¿Tendremos en el bicentenario un salón de la fama del deporte?

Actualizado
  • 11/01/2021 00:00
Creado
  • 11/01/2021 00:00
No sería mala la idea que Pandeportes revise algunas iniciativas legislativas para partir con hechos concretos
El Pabellón de la Fama del deporte dominicano es el hogar de cientos de atletas, que desde hace 50 años son escogidos por sus hazañas y logros.

El Ejecutivo se apresta a presentar todo un espectáculo para celebrar este año el bicentenario de la República, y por ello ha dado instrucciones para que cada entidad presente una variedad de actividades.

Debe entenderse que, por lo menos una de estas, debe quedar como legado para la posteridad.

En esa línea, un grupo importante de amantes del deporte, entre los que nos encontramos, nos preguntamos si dentro de la lista del Instituto Panameño de Deportes (Pandeportes) está el presentar como un hecho el salón de la fama.

Desde agosto pasado, cuando la institución presentó la posible sede de la augusta sala, un edificio de tres pisos en Albrook, poco, por no decir nada, se ha conocido de los estudios que se harían “para avanzar en el proyecto”.

Y cuando nos referimos a los estudios, no solamente hablamos del área estructural sino de toda la logística que un proyecto de esta magnitud conlleva, como nombrar a las personas idóneas para la nada fácil tarea de escoger a quienes merecen estar en la sala de la inmortalidad.

Es una tarea difícil, mucho más compleja de lo que a simple vista se observa, por lo que, desde hace algún tiempo, alguna oficina de la institución debiera estar 'inundada' de currículos de quienes serán, en primera instancia, los que dictaminen los parámetros de entrada al salón.

¿Salón o museo del deporte?

Un detalle antes de seguir. Se debe estar claro que no es lo mismo un salón de la fama o un museo.

Una cosa es contar con un local donde estarán los escogidos por su pasado deportivo, y otra, el sitio donde se exhiban objetos o muestras que pertenecieron a alguna gloria o marcaron una fecha importante en el deporte.

Definitivamente que ambos son importantes, principalmente porque en Panamá no hay absolutamente nada, pero cada cosa debe contar con un espacio definido.

“Una cosa es el salón de la fama y otra es un museo, donde se coleccionan cosas de famosos, entre otras cosas”, señaló el periodista Atilio de Frías, tesorero del comité permanente del Pabellón de la Fama del deporte dominicano.

De Frías, con casi tres décadas en el comité, dijo que a ellos les toca exaltar a los inmortales, tras un análisis de las hojas de vida de los futuros miembros, que son resguardadas en un banco de datos que contienen los nombres, disciplina y ejecuciones.

“Nosotros somos los encargados de elaborar la lista de posibles miembros, que después se envía a la asociación de cronistas deportivos y al comité de veteranos, para que escojan a los futuros exaltados”, precisó.

Explicó que para que un exatleta sea considerado por el comité, debe tener cinco años o más de retiro, cuarenta años o más de edad y “tener una conducta limpia, una correcta conducta ciudadana”.

“Hay disciplinas que tienen más opciones para elegir, como por ejemplo el béisbol, porque tenemos muchos peloteros, mientras que el comité de veteranos puede escoger a un exatleta que haya estado más de diez años en la boleta”, añadió.

De Frías aclaró que en ese ejercicio también se escogen cronistas, oficiales, mecenas y propulsores del deporte.

Puntualizó que el Pabellón es una organización totalmente independiente del gobierno, aunque uno de ellos les dio hace unos años un edificio para su funcionamiento, y desde hace diez les otorga una pensión a los escogidos.

Un edificio de tres pisos en Albrook es el destinado para albergar el futuro Salón de la Fama del deporte istmeño, donde también estará localizado el museo.
Iniciativas estatales

La intención de contar con un pabellón de la fama es de vieja data, ya que anteriormente se registraron distintas iniciativas para crear uno, sin llegar a ningún exitoso puerto.

Una de ellas fue propuesta por Pandeportes en tiempos de los presidentes Torrijos, Martinelli y Varela, que al final solo quedó como una muestra fotográfica en la antesala de la oficina principal, y el salón que serviría de local se convirtió en un pasadizo entre oficinas. ¡Fatal!

Otra surgió en septiembre de 2019, cuando los disputados Tito Rodríguez, Héctor Brands y Gabriel Silva presentaron un anteproyecto de ley que “establece la creación del pabellón de la fama”.

Si bien la propuesta quedó aparentemente 'solo en buenas intenciones', fue una muestra de que el tema demostraba interés. Ahora, la documentación que respaldó el anteproyecto, así como la exposición de motivos, estaba para los tigres.

Dicha exposición, además de tener una floja redacción, mezclaba el papel de un salón de la fama y el de un museo del deporte.

Incluía en un comité de escogencia a una caterva de gente, como si se tratara de una de estas estériles comisiones de las Naciones Unidas o la de reformas electorales o el Consejo Nacional de la Concertación.

Insisto, estas iniciativas no están 'jaladas de los cabellos', pero hasta para expresar sus motivaciones, las personas que lo elaboran deben conocer del negocio.

La última, la más coherente, fue presentada en octubre de 2019 por la diputada Zulay Rodríguez, que no solo hace la diferenciación entre un museo y un salón de la fama, sino que le otorga la administración de ambos a un patronato.

Apunta, acertadamente, en la necesidad de que existan ambas estructuras para exaltar el nombre de quienes han representado con dignidad y orgullo nuestro país, y que lamentablemente hoy no se les conoce por la ausencia de una memoria histórica.

Otro detalle interesante e importante es que hace mención de los atletas discapacitados y/o paralímpicos, muchas veces dejados de lado por la miopía e ignorancia de los dirigentes deportivos.

En síntesis, no sería mala la idea que Pandeportes revisara ambas iniciativas legislativas y cualquier otra existente, para partir con hechos concretos.

Además, sería imperioso que a quienes se escoja para conformar este comité de selección conozcan nuestra historia deportiva, que no solo mencione 'como papagayo' a Al Brown, LaBeach, Durán o Saladino, sino que, por lo menos, tengan una idea de quiénes fueron David Cardoze, Óscar Layne o Pablo Cobos.

Es cierto, la labor de investigación ayudará a conocer a estos y a otros afamados nombres, pero por una vez en la vida, que no se creen comisiones con personas que, supuestamente, ayudarán en la titánica labor, pero que en realidad saben más de Gary Lineker o de Ty Cobb que de Pedro Pablo 'Empanada' Arosemena o Andrés 'Alambre' Alonso.

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