Un aspecto crítico para la competitividad del país

PANAMÁ. Las importantes inversiones que desarrolla el Gobierno en mejorar y ampliar la infraestructura vial y el sistema de transporte sin duda van a tener un impacto en el próximo quinquenio.

Sin embargo, resulta importante destacar que estas medidas y obras deben estar acompañadas de otra serie de políticas y acciones para asegurar su uso óptimo para beneficio del tránsito vehicular, el flujo de personas y de carga del área urbana.

Por ejemplo, deben desarrollarse políticas que impliquen reducir el severo deterioro que causan los vehículos de carga a las vías, lo que implica que habría que ajustar las tasas de circulación que pagan éstos principalmente de material de construcción entre otros.

Ello permitirá lograr una mayor proporcionalidad entre el desgate que producen estas unidades a las carreteras y generaría fondos que deberían ser destinados al mantenimiento de las vías.

Por otra parte, una medida importante adoptada por el Gobierno que puede profundizarse y ampliarse consiste en despejar las áreas de circulación removiendo los vehículos mal estacionados, y aumentar las penalidades, lo cual podría acompañarse igualmente de medidas para ampliar la oferta y construcción de estacionamientos, bien sean privados o públicos.

La entrada en funcionamiento del proyecto del Metro puede representar una formidable mejora en el tiempo y comodidad de desplazamiento para miles de pasajeros. Sin embargo, para asegurar una utilización óptima de esta inversión resulta prioritario mejorar el funcionamiento de los sistemas de alimentación y rutas interurbanas (léase Metro Bus). Ello asegurará que el sistema, de manera integral, pueda absorber este flujo de personas lo que le imprimirá a la obra mayor viabilidad económica y permitirá lograr el objetivo de que provea un seguro y rápido desplazamiento de pasajeros a lo largo y ancho de toda la ciudad.

Entre las medidas importantes que ha estado adoptando el Gobierno están la construcción de puentes peatonales y vehiculares, mejoras en la señalización, así como la interconexión del Corredor Norte y el Sur —todo lo cual constituye un valioso avance en la dirección correcta. Pero se requiere planificar de manera efectiva el proceso de ampliación, mejoramiento y mantenimiento de dichas arterias estableciendo para dichas actividades horarios adecuados, una efectiva programación de trabajo, así como una rápida y efectiva ejecución a efectos de reducir al máximo la congestión.

Igualmente debe planificarse el mejoramiento sistemático de vías peatonales y el uso de otros vehículos (que no son a motor). En este momento las principales vías peatonales de Panamá son casi inexistentes y los viandantes encuentran severas dificultades para trasladarse.

El acelerado desarrollo urbano y de la vialidad ha generado a su vez un severo deterioro de las aceras y el área para peatones. Estas carencias son palpables no sólo entre las comunidades en general sino inclusive en áreas turísticas y comerciales lo que impide el aprovechamiento de parte de los visitantes de estas facilidades y afecta la estética de dichas zonas.

Resulta, por otro lado, común ver en Panamá paños semi-cerrados como producto de los movimientos de carga y descarga de camiones tanto comerciales como de empresas constructoras.

De allí la importancia de regular el horario de carga, así como la dimensión de los vehículos que desempeñan estas tareas.

Finalmente resulta crítico mejorar el flujo de personas y vehículos entre la capital y las áreas suburbanas (este y oeste), así como con el interior del país. Ello implicaría ampliar la oferta de transporte colectivo en estas rutas bajo una adecuada regulación que garantice seguridad y calidad de servicio para los usuarios, así como la posible construcción de varias terminales de pasajeros ubicadas de manera estratégica.

Finalmente debe evaluarse la posible construcción de un cuarto puente sobre el Canal que permite ese objetivo de promover una mayor integración entre la ciudad y la porción occidental del país.