El riesgo de los préstamos a cero interés

Actualizado
  • 04/08/2014 02:00
Creado
  • 04/08/2014 02:00
Poner la tierra o propiedad como garantía para recibir el beneficio quizás no sea la alternativa más viable

Que yo sepa, solo el interés de los financiamientos no es el que estimula al productor para que salga corriendo a sembrar cualquier producto, o aquellos productos que están en la canasta familiar!!!. Digo esto porque hay ocasiones, y aún existen, préstamos con intereses usureros que son utilizados en todas las ramas de la economía, incluyendo el sector agropecuario. Las tiendas, los proveedores de insumos tienen por lo general intereses altos y plazos cortos.

¿De qué le sirve al productor tener ‘cero de interés en sus préstamos’ si no vende su producto? Y menos si este producto tiene regulaciones en su precio final.

Los préstamos a cero intereses son peligrosos para el pequeño productor porque, sin un mercado fijo, puede perder su propiedad que, seguramente está poniendo como garantía en esa operación de crédito con el banco. En la actualidad, la relación crédito/garantía, cuando el productor aporta garantías reales está muy a favor del agricultor y, éste es muy cuidadoso cuando se trata de su patrimonio.

Cuando un agricultor va a un banco, sabe de antemano a quién le venderá su producto, cuánto va a ganar en esa transacción financiera y qué otra cosa quiere hacer con ese dinero. Es por esta razón que él, voluntariamente, aporta garantías reales para poder recibir el préstamo. Asimismo, el productor quiere recibir la cantidad solicitada en tiempo oportuno y tener las facilidades para devolver lo que recibió del banco. En la mayoría de los casos, los productores solo quieren capital de trabajo; sin embargo, cuando llega al banco se encuentra con trabas que son exigencias de las Instituciones Financieras Internacionales (IFIS) que condicionan sus financiamientos. En este sentido, para recibir dinero el productor debe adecuar sus necesidades a las exigencias de esos bancos internacionales. Todos estos bancos como el BID, BIRF, AID y FIDA, entre otros, ofrecen préstamos para los pequeños y medianos productores enmarcados en esquemas donde una parte importante de lo desembolsado se regresa al país de origen de los fondos, tales como semillas certificadas, insumos técnicos, maquinaria y equipos, etc. Las IFIS crean, para todas sus operaciones un ‘Reglamento de crédito’ que es aprobado por la Junta Directiva del banco y que es de obligatorio cumplimiento. Estos reglamentos serían muy buenos si los productores que se acercan al banco fueran sujetos de crédito nuevos, que nunca han recibido ningún préstamo y que sus garantías reales están libre de gravámenes. La realidad es que este cliente ‘no existe’.

El cliente normal del BDA y del BNP es un agricultor con un largo historial crediticio que viene desde sus abuelos y que, cuando entra al banco viene a solicitar un préstamo, no solo para empezar su nuevo proyecto, sino para solucionar otros problemas personales y familiares, tales como pago de la letra de su carro, cancelar parte la hipoteca de su casa que tiene con otro banco, gastos de educación de los hijos, refinanciamiento de otras deudas, etc. Y, lo más seguro, que este productor va a utilizar el producto de un préstamo a cero de interés para cancelar deudas, lo puede hacer porque en la mayoría de los casos tiene suficiente garantía para ampliar su préstamo.

Ahora bien, si comparamos los financiamientos que se hacían en los años 60, 70 y 80 con los que ahora se hacen habría que decir que antes al productor le costaba mucho aportar garantías para obtener un préstamo. No obstante, ahora la tierra tiene un valor extraordinario y con cualquier esquina de un lote pudiera conseguir dinero para su proyecto. Pero, ahora, debido al incremento en los precios de la tierra, el ‘nuevo agricultor‘ que es el nieto de aquellos que cambiaron la agricultura de subsistencia a la agricultura comercial, no está dispuesto a sacrificar su tierra aunque sea ‘cero de interés’. Este nuevo individuo, muchas veces prefiere dejar madurar un terreno que exponerlo en un negocio que no le ve mucho futuro, como por ejemplo, sembrar tomate perita o cebolla.

La pregunta es ¿habrá ‘productores’ que se arriesguen a sembrar tomate y cebolla con préstamos a cero interés? Si, sí habrá muchos pero, aportarán como garantía de sus préstamos la ‘futura cosecha’. El famoso ‘brazo financiero del sector agropecuario’ será el que sufra las consecuencias.

ECONOMISTA Y EMPRESARIO AGROTURÍSTICO

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