron para derrotar con facilidad a la antaño gran estrella del circo de la UFC, Conor McGregor.

"Antes se debatía quién era el más fuerte, si el judoka, el karateka, el boxeador o el luchador. Ahora, está claro que el sambo es el método más eficaz de preparación de un luchador", comentó Shestakov.

Creado por las autoridades soviéticas en 1938 como un arte marcial híbrido destinado a mejorar la capacidad de los agentes del precursor del KGB y de las unidades especiales del Ejército rojo, el sambo cuenta ya con varios millones de practicantes en todo el mundo.

En los últimos europeos y mundiales el número de países participantes se acercó al centenar y el sambo gana adeptos a marchas forzadas en Europa -el último europeo se disputó en mayo en la ciudad española de Gijón- y Asia, donde se celebrará el Mundial del 8 al 10 de noviembre.

El sambo -el único deporte internacional donde la lengua franca es el ruso, aunque un español, Fernando Compte fundó la Federación Internacional de Sambo en 1984- le está ganando terreno a las otras cuatro formas principales de la lucha libre competitiva, especialmente a la lucha clásica, ya que la grecorromana y el judo están muy asentadas.

"Es verdad que nos hemos topado últimamente con obstáculos por parte de los deportes que se sienten invadidos por el sambo, ya que ahora sus deportistas lo que están haciendo es emigrar hacia nuestro deporte", señaló a Efe Omar Lopera, presidente de la Unión Panamericana de Sambo, durante el Mundial juvenil en Taskent.

Shestakov destaca que la FIAS ya ha dado el primer gran paso para que el sambo sea un deporte olímpico al recibir en noviembre de 2018 el reconocimiento provisional por parte del Comité Olímpico Internacional (COI).

"Todos los deportes pasan por ese procedimiento. Tenemos tres años para que el sambo reciba el reconocimiento de manera permanente", explicó y destacó que entre los "deberes" de su federación figura elaborar una estrategia de desarrollo del sambo en el mundo, proyectos sociales y científicos, y la cooperación con la Agencia Mundial Antidopaje.

Reconoce que, habida cuenta de que los programa olímpicos para Tokio 2020 -el comité organizador incluyó el kárate- y París 2024 están "cerrados", el próximo objetivo ahora es acudir a la capital francesa como deporte de exhibición y entrar en la Universiada y en los Juegos Panamericanos.

"Y después en los Juegos de Los Ángeles 2028 ya esperamos ser deporte olímpico", resaltó.

Tanto la FIAS como Lopera creen que, además del tirón de la MMA, la ventaja del sambo con respecto a otros deportes es que es mucho más atractivo y dinámico.

"El sambo tiene muchas cosas que son atractivas para el espectador. Para empezar, es como un pentatlón de deportes de combate. Se utilizan técnicas de la lucha, el judo, el boxeo o el taekwondo, lo que hace que sea un deporte muy rico y no es nunca monótono. Tiene un sólo asalto de 5 minutos para los hombres y cuatro para las mujeres. El sambo lo tiene todo, es un espectáculo", explica Lopera.

En su opinión, el sambo "tiene todas las opciones de ser un deporte olímpico", pero advierte que son muchos los deportes que "hacen fila" para entrar en los programas olímpicos, por lo que el resto "es la parte política que hay que hacer dentro del COI, que es grande".

Al respecto, Shestakov destaca que, aunque se suele decir que la política está al margen del deporte, "mucho depende de cómo se pongan de acuerdo los jefes de Estado".

Para ello, cuenta con el magnetismo de Putin y con el hecho de que, según explica, en el sambo no hay espacio para las rivalidades políticas, ya que sus practicantes son "una gran familia".

"Mi mayor sueño es ser olímpica. Tengo la certeza de que ocurrirá", comentó a Efe en Taskent la venezolana María Guedes, de 20 años, cuya hermana mayor del mismo nombre es campeona mundial de sambo

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