Geografía política del conflicto colombiano

La región del Cauca, donde este miércoles se produjo el ataque de las FARC contra el Ejército colombiano que dejó 11 soldados muertos, es una zona geográfica señalada en varias investigaciones como un territorio estratégico de los corredores del narcotráfico que operan en Colombia. ¿Es acaso el narcotráfico el ‘actor invisible' que intenta hacer fracasar el diálogo de paz entre las FARC y el gobierno colombiano? No existen datos que permitan confirmar una hipótesis así, no obstante, uno de los representantes de la guerrilla en las negociaciones en La Habana, el ‘Pastor Alepo', refiriéndose al peligroso escalonamiento de los enfrentamientos armados sugirió claramente no conocer el origen del ataque al decir, ‘sea emboscada o contraemboscada, …, lo que haya sido debe terminar'. La prensa colombiana destacaba el miércoles que el mandatario, Juan Manuel Santos, admitió, sin culpar directamente a ningún grupo, que el ataque fue ‘deliberado' y que por eso reactivó los bombardeos. La actual coyuntura revela la fragilidad de los diálogos de paz. Tan solo una semana antes el presidente Santos había dicho en la Cumbre en Panamá, ‘Nunca antes hemos estado tan cerca de la paz'. Ahora la realidad es otra, pues este ataque ha hecho retroceder las negociaciones, ha reactivado los bombardeos y ha alejado la tregua bilateral que, sin ella, es imposible avanzar en las negociaciones. La responsabilidad del ataque en Cauca se ha atribuido a una columna móvil de las FARC que opera en esa zona llamada ‘Juvenal'. Las columnas suelen estar formadas cada una por unos 70 guerrilleros. Responden a jerarquías internas que llevan décadas dirigiéndolas. ¿Poseen intereses paralelos las columnas guerrilleras en ciertas zonas? Por otro lado, ¿está el gobierno de Santos interesado en visibilizar estas redes intestinas que se extienden desde Colombia hasta el centro neurálgico de la demanda mundial de la droga, es decir, Estados Unidos? Si ambas partes tienen la intención -no manifiesta oficialmente- de admitir que la fuerza operativa del narcotráfico internacional sigue operando en las sombras del conflicto entre el Estado colombiano y las FARC, es posible que no se lleguen a conocer las razones de este reciente ataque.