El impuesto a los eructos de las vacas que diseña Nueva Zelanda; una mirada desde Panamá

Actualizado
  • 17/10/2022 00:00
Creado
  • 17/10/2022 00:00
La propuesta, tal como está, significa que los agricultores de Nueva Zelanda serán los primeros en el mundo en reducir las emisiones agrícolas. Un economista y un ganadero panameños nos brindan su visión de la iniciativa y las posibilidades de Panamá en el tema
La ganadería, según la FAO, produce más emisiones de gases de efecto invernadero que la mayoría de las otras fuentes de alimentos.

Los ganaderos de Nueva Zelanda comenzarán a pagar en 2025 un impuesto por los eructos y orinas que producen sus vacas y ovejas por las emisiones de gas metano que producen contra el ambiente.

Aunque todavía no se sabe la cifra que deberán pagar, las autoridades comentaron que la tasa se fijará cada uno o tres años y será con el asesoramiento de la Comisión del Cambio Climático y los mismos agricultores, según reseña La Vanguardia.

El dinero que se recaude será devuelto a la industria mediante la financiación de nuevas tecnologías, investigación e incentivos para los trabajadores del campo.

“La propuesta, tal como está, significa que los agricultores de Nueva Zelanda serán los primeros en el mundo en reducir las emisiones agrícolas”, dijo la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, en una conferencia de prensa en una granja lechera en la isla norte de Nueva Zelanda, este martes.

Ardern subrayó que los productores agropecuarios que adopten prácticas amigables con el clima se beneficiarían de los pagos de incentivos, aunque algunos grupos agrícolas criticaron la propuesta que está abierta a consulta hasta el 18 de noviembre.

En Nueva Zelanda viven 5 millones de personas, pero hay 10 millones de cabezas de ganado vacuno y lechero y 26 millones de ovejas, y las emisiones de gases de efecto invernadero provienen mayoritariamente de las granjas.

Para erradicar esto, la Comisión de Cambio Climático presentó el informe final de propuestas de medidas que deberían adoptarse en el país para luchar contra el cambio climático, y hacer efectivo el compromiso de la legislación neozelandesa de alcanzar las emisiones netas cero de gases de efecto invernadero de vida larga para 2050: 10% para 2030 y entre un 24% y un 47% para 2050. En él advirtió que actualmente la ganadería es la mayor fuente de metano biogénico; representa el 91% de las emisiones de metano biogénico en Nueva Zelanda, y el 19% de los gases de larga duración.

Mirada de Panamá

Aunque el impuesto ganadero es una propuesta interesante, el economista Juan Jované opina que no se puede condicionar a que otros países repliquen la medida porque todo dependerá del nivel de desarrollo de un país y de los gobiernos, porque algunos sí aceptan la idea del cambio climático y hay otros que no.

En un panorama para Panamá, el economista dijo que crear un impuesto similar a Nueva Zelanda dependerá mucho de cómo lo haga, si mediante subsidios para los vulnerables para que no les afecten los precios o uno dirigido a los ganaderos para que importen equipos que sean más eficientes con el ambiente o algo similar a lo que ha trabajado Nueva Zelanda. El riesgo presente recae en si el gobierno hace todo lo contrario. “El problema radica en cómo se usaría el dinero de ese impuesto”, enfatizó Jované.

Un ganadero consultado por La Estrella de Panamá presentó las mismas preocupaciones. Dijo que más que estar de acuerdo o no con un impuesto a los ganaderos, la diferencia entre Nueva Zelanda y Panamá es la credibilidad en el manejo del dinero.

“Las cosas puede que se den en un país desarrollado como Nueva Zelanda, pero aquí en Panamá existe el juega vivo. Aquí hay un montón de leyes, pero solo son utilizadas por los ministros cuando les sirven a ellos”, denunció el ganadero.

