Feria de artesanos cierra con éxito

Al ritmo de tamborito, cumbia y saloma, ayer concluyó la 37ª versión de la Feria Nacional de Artesanías, que durante cinco días fue visitada por más de 31 mil personas, cifra que superó el número de asistentes el año pasado, según el Ministerio de Comercio e Industrias.

Este año, el Centro de Convenciones Atlapa sirvió de vitrina a más de mil artesanos, entre ellos grupos indígenas emberá, gunas y nägbe buglé, así como representaciones de cada una de las provincias del país. Allí, propios y extraños tuvieron la oportunidad de adquirir productos, degustar platillos criollos y conocer más de la cultura panameña.

Pese a la acogida que tuvo el evento, la organización no previó que los más de 30 puestos que dispusieron para el área de consumo y comidas solo contaban con cinco mesas de ocho puestos cada una para la proyección de visitas que aspiraba.

PRODUCTOS

Los niños y niñas fueron la nota característica de la feria, ya que la artesanía de mayor venta estaba dirigida a satisfacer sus necesidades de juego, una lagartija de foamy cuyo precio oscilaba entre uno y dos dólares.

Cestas, taguas, tallados de cocobolo, molas, polleras, sombreros, textiles propios de las diversas regiones del país, murales y cuadros bañados en resina y manualidades en general estaban a la venta en la feria.

Los precios variaban según el trabajo y el artesano. Habían cubículos variados y otros especializados en ciertos productos. Desde tallados de cocobolo, que rondaban los 400 dólares, polleras y bordados desde 80 dólares, sombreros a 150 dólares, taguas 40 dólares y las cabezas de tembleques de adulta en hasta 400 dólares.