La productividad del gobierno, imperativo frente al panorama económico mundial

Actualizado
  • 11/05/2019 02:02
Creado
  • 11/05/2019 02:02
Las recientes bajas reportadas en las proyecciones crecimiento económico mundial apuntan a mayores exigencias sobre los niveles de productividad de administraciones de Estado en turno

Los gobiernos en su rol de administradores de los intereses y responsables del bienestar de la sociedad civil siempre han tenido la responsabilidad de satisfacer las necesidades de los ciudadanos mediante la implementación de acciones que potencien su productividad.

Con los vaivenes de acontecimientos económicos, políticos y sociales, esta tarea siempre ha sido un reto. Sin embargo, frente al actual panorama de imposiciones arancelarias que limitan el comercio, endurecimiento de políticas fiscales y monetarias así como precios a la baja en materia prima, que desaceleran el crecimiento y desarrollo (PIB 2019: 3.3; PIB 2018: 3.6%), las exigencias sobre niveles de productividad incrementan.

Por ello, hoy se requiere que las administraciones de Estado sean más diligentes en el uso de los recursos, llevando a las personas los resultados óptimos en materia de salud, educación, seguridad y promoción económica.

PERSPECTIVAS ECONÓMICAS MUNDIALES

Los recientes informes de perspectiva económica mundial (FMI, abril 2019) apuntan a una potencial reducción de 0.3 puntos porcentuales en lo que a crecimiento y desarrollo económico (PIB) mundial respecta para el período 2019 versus el período 2018 (ver cuadro adjunto) .

Consultando las cifras citadas en el cuadro adjunto, se puede afirmar que la mayoría de las regiones —unas más que otras— están expuestas a potenciales rebajas PIB (2019 versus 2018) que oscilan entre los significativos 0.3 a .0.5 puntos porcentuales.

Dichas proyecciones, traducidas a un menor poder adquisitivo y por ende promoción económica, exacerban los retos de las economías locales exponiéndose el buen desempeño de las regiones.

A la fecha de la publicación de las cifras citadas se prevé una estabilidad de este declive PIB mundial para períodos subsecuentes, por lo que el año 2020 tiene altas probabilidades de reportar continuidad de resultados pocos favorables de los períodos predecesores.

Si los retos que impone la desaceleración son una alarma a la atención, la situación se agrava al agregar el hecho de que el déficit mundial anual, según estudios citados, oscila los $4 billones y que dicha suma la componen principalmente las obligaciones de economías avanzadas de las cuales la estabilidad de diversas economías emergentes y en desarrollo está condicionada.

Por ende, la convergencia a la prosperidad que han estado experimentado en la última década las economías emergentes y en desarrollo hacia economías avanzadas se puede ver totalmente interrumpida. Tomando como punto de referencia la cifras PIB citadas en esta nota, tenemos regiones como África subsahariana y Asia reportando proyecciones levemente desviadas en comparación con la tendencia que apuntaron en la última década. Mientras la primera reporta un leve repunte de 0.3 puntos porcentuales, Asia proyecta una rebaja PIB 2019 de 0.1 puntos porcentuales.

Frente a dicho panorama económico mundial se hace imperativo que las administraciones de los gobiernos en turno potencien su productividad como un medio para hacer frente a las implicaciones de la desaceleración económica proyectada que se agrava con las limitaciones de estados significativamente apalancados.

La productividad sobre la cual se promulga una ventana a oportunidades es aquella estrechamente relacionada al establecimiento de planes estratégicos que dicten metas y objetivos para los cuales se estudia la situación actual, se redactan recomendaciones y se plasman planes de acción.

Este proceso es análogo a la planeación financiera personal o corporativa, pero desde el enfoque del sector público requiere que se establezca como pilar para el éxito una relación entre lo que se espera lograr como servidores del bien común y los medios empleados para el logro de los resultados.

La presunción al éxito a potenciarse el apropiado uso de los recursos es citada en estudios enfocados en la importancia sobre la productividad de los gobiernos en el panorama actual. Análisis sobre déficits globales corroboran las oportunidades y beneficios que pueden obtener los Estados de manera conjunta mediante las prácticas productivas, siendo el ahorro de $3.5 millones de billones de gastos globales, en un espectro de 3 a 4 años, una de ellas.

Pero la oportunidad viene acompañada de un reto y es que para ser óptimos en los resultados se requiere de la consideración de los medios que permitan la medición de los resultados. Mientras en una entidad privada se pueden calcular los coeficientes de rentabilidad en base a los beneficios obtenidos por $1 invertido, en el sector público la tarea se torna más compleja.

Lo que se estila en ciertas economías donde se estudian los resultados de productividad con frecuencia periódica es el tomar como referencia el logro versus el esfuerzo. Por ejemplo, en el sector educación se acostumbra evaluar la matrícula y resultados académicos versus los esfuerzos de promoción a la educación primaria, secundaria y terciaria; inversión en salud pública se mide en expectativas de vida más saludables; inversión en seguridad pública se mide en términos de reducción de tasas de violencia.

A pesar de que las mediciones citadas a simple lectura parezcan sencillas de implementar, estas requieren de un esquema que integre la recolección de datos de calidad mediante el uso de herramientas tecnológicas y la capacitación del recurso humano. Actualmente son diversas las administraciones de Estado que no cuentan con este esquema complejo que demanda de recursos económicos para su implementación.

ÁMBITO LOCAL

Consultando las proyecciones PIB a nivel regional para América Central, incluyendo Panamá, se estima una leve mejoría de 0.5 puntos porcentuales, cifra que en contraste con otras regiones es una perspectiva favorable.

Sin embargo, esto no es garantía de estabilidad económica considerando la condición de que estas economías en desarrollo dependen de la estabilidad de otras economías expuestas a la baja además de otros factores políticos y sociales que pueden tener incidencia en resultados.

La República de Panamá, a pesar de reportar una leve desviación PIB en contraste a otros países de la región y el mundo, debe de hacer frente el próximo junio 2019 al cambio de gobierno caracterizado por la no continuidad de los partidos en turno.

Sin embargo, para el favor de la nación el partido electo y su plan de acción transmiten estar alineados a los esfuerzos de productividad que se requieren en materia administrativa del sector público.

Entre estos, se ha hecho un significativo énfasis en un nuevo esquema institucional en el área económica mediante dos proyectos que implican el establecimiento del Instituto de Planificación para el Desarrollo y el nuevo Ministerio de Finanzas Públicas que reemplazaría al actual Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).

Agregado a la reforma, se comunica en los planes de acción la creación de un Sistema de Evaluación del Desempeño de la Gestión Gubernamental. Este último esfuerzo iría de la mano con las exigencias contemporáneas para la medición de productividad de sectores sensitivos para el bienestar social, desarrollo y crecimiento económico.

Considerando que las acciones comunicadas sean implementadas en los tiempos oportunos, Panamá reduciría su exposición a la baja en lo que a crecimiento y desarrollo respecta, dado que contaría con los mecanismos de planeación, coordinación y medición de resultados necesarios.

FICHA

La autora conduce el segmento ‘Su ventana financiera' en @Estrellaonline

Nombre completo: Laritza del Rosario Lezcano Navarro

Ocupación: Consultora Financiera

Resumen de su carrera: Master en Inversiones y Finanzas y Diplomado de Economía y Finanzas de la Universidad Queen Mary University of London. Licenciatura en Contabilidad, Banca y Finanzas de la Universidad Santa María La Antigua de Panamá. Experiencia laboral en auditoría comercial, análisis financiero e implementación de análisis cuantitativo.

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