Un ejemplo de esta situación, según el ganadero, fue lo que ocurrió con el impuesto del Instituto de Fomento Económico, para que cuando surgiera alguna plaga, hubiese con qué sustentar los gastos, pero una vez llegó a manos del gobierno “todo eso se perdió”.

Ahora bien, el ganadero manifestó que replicar un impuesto como el de Nueva Zelanda también dependerá del precio que se le dé y qué tanto se verán beneficiados o perjudicados, porque hoy deben solventar impuestos de servicios, como la compra de insumos, equipos, sacrificio de ganado, fertilizantes, etc. “La idea es que no nos llenen de impuestos”, puntualizó.

En comparación con los riesgos de Nueva Zelanda, las cabezas de ganado en Panamá no superan, por ahora, a la población. Hasta 2021, Panamá registraba 1.509.900 cabezas de ganado vacuno, que abarcan 1.553.213 hectáreas, según datos de la Dirección de Ganadería del Ministerio de Desarrollo Agropecuario. Las provincias con mayor presencia de ganado son Chiriquí (312.800), Darién (246.600), Veraguas (215.200), Los Santos (213.800) y Coclé (109.400).

Se debe entender que el sector agro aborda las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de las actividades agropecuarias que llevan un proceso de gestión, producción de alimentos, las prácticas de gestión como la fertilización, el manejo de los suelos, el manejo de los animales, entre otras. En particular, en estas actividades se puede producir dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N20).

Aunque la ganadería es clave para la seguridad alimentaria, es responsable de más emisiones de gases de efecto invernadero que la mayoría de las otras fuentes de alimentos. Las emisiones son causadas por la producción de alimento, la fermentación entérica, los desechos de animales y el cambio en el uso de la tierra. Estas cadenas representan 7.1 GT CO2, equivalente al 14,5% de las emisiones antropogénicas globales de GEI. La ganadería bovina (carne de res, leche) es responsable de alrededor de dos tercios de ese total, en gran parte debido a las emisiones de metano resultantes de la fermentación ruminal, según el informe Soluciones ganaderas para el cambio climático, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

En el contexto nacional, este sector incluye emisiones de GEI por la fermentación entérica del ganado lechero y otros vacunos, ganado no vacuno (como ovinos, porcinos, búfalos, caprinos, equinos, mulas y asnos), gestión del estiércol (que incluye, además de las especies mencionadas, a las aves de corral), emisiones directas e indirectas de óxido nitroso de los suelos agrícolas, cultivo del arroz, quema de residuos agrícolas en campo, así como actividades de encalado y aplicación de urea. En el caso de las emisiones producto de otros fertilizantes que contienen carbono no ocurren en el país, así explicó el último Informe de Inventario Nacional 2020 que incluye el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de Panamá 1994-2017, presentado por el Ministerio de Ambiente al Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo.

La tendencia en el sector agro mostró que, en 2017, las emisiones de GEI, por tipo de GEI, fueron 6.4 kta dióxido de carbono, 97.5 kt metano y 2.7 kt de óxido nitroso. Miambiente recalcó que el sector de la agricultura está dominado por las emisiones de metano. En cuanto a los gases precursores, se reportaron emisiones de la quema de residuos agrícolas en el campo. Estas emisiones de gases precursores fueron 0.3 kt NOx y 10.8 kt dióxido de carbono.

Jované aclaró que el sector agropecuario no solo es dióxido de carbono, sino que también hay uso excesivo de pesticidas, petróleo y otros químicos. Dada esta situación, países como Nueva Zelanda ya están aplicando impuestos al sector ganadero como medida para evitar el cambio climático.

Comentó que en Panamá se debe ver cómo necesario que no suba el calentamiento global, porque hace cinco años ya la Comisión Económica para América Latina y el Caribe descubrió que en el territorio el régimen de lluvia está por debajo de lo óptimo y el nivel del color está por arriba de lo que sería óptimo, es decir, que ya el cambio climático no está por venir para la agricultura, sino que ya llegó.

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