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- 13/07/2011 02:00
N os invitó el pasado lunes la Embajada de Taiwán a la apertura de un simpático pabellón de ventas de frutas exóticas, orquídeas y plantas en el Parque de la Amistad Chino-Panameña. Merece nutridos aplausos esta iniciativa que no solamente exhibe la suculenta y variable oferta istmeña, sino que va mano a mano con una actividad, como manifestó el Embajador Simón S.Y. Ko, para incentivar al sector agrícola a través de un programa de educación, desarrollo de semillas e incluso huertas de nuestra flor nacional, en peligro de extinción, la orquídea del Espíritu Santo.
El centro es administrado por Elizabeth Lisandro, dotada de raíces santeñas y desbordante esmero. Nos destapó diversas especies de extravagantes frutas tropicales como la pitahaya, bordeada por regeneradas versiones de populares guayabas, mangos y papayas, entre otras. Conversamos con el Ing. Edwin Gotty, de la Misión Técnica de Taiwán, sobre el desarrollo de viveros en Panamá Oeste y con el Ing. Edgar Chacón, director de Áreas Protegidas y Vida Silvestre de ANAM, sobre los múltiples programas de su institución en pro del desarrollo del turismo ecológico. En tan lucido acto, solo hacía falta la figura de la Autoridad de Turismo de Panamá.
Aproveché la ocasión para entablar un franco diálogo con el Presidente del Centro Cultural Chino-Panameño, Don Fermín Chan, y con el ingeniero Julio Mock, recién Embajador de Panamá en Taiwán, ante todo felicitándoles por este encantador parque en El Dorado que muchos compatriotas desconocen y debe ser sitio obligado de mayor frecuentación.
Retomamos el programa del remozamiento del Barrio Chino en Avenida B, que sirva de hermosa antesala al Casco Antiguo, proyecto que en un futuro cercano conquistaremos con mayor ahínco para subrayar el auténtico aporte chino a nuestra cultura e historia.
Enérgicamente deberían las autoridades incentivar el establecimiento de bares de frutas nacionales en los descuidados kioscos de la Cinta Costera, no solamente para dotar a los deportistas y caminantes de un estimulante refresco, sino para también introducir al creciente número de turistas que pululan por sus caminos en busca de originales bebidas istmeñas, en reemplazo de su Coca-Cola de dieta, Gatorade y agua de Fiji.
¡Genial sería la iniciativa de la Colonia China en esta actividad, perfeccionando así sus proyecciones en pro del desarrollo del turismo patrio!