Juicio a Mubarak: unos reclaman la ley del Talión, otros piden piedad

Actualizado
  • 02/08/2011 08:47
Creado
  • 02/08/2011 08:47
"Asesino" para unos, anciano enfermo para otros: la sociedad egipcia se muestra dividida ante el proceso que se iniciará el miércoles en...

"Asesino" para unos, anciano enfermo para otros: la sociedad egipcia se muestra dividida ante el proceso que se iniciará el miércoles en el Tribunal Penal de El Cairo contra el ex presidente Hosni Mubarak.

"Es un asesino, el que ha matado debe morir", dice Alaa Jaled, que perdió a su hermano gemelo el pasado 27 de enero, en el tercer día de la revuelta popular que forzó la dimisión del presidente el 11 de febrero.

Al igual que Alaa, la casi totalidad de los familiares de los 850 muertos y de los 6.000 heridos durante la revuelta reclaman para el ex presidente la aplicación de la ley del Talión.

El 3 de agosto, Hosni Mubarak, de 83 años, deberá responder de las acusaciones de corrupción y asesinato. Este último cargo puede ser castigado en Egipto con la pena capital. "No estamos seguros de que comparezca ante la justicia, pero si no lo hace, nos encargaremos de juzgarlo nosotros mismos, y entonces ya no habrá imparcialidad", amenaza Said Zidan. Uno de sus primos murió durante la represión de las manifestaciones de enero y febrero.

Salwa Said Hanafi viste de negro, el color del duelo, como otras dos mujeres que se encuentran en la plaza Tahrir, epicentro del movimiento de protesta. Allí se reúnen a diario desde el 8 de julio, fecha en la que se inició una sentada organizada para reclamar, entre otras cosas, que se acelere el proceso contra los altos cargos del antiguo régimen. "Todos los responsables de la muerte de mi hijo deben ser juzgados, pero Mubarak y Adli son los más importantes", remarca Salwa.

Habib el Adli, ex ministro de Interior particularmente odiado en el país por haber ordenado el despliegue de francotiradores en los tejados que rodean la plaza Tahrir durante la revuelta, debe ser juzgado este miércoles, junto a Mubarak y sus dos hijos, Alaa y Gamal.

También comparecerán ante el tribunal seis colaboradores de Adli, y un empresario próximo al ex presidente, Husein Salem, que se fugó a España, donde se encuentra en prisión preventiva desde el 17 de junio, sospechoso de "blanqueo de dinero, fraude, soborno, estafa y corrupción". "¿Dónde están los millones? Queremos que nos devuelvan el dinero robado", clama Doaa Helmy, una militante de 27 años.

Los bienes de Mubarak y sus hijos están bloqueados, pero se sigue desconociendo el monto exacto de sus fortunas.Sin embargo, las acusaciones contra el ex presidente no dejan de crear controversia: "Es viejo y está muy enfermo y él no es más que uno de los que participaron en la violencia", estima Um Ibrahim, de 62 años, ante su puesto de verduras en el barrio de Dokki.

Las informaciones sobre el estado de salud de Mubarak son contradictorias.Su abogado, Farid el Dib, declaró en junio que su cliente sufría un cáncer de estómago y en julio aseguró que se encontraba en "coma completo", unas informaciones desmentidas por el hospital y por el ministerio de Sanidad.

Fuentes médicas del hospital de Sharm el Sheij, donde se encuentra en prisión preventiva desde abril, aseguraron que Mubarak se encuentra depresivo y que ha perdido el apetito, aunque su estado es "relativamente estable". Otros egipcios echan de menos el pasado.

"Antes (de la caída de Mubarak) todo estaba mejor organizado en el país y no había violencia", estima Mona Ahmed, propietaria de un pequeño estanco en el centro de la capital."Gracias a Mubarak, Egipto ha conocido la paz durante 30 años", agrega.

Testimonios similares muestran igualmente una cierta disminución del entusiasmo popular por la revolución y el temor a un nuevo giro de la situación."Que se le juzgue y que se acabe, queremos volver a nuestra vida normal", pide Sabrin Abi, una vendedora ambulante de maíz asado de 50 años.

En la plaza Tahrir, algunos militantes como Jaled Bu Ali, de 27 años, prefieren hablar del futuro. Para él, "el proceso no es la solución, hay cosas más importantes, como redactar una nueva Constitución o elegir un nuevo Parlamento".

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