La mesada, primer paso para la enseñanza del ahorro

Cuando hablamos sobre educación financiera para padres e hijos, algunas de las primeras dudas que surgen son sobre la mesada.

A fin de cuentas, la mesada ¿es un instrumento que tiene un efecto positivo en el aprendizaje financiero del niño? ¿Cuál es el monto ideal?

Sofía Macías, Consultora Financiera del Programa Consumo Inteligente de MasterCard, explica que sería muy fácil si existiese una receta definitiva para estas cuestiones. La respuesta ideal es ‘depende’.

Cuando se piensa en la educación de los niños, se trate de dinero o no , el gran diferencial está en el ejemplo que pueden dar los adultos; es decir, la posibilidad de enseñarles más con acciones que con palabras. Padres endeudados, difícilmente criarán hijos financieramente independientes.

PONER LÍMITES, UN REGALO PARA TODA LA VIDA.

Desde muy temprano, los niños deberían aprender a lidiar con los límites. Los padres tienen la responsabilidad de mostrarles que todo precisa ser conquistado a través del esfuerzo y la superación en las distintas etapas de la vida.

Decir ‘no’ hoy, puede transformar a ese niño en un adulto preparado para lidiar con la frustración y criar a alguien que algún día entenderá que no siempre se puede tener todo lo que se quiere en ese momento.

La mesada, acompañada de un buen ejemplo, debe incluir un plan para el futuro, donde un valor debe ser ahorrado para garantizar la realización de un objetivo en el tiempo, y no justo ahora.

Esas serán las primeras lecciones sobre la necesidad de invertir y guardar dinero.

RECOMENDACIONES PARA IMPLEMENTAR LA MESADA

En un artículo del blog Dinheirama de la psicopedagoga Berndette Vilhena, la experta aconseja: establecer un día fijo para dar la mesada, así el niño desarrollará una postura de espera y cultivará la paciencia y comenzará también a dar los primeros pasos en relación a la planificación financiera.

Otro punto que resalta Vilhena es orientar al niño sobre el uso que le dará a su mesada, por ejemplo, estableciendo prioridades de consumo o estimulando el ahorro para realizar compras mayores, nada demasiado riguroso para evitar convertir el momento en algo aburrido o castrador.

La psicopedagoga aboga porque el niño guarde una parte de lo que recibe, pues eso contribuye a la formación del hábito del ahorro y pensar en el futuro. El resto, debe ser utilizado como el niño desee; a fin de cuentas, es muy bueno poder completar un álbum de figuritas o comprar aquél esmalte del que todos hablan.

Con el pasar del tiempo y con la madurez del niño es interesante separar una cantidad destinada a la donación para entidades filantrópicas o para alguien que lo necesite.

Más que dar dinero, es importante tener paciencia para acompañarlos durante el desafío de administrarlo.