Los signos vitales del agro se desvanecen

Actualizado
  • 19/08/2016 02:00
Creado
  • 19/08/2016 02:00
El costo de producción del poroto ha subido a $1,200 la hectárea y los precios pagados al productor alcanzan los $50 por quintal del grano

Dejó la ciudad atraído por el campo y aunque la agricultura le dio más golpes de los merecidos todavía no se rinde. Se llama Javier Grajales. Pasa su vida entre el campo, el taller de mecánica y la máquina de soldar con la que ahora se gana la vida.

Es porteño (de Puerto Armuelles) y estudió en la Escuela Naval en Panamá, pero cuando pasaba por San Andrés, en Bugaba, a 15 minutos de Paso Canoas, su alma se oxigenaba con la brisa del campo. Al final la tierra y una buena esposa le ganaron la pulseada al mar.

Javier combina la mecánica con la agricultura. Ha perdido, ha ganado y alguna vez sacó un empate honroso cuando invirtió en producir la tierra.

‘Ya me cansé de perder en el poroto. Las cuentas no salen y ahora lo que vamos a hacer es sembrar pasto para el ganado porque las sequías son duras', reveló.

El costo de producción del poroto ha subido a $1,200 la hectárea y los precios pagados al productor alcanzan los $50 por quintal del grano. Con un rendimiento de 30 quintales, vendidos a $1,500 en total, apenas si se saca algo de ganancia, explicó.

Hace unos días, el 18 de julio para ser exacto, mientras llegaba una pieza para reparar la máquina de soldar, Grajales puso el radio en la ventana y se sentó a seguir la transmisión de una reunión que se desarrolló en la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi).

Fue la segunda convocatoria que hizo el Grupo de Reflexión de esta universidad y Grajales escuchó íntegra la presentación de Ramón Rodríguez, profesor de la Facultad de Economía.

Rodríguez explicó con detalles las cifras que demuestran cómo merma la influencia de la agricultura en la economía de Panamá.

Era la segunda reunión de este grupo que va a tratar los temas que más preocupan a la sociedad chiricana, que alguna vez recibió orgullosa el mote de ‘granero de la República'.

Los detalles que dio el economista se encuentran en la investigación denominada ‘Análisis socieconómico del sector agropecuario de la provincia de Chiriquí en el último decenio y proyecciones para los próximos cinco años'.

La influencia del agro baja y está en caída libre.

En 1960 el Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá era de $416 millones y el sector primario aportó el 27%, o sea $112 millones.

En el año 2006 el PIB fue de $18,145 millones y el 7% lo aportó el agro lo que fue un aproximado a los $1,270 millones. En 2014 el agro produjo $1,179 millones, lo que representó un porcentaje del 2.4 de un PIB total de $49,166 millones.

La reducción de 2006 a 2014 fue de $91 millones producidos por el agro panameño y la investigación analizó nueve rubros primordiales, de los cuales sólo dos progresan.

La papa, arroz mecanizado, café, cebolla, plátano, leche, poroto presentaron reducción en el aporte al porcentaje nacional y en la cantidad de productores, hectáreas sembradas, litros ordeñados y quintales cosechados. El más dramático descenso fue el del arroz con 40,907 hectáreas en el 2004 versus 21,388 en el año 2014.

Solo el ganado vacuno y la palma aceitera crecieron en ejemplares y hectáreas sembradas.

‘Los productores necesitan medidas de salvaguardia que estabilicen la actividad y regulen importaciones. Invierten en un rubro y lo abandonan porque les pegan con importaciones y bajos precios una y dos veces. A la tercera no regresan más', aclaró Rodríguez.

A la reunión de julio 18 pasado fueron convocados, productores, ambientalistas, empresarios e investigadores. ‘Nuestra intención es identificar los problemas y hacer un enlace para buscar soluciones. Venimos de una zona rural como Las Lajas y sabemos lo que agricultor tiene que pasar para no llegar con las manos vacías a casa. No los vamos a dejar solos', dijo la rectora de la Unachi, la magíster Etelvina Medianero de Bonagas.

Bonagas señaló que la Unachi hace esto para poner a sus economistas, periodistas, investigadores, abogados o administradores de empresas a disposición de la comunidad para buscar medios de solución.

Mientras Javier Grajales escuchaba el conversatorio que se desarrolló en la Unachi se convencía más de que la fuerza de la gente en el campo es la planificación y la diversificación.

Explicó que piensa alquilar terreno para sembrar pasto mejorado porque se pueden generar hasta $1,200 con una inversión de $500 al año por hectárea.

Mientras tanto, a largo plazo sembrará aguacates, porque lo pagan a $0.45 o $0.50 y lo venden a $1 en las calles de David. Mucha gente está sembrando chayote y papaya, ya que ven los mercados favorables.

Me gustaría pensar que la academia, es decir las universidades, se unen a esta lucha que no es más que la de producir la propia comida que consumimos, dijo el protagonista que nunca pensó en regresar a la capital.

‘Posiblemente el agro tenga bajito los signos vitales, pero como dice la canción de los Enanitos Verdes: hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo', dijo Grajales al final.

EL AUTOR ES PERIODISTA

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En 1960 el PIB de Panamá era de $416 millones y el agro aportó el 27%, o sea $112 millones. En 2014 el agro produjo $1,179 millones, o el 2.4% del PIB total de $49,166 millones.

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